Señales

1 0 0
                                    

Cuando entré al nivel medio superior, al entrar al salón lo primero que vi fue a una niña con el pelo castaño ondulado, unos labios brillantes y unos ojos grandes. De inmediato la reconocí.

-Hola- dije apenas estuve a su lado -¿Está ocupado?- dije señalando el asiento a su lado.

-Hola- dijo con una sonrisa -No, siéntate-

Cuando terminaron las clases, también reconocí a un hombre que nos miraba a lo lejos. Había cambiado mucho su aspecto pero no se veía mejor que el Leonardo anterior, era alto, delgado, rapado.

-Eloísa, ¿ese que viene para acá no Leonardo?- dije un poco indeciso.

Cuando ella volteó, me pareció que sus ojos se hicieron un poco más grandes, la saludó y poco después de que ella nos presentara, él sólo se centró en ella. Realmente no había cambiado.

Poco a poco Eloísa y yo nos volvimos tan cercanos que comenzamos a hablar del pasado.
Desde ese día, nuestra amistad nació.

Eloísa era un niña que se moría por conquistar el mundo, tenía una personalidad con muchos contrastes, no le daba miedo hablar de nada y a la vez era muy tímida para hablar con otros; era una de las primeras en decir las cosas como eran pero darse cuenta lo que pasaba en su propia vida le costaba asimilarlo.

Pasaron los meses hasta que un día, ya no pudo soportar el secreto que yacía en ella -Sabes, no me siento orgullosa pero Leonardo tiene novia y yo... bueno, yo lo quiero-

-No entiendo, ¿porqué te gusta?-

-Cuando estamos solos me abraza, me besa, me dice cosas bonitas-

No podía creer lo que me decía, me acerqué un poco más a ella para que nadie pudiera oír lo que estaba por preguntar -¿Eres su amante?-

-Bueno si lo dices así suena muy mal, pero en resumidas cuentas, sí, somos dos personas que se aman locamente-

-Eloísa, como amigo no puedo criticar tu forma de hacer las cosas, creo que sabes lo que estás haciendo y yo estaré aquí para ti cuando te des cuenta en cómo son las cosas de verdad- le dije siendo franco y un poco preocupado por cómo iría a tomar mis palabras.

-Yo entiendo lo que dices pero no quiero dejarlo, él me ha contado muchísimas cosas que lo lastiman, sabes, siento que me puede decir lo que sea- sabía que la tenía que ayudar urgentemente.

-¿Y tú, puedes confiar en él?-

-Sí- el tomo de su voz y la lentitud con la que lo decía me parecía muy extraño así que al paso del tiempo pude comenzar a preguntarle un poco más por su relación, yo siempre estaba a su lado así que no notaba ningún tipo de afecto hacia ella por lo que pensé que mentía pero el mentiroso tenía a varias en la mira y poco después lo descubrí.

Eloísa había aceptado ser su amante porque lo recordaba como aquel hombre que se comportaba como un "príncipe", la hacía sentir especial por contarle algunas miserias que había tenido en su vida, la engañaba diciéndole que estaba mal con su novia y que cuando intentaba terminar la relación ella lo chantajeaba, la hacía sucumbir al deseo del que ella en un primer momento no quería ser parte. Eloísa era sólo una más de sus hermosas muñecas en su colección.

Lo primero que noté es que nunca le mostraba cariño en público pero si le dedicaba miradas y sonrisas, Eloísa me había mostrado los escasos mensajes que le mandaba diciéndole que la amaba y el gran historial de llamadas que ambos se dedicaban hasta tarde.

Leonardo notó que me acercaba demasiado a Eloísa así que comenzó a saludarme como si nos conociéramos, mientras veía como se acercaba a todos los hombres, yo me acerqué a uno en particular, Damián.

Damián estaba en el mismo salón con que yo, comenzó a preguntarme por Eloísa, yo le respondía lo necesario pero hasta ese punto, ya sabía que era cercano a Leonardo, le hice saber que pretendía a Eloísa aunque eso estuviera lejos de mis planes.

Poco después de hablar con Damián muchas personas prestaban atención a lo que ella y yo hacíamos hasta que alguien nos preguntó si éramos pareja. -En eso estoy- le dije a la persona que había preguntado.

Al terminar las clases pude sentir una mirada a lo lejos, al voltear, me di cuenta que Leonardo y Damián estaban hablando. No tardaba mucho en confrontarme.

Un día mientras estaba en el casillero que compartía con Eloísa, él se acercó a mi para saludarme.

-¿Y cómo está Eloísa?-

-Mejor que nunca, deberías preguntárselo tú mismo-

-Oye, Eloísa y yo somos novios así que si intentas pasarte de listo, te las vas a ver conmigo- estaba alterado, apenas podía notarlo

-¿Ella te dijo que intento sobrepasarme con ella?- dije mientras buscaba y colocaba el candado.

-Quien me lo haya dicho no te importa, te lo estoy advirtiendo- eso era lo que quería escuchar, no era que Damián nos vigilara todo el tiempo, Leonardo le preguntaba a diferentes personas de nuestro salón por Eloísa.

Después de aquel acto, él comenzó a frecuentar nuestra clase para hablar con ella, no le importaba si estaba o no presente, dedicaba su atención a ella. Era obvio el porqué lo hacía, quería que me alejara de ella ante ver la amenaza de mi supuesta pretensión.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 18, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

EloisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora