impredecible . markhyuck / haemark

0

—Se tiñó el cabello de nuevo, el morado le queda perfecto, ¿habías visto a alguien a quien le quede bien ese color? Es...

—¿Dejarías de hablar de él si te pago?

Mark miró a su hermano con el ceño fruncido y le sacó la lengua, pero una sonrisa atravesó su rostro instantes después.

—Podrías intentarlo—Johnny se veía claramente tentado, se llevó la mano a la barbilla con delicadeza y miró a Mark.

—No arriesgaría una inversión ante una causa perdida. Mejor baja del auto de una vez e intenta concentrarte en clases, para variar.

Mark soltó un largo suspiro y abrió la puerta del auto con desgano. Era su penúltimo año de carrera, pero probablemente esto se alargaría gracias a cierta distracción—ahora morada—que rondaba por los pasillos del colegio, iluminando todo a su alrededor con su sonrisa y esa actitud tan segura de sí.

Jamás olvidaría su primera—y única—"conversación".

.-.-.-.

—Disculpa, ¿sabes dónde está el comedor?

Y eso bastó, cuando la melodiosa voz salió de los labios del chico Mark supo que algo había hecho con él.

—...

—...

—... ¿comedor?

Y él se rio, una delicada caricia que llegó a sus oídos y que jamás podría olvidar.

—Lo siento, creo que estás más perdido que yo.

—¿Qué? No, de hecho...

—¡Donghyuck-ah! ¿Dónde estabas?, te dijimos que te esperaríamos en el comedor.

Un sonriente chico se acercaba a ellos mientras agitaba su mano.

—¿¡Y cómo quieres que sepa dónde es si nunca me dieron un tour, genios!?—se dirigió a Mark—. Bueno, ya no te molesto. Nos vemos—hizo una pequeña reverencia y se fue casi corriendo detrás del chico que le había llamado—¡Jaemin, espérame o volveré a perderme, maldita sea!

Y Mark seguía parado ahí, como un idiota, sólo pudo ver cómo el chico se alejaba y maldecía.

—¿D...Donghyuck?

.-.-.-.

No sabía cómo terminar con la maldición que ese chico le había puesto encima, pero tampoco tenía la intención de averiguarlo, era feliz así y no había nada que pudiese arruinarlo.

.-.-.-.

—Mark, si sigues con esa actitud reprobarás este curso.

Bueno... la felicidad tiene sus altibajos, ¿no?