Un Cabo Suelto

Causas

El día que me acorralaron
–En interrogación–
+ ¿Entonces quiere decir que inicio todo esto por qué vio la oportunidad de asesinar a los que robaron? –Confundida en la historia–
- Si, así es –Con voz muy seguro de si mismo–
+ ¿Y dónde está la que escapó con usted? –Forzandolo a hablar con una pistola sin balas–
- No lo se... –Aun seguro de si mismo–
+ ¿Aún sigue viva?
-... –Se queda en silencio–
+ Recuerdo que tuvieron que cerrar una casa donde había 6 cuerpos, entonces fue usted quien los mato y a quemarropa...
- Si... ¿Las primeras veces nunca se olvidan verdad?
+ ¿Darás más información?
- ¿Le parece poca la información que le doy? –Con una voz aparentemente convencida–
+ Bien, haremos esto a tu manera
- ...
+ Si apoyas, conseguiré una disminución de su condena
- Por favor detective –Rie sarcasticamente–
+ ¿Que? ¿No lo quiere? –Guardando la pistola–
- Yo ya estoy más que jodido y sin nada que perder
+ ¿Por qué lo dice?
- Aunque sea el criminal buscado a límites, conozco las leyes y órdenes de condena por cada delito que he cometido –Pone a pensar a la detective–
+ ¿Cuántos años cree tener?
- Perdí la cuenta pero para empezar ya me están culpando de Robo con violencia, homicidios y feminicidios, entre más, mínimo unos 200 años –Con una sonrisa sarcástica–
+ Se ve que es muy tranquilo
- Las experiencias vuelven a alguien frío
+ ¿A qué se refiere?
- A que antes me asustaba mucho matar, más las primeras veces, tenía esa invasión de locura dentro de mi, adrenalina y miedo al matar, pero ahora ya es como trabajo para mí –Tratando de distraerla–
+ ¿Tiene causas?
- Las causas pueden ser varias, desde simple hecho de matar, venganza, por qué se lo merecía o simplemente por qué la policía no puede dar mejor condena a los asesinos, violadores y asaltantes más que prisión ¿Cierto? –Con voz relajada–
+ Pronto veremos eso... ¿Dígame cuál es su causa entonces...? –Preguntandole amenzantemente–