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Una vez listas, salimos del apartamento, ubicado en el edificio Rose, por la Charles Street. Es un lugar muy acogedor, no es de lujo, pero estamos felices allí.
Paramos en la acera. Mientras Ale llama a un taxi, yo reviso mi movil, ya que mi madre ha quedado en llamarme.
-Amy, suelta ese teléfono ahora, en que quedamos?- Subimos al auto.
-Lo sé Ale, lo siento, pero he esperado la llamada de mamá desde hace una hora.
-La señora Patricia debe estar ocupada, no te preocupes y disfruta Amy- dice mientras observa el pasar de los autos fuera del vidrio del taxi, sonando al fondo Safe and sound de Capital Cities.
Guardo el movil cuando llegamos al Space, un lujoso restaurante ubicado en el corazón de Boston. Hace días que Ale quería venir aquí, según ella a "cenar", según yo a "coquetear".
A la entrada, nos recibe un elegante mesero, que nos abre la puerta y nos dirige a una mesa, al lado de un ventanal. El lugar tiene un toque clásico, con estantes de madera, fotografías antiguas, paredes color hueso y café, adornadas con candelabros.
Una vez en la mesa, saco mi movil. Me doy cuenta de que tengo tres llamadas perdidas.

-Maldita sea, tres llamadas perdidas de mi madre, te lo dije- le digo a Ale muy molesta.
-Solo llámala, no es para tanto Amy- dice con tono despreocupado. Me paro de la silla y salgo afuera del restaurante, busco el número de mi madre en el móvil, cuando alguien tropieza conmigo, hace que pierda el equilibrio y caigo desparramada al suelo.

-Joder, estás bien?- me dice una voz gruesa, segura.
-Si, lo estoy- le digo molesta. Alzo la vista. Dos ojos totalmente azules me miran asombrados, pícaros, juguetones. Tiene el cabello negro, la piel blanca, pómulos rosados, su cuerpo esta muy bien esculpido, lo se porque lleva una americana blanca que lo marca. Tiene una cazadora café y unos jeans negros ajustados.
-Estas segura? -dice preocupado.
-Emm si si, estoy bien- No puedo creer que estoy tartamudeando!. El extiende su mano para ayudarme a parar, extiendo la mía y la tomo. Por un momento, siento una corriente eléctrica que pasa por todo mi cuerpo al contacto con el. -No se preocupe por mi, señor- Me paro enseguida.
-Bien, por cierto, mucho gusto, me llamo Christopher Brown. Discúlpeme de nuevo.
-Soy Amy James, el gusto es mío señor Brown, tranquilo.
Me despido y entro al restaurante de nuevo, olvido por completo la llamada de mi madre. Me siento y Ale se queda viéndome, sorprendida.
-Que cojones fue eso Amy?- No puede evitar el tono chillón.
-Nada, sólo un tipo chocó contra mi, es todo.
-Claro, por eso estas roja como un tomate, cierto?- ríe, mientras el mesero nos trae la cena.
Luego de cenar, nos vamos a un bar al otro lado de la calle, Ale esta bailando como loca, mientras voy a la barra a buscar unos tragos. Pido dos cosmopolitan.
-Señorita James, que casualidad- Dice una voz detrás mío. Me volteo y ahí esta el cabrón sexy que me hizo caer.
-Señor Brown, un placer volver a verlo- Cuando digo estas palabras, Ale aparece a su lado.
-Oye Amy, ven a bai... -Ale se detuvo justo a la mitad de la palabra, estupefacta al ver al hombre que tenía al lado. Posó su mirada en sus ojos, e iba bajando lentamente hasta llegar a su torso; abrió la boca. -Amy, no me has presentado a tu amigo, que grosera- dijo mientras le sonreía a Christopher.
-Señor Brown, esta es mi mejor amiga y compañera de piso, Ale Auster. Ale, el es Christopher Brown.
El extendió su mano educadamente.
-Un gusto señorita Auster, me pueden decir Chris.
-Y bien Amy, a bailar!- Acto seguido nos tomó a Chris y a mi de la mano, y nos arrastró a la pista de baile. Ale se apoderó de un chico Rubio que bailaba sólo, y yo sólo miraba muy apenada a Chris, el cual me tomó de la cintura.

-Quieres bailar Amy?-preguntó decidido.
-Claro Chris- puse una mano en su hombro y la otra en la suya, entrecruzamos los dedos mientras nuestras miradas se cruzan. Hace tanto tiempo que no bailaba, o mejor dicho, que no salía con un hombre, o bueno, esto no es una salida, porque el prácticamente ya estaba aquí.
-Señorita James, quiero un poco de lo que ha tomado- dice sonriéndome.
Joder, me he quedado embobada viéndolo, y se ha dado cuenta, que vergüenza. Me ruborizo y bajo la mirada. Me acerco a su oído.
-Señor Brown, estoy algo cansada, he tomado unos tragos de más y me gustaría volver a casa.
-Claro señorita James, con gusto la llevaré-dice a gritos mientras pasamos la multitud de gente. Creo que Ale se quedará un rato más con su rubio cabello perfecto.
Salimos del bar, y Chris me dirige hacia un lamborguini estacionado al frente. Me detengo en seco.
-Que pasa Amy?
-Ese auto es tuyo?- no reconozco mi propia voz. Como cojones puede tener ese auto, es demasiado costoso.
-Si señorita James, lo es.
Seguimos el rumbo hasta llegar a la puerta del coche, el la abre y entro en el interior, pensando en que carajos me estoy metiendo, esperando el futuro que tendré.

Lo mío es tuyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora