Notita °6

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Esta vez, a Guillermo no le había gustado nada lo que decía la cartita. Para gente celosa ya tenía a su novio y era muy difícil de controlar.  Aparte, ¿Qué se creía? Literalmente no tenía la valentía de venir a hablarle y encima se cree con el derecho de reclamar algo. Algo que no es suyo ni nunca lo será, porque no hay nada que Guillermo odie más que la apropiación constante que se hacen entre parejas.
Nadie es de nadie. El amor no es así y nunca se tuvo que haber normalizado eso. Lo tenía muy claro y no se iba a dejar llevar tan fácil, menos por alguien que no conocía y ni siquiera había visto o hablado con él una sola vez.

Hizo un bollo con el papel y lo guardó dentro de su bolsillo sin preocuparse por si se caía o no. Dejó cosas en su casillero y cerró la pequeña puerta con fuerza, dejando notar su furia. Caminó rápidamente hasta donde se encontraba su novio. Bajo la atenta mirada de un extraño.

—¿Puedes creerlo?— Dijo mientras se sentaba al lado de Carlos, moviendo una pierna con velocidad por los nervios.—Ni siquiera me conoce y ya viene haciendo reclamos— Sacó el papel de su bolsillo y lo dejó con desprecio encima de la mesa  para que el otro lo agarre.
Carlos lo leyó atentamente y luego de unos segundos su cara se tornó roja, su seño se había fruncido y apretaba con fuerza los dientes contra su labio inferior. Había hervido de celos. ¿Celos de los celos? Ni él lo sabía, pero estaba que no podía consigo mismo. Pensamientos nada buenos iban y venían en la mente del más alto, pero no decía ni una sola palabra. Leía y releía el papel, como tratando de encontrar alguna pista que le dijera quién cojones era ese tío.

Guillermo lo notó y se arrepintió rápidamente de haberle dado esa notita. Se había dejado llevar por el enojo y no pensó claramente en las consecuencias que podría traer con su pareja. Era un poco pesado que tuviera que pensar todo muy bien antes de poder decirle algo, pero si quería ahorrarse una pelea, tenía que hacerlo. 

El más alto dejó el papel en la mesa y empezó a comer su almuerzo rápidamente.

—¿Amor?— Preguntó Guillermo tanteando el terreno después de unos largos segundos en silencio.

—Sabes, yo quiero cambiar, pero este hombre no me lo hace nada fácil— Agarró su comida, su botella de agua y se fue caminando. Guillermo bufó, hoy no era un buen día y todavía le quedaban dos clases.

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Dentro de poco se viene una pequeña maratón👀

Una Notita A La Vez - WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora