Capítulo 9: Preparación definitiva
El amanecer llegó con el canto de los gallos.
Me levanté de la cama a las ocho de la mañana, posteriormente, caminé hacia la cocina para tomar un desayuno ligero, huevos estrellados con jamón seco, una comida que había estado probando desde mi retiro de la guerra. El castillo lucía tranquilo, nadie podría suponer que en unas horas, un duelo a muerte se llevaría a cabo.
Para bajar la comida decidí dar una última vuelta al jardín del castillo, en esta ocasión nadie me saludó, los trabajadores continuaron sus labores sin voltearme a ver, seguramente pensaron que necesitaba tiempo a solas. Y no se equivocaban, hasta ahora, había evitado pensar en el desafío lo más que pude, pero ahora, a tan poco tiempo del combate, no pude evitar sentirme algo nervioso.
No por el miedo a morir.
Sino todo lo contrario, a pesar de mi edad y apariencia, seguía siendo un caballero y como tal, no podía evitar emocionarme a la hora de un combate honorable.
Mi estómago empezó a sentir la adrenalina del encuentro y mi cabeza ya pensaba en miles de estrategias para combatir. No conocía a mi oponente, pero ellos sí me conocían a mí, pues yo mismo me ofrecí como campeón para solucionar esta disputa.
El paseo terminó al filo de las once de la mañana, luego, caminé hacia la armería para alistar mi equipamiento. El combate se llevará a cabo en la arena de juicios perteneciente al Castillo Marea, decidimos hacerlo aquí en el transcurso del mes, pues la familia rival consideró prudente que no me moviera mucho para no llegar cansado al duelo.
Al menos no podía culparlos de tramposos o malvados, esto era una simple medida política entre señores y reyes, en realidad, no había enemistad entre nuestras familias, a pesar de los insultos y discusiones que hubo para llegar a esto. Así era la vida política de los nobles y probablemente, no cambiará en los siglos venideros.
—Ya es hora de empezar. —Una vez dentro de la armería empecé a colocarme un gambesón rojo recién bordado, debido a lo apresurado del encuentro, no hubo tiempo de colocar la heráldica de mi familia. De todos modos, me pondré la armadura encima.
Luego del gambesón pasé a ponerme unas pequeñas calzas amarillas sobre mis piernas, eran de lana cómoda y reconfortante, ideales para mantener el futuro acero cerca de mi piel desnuda. En ese instante, un pequeño escudero entró a la armería con el resto de mi equipo, el pequeño debía tener cerca de catorce años, su mirada nerviosa y piel morena me recordaron bastante a los reinos sureños, lugares donde ese tipo de piel era común.
—He venido para ayudarlo con la armadura, señor.
—Gracias, pequeño, ¿cómo te llamas? —cuestioné.
—Antonio —contestó el morenito, a juzgar por su tímidez, seguro era la primera vez que se dirigía a un miembro de la alta nobleza.
—Oh, Antonio, ¿a qué familia perteneces?
—La familia López, señor, mi padre fue nombrado caballero cuando se distinguió en una escaramuza contra unos asaltantes de caminos. Salvó a la hija de un noble y por ende, el padre de la chica lo nombró caballero.
—Ya veo, Antonio, entonces tu linaje apenas está empezando, te espera un camino duro pero no desesperes, la vida recompensa a los que se esfuerzan. La sangre no lo es todo, sino el hombre que la porta.
—Muchas gracias por sus palabras, señor, las atesoraré siempre. —Al menos este pequeño era educado, amable y por lo poco que pude ver en su semblante, también fue criado con amor.
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El Mes del Caballero
FantasyLos últimos años deberían ser tranquilos, un periodo de descanso luego de toda una vida llena de aventuras. O al menos, así debió haber sido para Sir Fred, antiguo señor del Castillo Marea. Sin embargo, las cosas no siempre salen como uno desea. L...