Prólogo

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—Mirad a Deku, ni siquiera se mueve para defenderse. —Katsuki señalaba el pequeño cuerpo de un peliverde que tenía pequeños moretones en sus brazos.

El rubio dejó salir una gran explosión de su mano derecha para amenazarlo, Izuku empezó a llorar, y esto hacía que Katsuki y sus pequeños amigos se rieran aún más fuerte, el resto de niños solo miraban, para desearle suerte al pecoso o por simple curiosidad de ver que pasaba.

Izuku quería que pararan, pero que podía hacer, el no tenía ningún quirk, y si se llegaba a mover lo más mínimo corría el riesgo de que el pequeño rubio usara sus explosiones para quemarle, siempre se quedaba quieto hasta que se aburrían, —o más bien, hasta que se aburría Bakugo— y así él se libraba de heridas graves.

Y allí se quedó, aguantando los golpes y risas de sus compañeros de clase.

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—Izuku, —Llamaba Inko a su pequeño hijo, tenía grandes noticias que darle. —¡nos vamos a América!

Lejos de entristecerle, la noticia emocionó mucho a Izuku, quien sonreía ante la idea de descubrir un nuevo lugar y hacer nuevos amigos.

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Katsuki no entendía porqué tenía que presentarse a la despedida de ese niño inútil, él podría estar practicando con su quirk, o jugando algún videojuego.

Inko abrazaba a Mitsuki, aun sabiendo que tanto ella como su hijo volverían, no quitaba el hecho de que se iban durante mucho tiempo, tiempo que no vería a su mejor amiga.

—Te hechare mucho de menos Mitsuki.

—Nos podemos ir ya. —Pedía Katsuki, recibiendo un golpe en la cabeza por la falta de respeto que acababa de cometer, ya tendría Mitsuki una charla con él más tarde.

—Izuku, despidete de Katsuki. —Le dijo Inko a su pequeño hijo, que estaba abrazado a sus piernas con miedo, —aunque ella no lo supiera— para luego asomarse un poco.

—Adiós Kacchan. —Terminó por decir para volver a ocultarse tras su madre, Katsuki no le dedicó ni una palabra, por lo que se ganó otro golpe.

—Adiós Deku. —Dijo enfadado sobandose la cabeza por el golpe.

Después de esa despedida, los dos peliverdes se subieron a su coche para ir al aeropuerto.

Durante el resto de esos seis años que no se verían, Katsuki no se esperaría lo mucho que echaría de menos al pecoso, mientras que este se centraba en seguir su vida de la mejor forma posible.

¿Y ahora qué? (Hiatus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora