#8: Something that you never had

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Tener vínculos era completamente normal para los naturales, no obstante cuando dichos vínculos eran animales grandes o peligrosos tendía a impresionar... Y cuando eran ambas cosas, todos los ojos se clavaban en ellos, algunos con asombro, otros con admiración y otros con temor, nunca fallaba.

- Que no, te lo he dicho mil veces, no puedo cargarte yo sola, pesas demasiado.

Otro bufido a modo de protesta.

- Te juro que eres peor que un niño, ni siquiera pudiendo hablarte con el vínculo me haces caso, mi voz es la única que oyes y aun así me ignoras.

Lanzó un ataque, y a punto estuvo de morderme de no ser porque lo esquivé justo a tiempo.

- ¡Mehen, joder! 

- ¿Alguien se levantó con la escama izquierda hoy?

Todos dimos un paso atrás, aunque Mehen, al estar con la mitad del cuerpo enroscado en el torso de Maahes y la otra mitad en el de Sejmet, se encogió listo para saltar a morder de nuevo. Yo automáticamente flexioné las rodillas, me aseguré de que mis animales quedasen a mi espalda y mantuve la pose defensiva hasta que el dueño de aquella voz tan resonante se dejó ver, saliendo de detrás de uno de los cientos de árboles que escondían aquel gigantesco claro en medio del bosque. 

A su lado, y provocando una gran congoja en nosotros cinco, iban un monstruoso Kodiak y un dragón de Komodo como quien se lleva a los perros al parque, y por dentro me reí al recordar que me había presentado allí rezando para que mis vínculos no impactasen al que sería mi entrenador natural.

La única impactada era yo, al parecer.

- Tiene muy mal genio- justifiqué la actitud de mi pitón de seis metros y medio, carraspeando al notar que mi voz temblaba ante la vista de los recién llegados. El alfa en cuestión tenía ojos castaños grandes, era calvo y, a pesar de no ser exageradamente alto, la anchura de su espalda sin duda lo compensaba de sobra-. No le gusta mucho salir del recinto, es una larga historia. 

- A Koral tampoco debería sacarla a menudo por eso de su saliva letal, ya sabes- se hundió de hombros, mirando al dragón de Komodo que ahora sabía era hembra-. Buenos vínculos, jovencita, y se nota que llevan tiempo a tu lado.

- Gracias, lo mismo puedo decir- sonreí un poco, relajando la postura defensiva-. Me llamo Esme Foster, señor Wood, muchas gracias por...

- Silas, por favor, y debería ser yo quien te dé las gracias a ti por permitirme echar una mano a una híbrida, es la primera vez que trato con alguien que pertenece a dos razas.

- Me alegra que el gusto sea mutuo pues, me han hablado muy bien de sus entrenamientos y de lo fuertes que se han vuelto sus aprendices.

- Yo no los hice fuertes, solo les demostré que lo eran antes de llamarme.

En cuanto se detuvo frente a nosotros, no pude quitar la mirada del oso. Era enorme, casi de su altura y eso que no estaba a dos patas, y su cabeza tenía un tamaño tan colosal que de un solo golpe sería capaz de destrozar un árbol. Yo tenía una hembra de grizzly en la casa, en breve volvería a la organización para su regreso a la normalidad, pero los Kodiak eran mucho más grandes en todos los sentidos así que no me sentía demasiado segura, por más especializada en depredadores que fuera siempre existía ese miedo inicial al estar ante semejantes criaturas.

- Tranquila, Kimbra no es más peligrosa que tus tres felinos, es más probable que te aplaste jugando a que te lastime a conciencia. 

- Eso es algo que no entendí cuando hablamos por teléfono, señor Wo... Silas- corregí-. Ya le expliqué que quiero mejorar con el fuego y la tierra, ¿por qué me hizo traer a mis vínculos?

Hasta que aprendas a quererte (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora