¿tengo opción?

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antes que nada, agradezco a esas personitas  que un después de meses del ultima  seguían pidiéndome actualización, ustedes fueron los que me motivaron a escribir, muchas gracias en verdad. 

eso y también doy créditos a mi amada pareja quien al tener mi cuenta en su celular, me jalaba las orejas   para que actualizara cada vez que le llegaba una mensaje pidiéndome lo mismo, créditos especiales, a su persona. 

bueno, sin mas espero este nuevo cap les guste y en serio gracias por esperar actualización, son los mejores.



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El sol había salido ya, sus ojos se abrían lentamente, solo para mirar frente suyo, una caja de chocolates, con una nota y un pequeño collar plateado del cual colgaban 2 hermosas y grandes alas de ángel.

Tomo el collar colocándolo en su cuello, comiendo después un chocolate, sintiéndose sumamente alegre y un poco avergonzado al no saber qué decía aquella nota.

-Alexiel olvido que no se leer.

se dijo a sí mismo en un tono lleno de inocencia, mirando aquella nota con una mueca, levantándose con aquel conejo de felpa en la mano como con aquella nota, todo para buscar a quien pensaba era quien había dejado esas cosas para él, más grande fue su sorpresa al no encontrarlo por ningún lado, siendo el sonido de la puerta lo que le hizo regresar a esta, viendo como Alexiel miraba sorprendido la almohada que estaba en el piso y la sonrisa de Ángelo que tiernamente se acercaba a su lado.

-gracias por el regalo, el collar es hermoso y lo de la caja sabía muy rico... pero olvidaste que no se leer.

No recibió respuesta de inmediato, pues Alexiel no podía dejar de ver de pies a cabeza a Ángelo, sintiéndose agradecido por que estuviera bien.

-pero ¿qué dice la nota?

Continuo el menor sin borrar un solo segundo su sonrisa, dándosela, viendo como Alexiel la tomaba entre sus manos, mirando de reojo el collar que colgaba de su cuello, comenzando a leer.

-las alas representan la pureza de lo sagrado, pureza que pude ver reflejada en tus ojos mi pequeño Ángelo, eres un ángel en todo su esplendor; me encantaría ser yo quien te ayude a volar en este oscuro infierno, para así junto a tu lado conocer aquella luz hermosa que tu alma irradia por tu pureza.

Las mejillas de Ángelo se volvieron color carmín, sintiéndose un poco calientes, bajando la mirada apenado, sin notar el dolor que los ojos del mayor reflejaban.

-son... son muy lindas tu palabras, gracias...

Fue lo único que respondió, intentando disimular su sonrisa como aquella sensación extraña en su pecho.

-ven vayamos a desayunar, te he traído algo que creo que te encantará.

Le dijo Alexiel, caminando a su lado, sus ojos lucían cansados, no había descansado un solo segundo aquella noche, más allá de aquellos pacientes que tuvo que atender en el burdel, su mente no deja de pensar en todas las atrocidades que su jefe podría hacer con Ángelo, como tampoco podía dejar de pensar en aquel niño que tuvo que hacer dormir una noche anterior, o en la orden de enamorar a Ángelo para hacer más fácil su destrucción.

-mientras más rápido termine con este trabajo, será mejor, Ángelo y yo, lo enamore y lo entregaré, el niño no tiene nada que ver conmigo.

Susurro para sí mismo, mientras veía sentado en la mesa a su invitado, quien como si de un niño de 6 años se tratara, jugaba discretamente con aquel conejo, aquel conejo que reconoció como suyo, como un regalo que su padre le había dado de niño y que ahora hacía feliz a alguien más.

UN MILLÓN DE HOMBRES. [YAOI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora