Capítulo 18

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Soo Na

Habían pasado exactamente once días, por ende me quedaban tres para emprender una nueva vida en América.

De pronto la mañana del jueves, Baekhyun llegó corriendo a mi casa, muy emocionado por cierto, diciéndome que la noche anterior había firmado un contrato para una sesión fotográfica, en la cual me iba a pagar un cuarto de millón de dólares para ser imagen.

¡Era una locura!

Baek aceptó sin dudarlo, ya que sería mi último trabajo en Corea antes de irnos y la cantidad de dinero ofrecida lo hizo delirar.

Esa tarde cancelé la visita que Seungri me hacía diariamente y le expliqué la razón. Él no tuvo problema alguno con eso y prometió que vendría el domingo temprano a despedirse.

Llegó la tarde de aquel jueves y una camioneta negra de lunas polarizadas vino a recogernos a Baekhyun y a mí. La abordamos sin problema alguno y luego de casi una hora de viaje, aparcamos frente a una mansión ubicada a las afueras de Seúl.

Mi mánager tomó su celular e hizo una llamada.

-Creí que la sesión sería en un estudio, no en una casa-comenzó diciendo- Oh... Ya veo, entiendo. No hay problema. Ya estamos por entrar. Nos vemos-colgó y levantó los hombros- Dicen que tienen todo lo necesario aquí. Desde un camerino para que te cambies, hasta una sala especialmente para fotos. Qué más da-añadió abriendo su puerta.

El chofer de la camioneta me ayudó a bajar y agradecí.

Caminé en silencio al lado de Baekhyun mientras iba concentrada en mi celular. A lo lejos divisé un grupo de personas que estaban afuera de las rejas de aquella gran mansión y parecía que gritaban, no oí casi nada porque estaba con audífonos pero sí noté que en su mayoría eran mujeres.

De pronto vi un lujoso auto negro ingresar a la residencia y estacionarse lejos de nosotros.

¿Será el dueño?

Seguí caminando e ingresamos a la mansión. Un grupo de cuatro chicas se me acercaron, presentándose como mis estilistas y maquilladoras.

Me condujeron hacia un camerino y Baekhyun se fue a hablar con los trabajadores del lugar.
Miré alrededor y todo era hermoso. Estaba lleno de un sinfín de arte como bustos y pinturas.

Ingresé al camerino y las chicas comenzaron con lo suyo. Yo me distraje mirando un dorama en mi celular y escuchando ligeramente lo que hablaban en inglés. Al parecer creyeron que no podía entenderlas, pero se equivocaron, entendí todo.

Comentaban sobre lo sorprendidas que estaban por la gran cantidad de dinero que el jefe había ofrecido por mi sesión e insistían que nunca había pagado más de 50 mil dólares.

Seguí enfocada en mi novela, cuando de pronto, un aviso por parte del fotógrafo hizo que las estilistas terminaran de alistarme antes de lo planeado. Me tomé un par de fotos frente al espejo antes de salir por pura vanidad y enseguida caminé hacia la sala de fotografía.

Saludé con una reverencia a todas las personas que habían y al llegar hasta aquel ambiente, noté que estaba lleno de margaritas, no exagero, estaba repleto de aquellas flores.

La decoración era muy bonita, pero se me hizo algo extraño que hubieran tantas.

Por un instante estiré mis brazos hacia adelante y noté la pulsera que me dio Ji Yong. Una sensación extraña se embargó en mi pecho.

Si mal no recuerdo, Ji dijo que esta era la primera pulsera que hizo bajo su marca... Y ésta también tiene margaritas por todos lados.

Oh no... A menos que...

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