SEXO

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—Arriba, ahora — le dije.

A veces creo que soy tan estúpido, no, no lo soy, es el efecto Derek, él hace que mi cerebro se apague, haga y diga cosas que en realidad... no estoy seguro.

Sentir los fuertes brazos de Derek en mi cintura y su boca marcando mi cuello, me hacen pensar en nada, veo blanco.

La barba de días de Hale raspa la piel sensible de mi cuello, sus dientes muerden la suave carne, mi voz sale entre jadeos y gemidos, apenas me doy cuenta que nuestras ropas se esparcen por la escalera, siento de gelatina las piernas, no creo que me sostengan mucho tiempo.

— Aférrate— me dice Derek ebrio de pasión— enreda tus piernas en mis caderas— lo hice, me aferré a él, mis brazos se cruzaron detrás de su fuerte cuello y mis piernas se apretaron entorno a él, podía sentir nuestras pollas rozándose— me vuelves loco, Stiles, eres como veneno, una vez te lo dije, te dije que eras como la comezón, voy a rascarme para sacarte de mí sistema, y...— lo besé.

— Cállate, no hagas que me arrepienta— le dije, abrí a tientas la puerta de mi habitación y Derek la cerró con una punta pie.

Derek nos estampó contra la pared, mi espalda contra el hormigón y mi pecho contra el pecho velludo de mi amante. Derek molía nuestras erecciones, mientras yo arqueaba mi espalda ofreciendo mi cuello a él, sus besos y mordiscos robándome suspiros y gemidos, luego besó mi boca como toque de mariposa para luego mordisquear mis labios con premura, su lengua serpenteó dentro de mi boca, luchando contra mi lengua, el beso que siguió era duro lleno de promesas eróticas, abandonó mi boca para besar mi rostro, y succionar mi lóbulo, mis uñas marcaron los hombros bronceados de Derek, con movimientos felinos, dejo mis pies en el suelo, se separó de mi un instante y todo el calor que me proporcionaba hizo mella cuando un frío se instaló en mí.

Derek me sonrió y se dejó caer de rodillas, me quitó el cinturón y bajó mis pantalones de vestir, con su dedo medio y pulgar, dio suaves golpecitos a mi pene, con su diestra tomó mis bolas y las estrujó.

— Mmm— gemí— Derek... yo...

— ¿Qué quieres Stiles?

— Mmm— volví a gemir cuando sus manos en mis bolas fueron sustituidas por su boca, un suave "pop" hizo eco en mi habitación.

— Si no me dices que quieres, no sabré que darte— me dijo mordiendo la cara interna de mi muslo, su incipiente barba enrojeciendo la piel de mis muslos.

— Chúpame— le dije y él lo hizo, me tragó entero, su respiración haciendo cosquillas en mi ingle y mis vellos púbicos, ¡Jodido cielo! Sentía que me vendría en cualquier momento, apreté mis dientes tratando de contener mis quejidos, mis manos dejaron los hombros de Derek y se aferraron a su negro cabello, me tensé cuando el familiar cosquilleo en mi espina dorsal se empezó a construir, me vine y Derek se tragó mi corrida, me sonrió y mostró esos dientes de conejo, líquido seminal escapaban de sus comisuras, grité cuando sentí un digito en mi entrada— oh— abrí mi boca de sorpresa.

— No creas que he terminado contigo, pequeño calienta pollas— me sentí ofendido ante aquel término, pero ¡oh, cielos! Derek me llevó a rastras a la cama, mi peso rebotó en el viejo colchón.

Derek se deshizo de sus jeans, mi boca se hizo agua cuando contemple por entero aquel tonificado cuerpo, perfecto y sin grasa. Luego fue a uno de mis cajones y sacó cuatro corbatas.

No, no lo haría ¿o sí?

Sí, lo hizo.

Me ató las manos sobre mi cabeza y me restringió atándolas al cabezal de la cama, hizo lo mismo con mis tobillos, quede expuesto a él, subió sobre mi cuerpo y se sentó sobre mi pecho y me abofeteó.

— Chupa— me ordeno.

Su grueso, largo y venoso pene tentó mi boca, y con otra abofeteada me hizo tragarlo, hasta el fondo, hasta que mi nariz tocó el nacimiento de sus vellos púbicos, me folló la boca, sus quejidos guturales y sus embistes se aceleraron y estuve a punto de ahogarme en ese charco de semen. Se bajó de encima de mí y se arrodillo en medio de mis piernas abiertas, y empezó a lamerme los dedos de los pies, mi empeine, mi planta, mis tobillos, mis pantorrillas y mordisqueó mis muslos, arqueé mi espalda presa de la excitación. Me tomó de las nalgas y enterró su cara en la unión de mi perineo y mi ano, justo bajo mis testículos y lamió con gula, dilatando mi entrada con su lengua, follándome con ese pequeño musculo, luego en alguna parte de mi bruma escuche algo ser destapado, sentí frío, su cálida y húmeda lengua fue suplantada por sus dedos, que entraban y salían tentando, hasta que tocó esa glándula maravillosa de placer anal, Derek frotó mi próstata, siseé y mi cabeza se arqueo, mis brazos se estaban empezando a entumecer.

— Desátame— pedí, pero se me fue negado— por favor— otra vez fui privado— quiero tocarte

— No, Stiles, hoy te vendrás por el placer de tu culo.

Entonces tomó mis tobillos y me giró de modo que quede sobre mi estómago.

Derek acomodó almohadas debajo y me hizo flexionar los brazos y escondí mi cara entre ellos, alzo mi trasero, exponiéndolo ante él. Por el rabillo de mis ojos vi como deslizaba el condón sobre su miembro erguido gloriosamente.

— La próxima vez de follare de cara, será más fácil en esta posición— me susurro al oído y beso todo el camino de mi columna hasta mi coxis, enterró su cara en mis nalgas después de separarlas y me comió.

Mi pene rozaba la almohada, la rica fricción me hizo gritar y manche de semen la blanca tela. Abrí mi boca en gran manera cuando el glande de Derek atravesó mi anillo de músculos, se detuvo unos segundos y luego me embistió suavemente, tocando su pelvis con mi trasero.

— Tan...jodidamente...apretado— gimió en mi oído.

— Mue...ve...te— rogué mordiendo la almohada.

Las estocadas fueron lentas al principio mientras nos acostumbrábamos, luego se volvieron erráticas y descontroladas, el cabezal golpeando la pared de mi cuarto y la cama chirreando, podríamos haber roto el piso y no darnos cuenta. Le regué que fuera más rápido y profundo, casi podía sentirlo en mis entrañas, como un stomach bulge, mis rodillas cedieron a mi peso y al peso extra de Derek y caí laxo, pero Derek aún no se venía, nos colocó de lado y me siguió follando, sentí cuando se tensó y gritó su liberación, chorros tras chorro de esperma llenaron el látex, y en su último empuje me mordió el hombro acallando su gozo y yo experimente mi primer orgasmo seco.

***

Stiles abrió los ojos y se encontró solo a la mañana siguiente, sus muñecas y tobillos dolían y estaban rojos, su nívea piel rojiza e irritada por el contacto con la barba de Derek.

Sonrió.

Preguntándose ¿Cuándo sería la próxima vez?

SCHOOL DAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora