❝Le hablo al espejo como si lo hubiera visto en algún lugar antes
Dijo que me conoce, ¿nos conocimos la noche anterior?
Alguien dijo que la vida tiene dos lados, ¿cuál es el tuyo?
Dejé que accidentalmente la oscuridad comiera la luz
Y eso es porque❞"Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas" suelen decir, sin embargo, ninguna situación, según muchos especialistas en el campo espiritual, era lo suficientemente desesperada como para recurrir a aquella solución, nada era lo suficientemente grave como para recurrir a él, a ese ser, a esa cosa.
Ninguna situación era, ni por asomo, tan angustiante para pedir la ayuda de El Rey de la Explosión Asesina. Apodado comúnmente por los creyentes y todo aquél que supiera de su existencia, pues su verdadero nombre de había perdido en el tiempo. Un demonio que representaba la avaricia, la envidia, pero sobretodo era conocido por ser iracundo y soberbio.
Por ende se recomendaba encarecidamente no tratar por ningún medio de comunicarse con aquella bestia. Porque no importaba lo que en vida este ser te pudiera dar, si te involucrabas con él comprometías tu alma a una eternidad de las peores torturas que iban más allá de lo que un simple mortal pudiera imaginar.
❝Recé, recé, Dios me envió derecho al buzón
Parece que, todo el día mi vanidad se vende
Llévatela, mi cabeza está en mi propio infierno❞
El círculo carmesí dibujado en el suelo representaba el punto de inicio, un punto sin retorno, no importaba cuando se lamentara y arrepintiera, ya era tarde, muy tarde.
Aquella criatura, con cabeza y alas de dragón, cuernos de cabra, garras de león y patas de pájaro, y dos serpientes como colas flotaba frente a él, con sus brazos extendidos a sus costados, sonriéndole de forma arrogante mirando a su nuevo esclavo esperando a escuchar sus deseos que estaba tan ansioso por conceder.
Por más horrible que fuera a la vista esmeralda del joven Midoriya, aquella bestia no solía comportarse como las médiums lo describían. No obstante, tenía en mente que los demonios eran maestros del engaño, aún si el carisma que demostraba tener y su generosidad a la hora de concederle deseos le hacían dudar de ello.
❝Cántame, pues no me ha ido bien
Me canso de mis propias palabras
Cántame porque no me puedo escuchar
A través del ruido de mis heridas❞
Una fatídica mañana el joven Midoriya ya no despertó más de su sueño, murió por la madrugada mientras dormía. Aquello fue un golpe muy duro para la mujer mayor que recientemente se había recuperado de una grave enfermedad, cayendo sobre ella toda la fortuna que su hijo logró amasar durante sus últimos años de vida.
En otro plano, el muchacho de cabellos verdes se mantenía expectante ante aquella escena de la mujer que lo trajo a la vida llorando por su partida. Su mirada se notaba apagada y con una amarga sonrisa pensaba; que todo aquello valió la pena, su madre tenía una buena vida asegurada hasta el fin de sus días, era una forma de agradecerle por cuidar de él ella sola y ser la mujer más bondadosa que jamás pudo conocer, aunque obligarla a ver a su hijo partir antes que ella era algo cruel en su mente quedaba que todo era por ella, era por su bien.
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Eres Mi Condena
Fanfiction"Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas" Se dijo a sí mismo en su tiempo. Sin embargo, ¿Qué tan desesperante tenía que ser su situación para recurrir a él? Ahora, con todo el tiempo que tenía se lo preguntaba a cada momento. Surgier...