No tenía ni la más mínima motivación de levantarse de su cama, pues sabe que si se levanta va a hacer exactamente la misma rutina de todos los días, estar fuera de la cama a las 6AM para hacer un par de ejercicios y luego salir a correr,todo eso para después llegar a su casa a tiempo para ducharse, arreglarse para la escuela y preparar el desayuno, luego de eso iría en bici a clase donde estarían los dos idiotas que más que no son sus amigos, pasar el día rodeado de idiotas, chicos que le temían y chicas que suspiraban por él. El tiempo del día que estaba en la escuela era horrible, sin duda, lo peor de todo su día, a menos que llegara a casa y solo estuviera su madre, con la que siempre acababa a gritos, luego de eso iba a su cuarto, hacía su tarea, y entrenaba un poco con sus explosiones para prepararse cuando el examen de acceso de la UA estuviera disponible para él.
Y aún con todo eso, la única cosa en la que pensaba Katsuki durante todo el día, era en volver a tumbarse en su cama para dormir.
Era siempre igual, no tenía amigos que le escribieran o con los que salir, no tenía una novia que lo quisiera, se dio cuenta, a sus casi 15 años, que estaba solo, no tenía a nadie con quien poder quejarse del mundo, no tenía a alguien que lo escuchara, o más bien, soportara. Si se ponía a pensarlo más de cinco minutos veía que era culpa suya, por su horrible personalidad, su forma de actuar tan poco moral frente a los débiles, pero no era su culpa, según él solo los más poderosos eran merecedores de respeto, pero este pensamiento no lo compartía mucha gente.
Se estaba empezando a marear, y estaba tumbado, si llegar a estar de pie se tira al suelo de rodillas y no se volvería a levantar.
Al final, después de muchas quejas internas, se levantó, no iba a salir a correr, no estaba de humor.
Ordenó un poco su cuarto, no es que estuviera hecho un desastre, pero le ponía nervioso que hubiera algo que molestara por el suelo.
Hizo sus ejercicios de siempre, tratando de no hacer ruido, sus padres seguían durmiendo después de todo, seguía sin tener ganas de hacer nada, era como una bomba de tiempo, sabía que en cualquier momento sacaría todo lo que lleva dentro, y seguramente se lo gritaria con rabia a alguien, lo más probable que a alguno de sus padres.
Hacía flexiones, y no paraba de pensar, ¿cuándo comenzó a hacer aquella rutina? ¿Cuánto tiempo hacía que no sacaba su consola de videojuegos para distraerse? ¿Cuándo se empezó a exigir tanto a él mismo?
En su mente visualizó el día en que su quirk apareció, se acuerda de que fue un día normal en el jardín de infantes, jugaba con el resto de niños, era uno más, hasta que hizo explotar un lápiz que le iba a lanzar a alguien, se quemó la mano, luego siguió su otra mano, dolía, dolía y quemaba como el mismísimo infierno, fue corriendo a echarse agua en las manos pero el dolor no pasaba, se acuerda de que un niño le agarró de la muñeca y tiró de él hasta ir con un profesor, el adulto les preguntó que pasaba, que cómo se hizo eso en las manos, Katsuki soltó otra explosión, todos se quedaron muy asombrados, tanto el maestro como los niños alagaron a Bakugo por tener un quirk tan impresionante, el niño que le acompañó con el profesor dijo unas palabras, mejor dicho, las susurró.
"Pero, hemos venido porque se ha hecho daño." Dijo aquel niño jugando con sus manos, unos pocos se giraron hacía él, le dijeron que estaba celoso, que envidiaba que Katsuki tuviera un quirk y él no, todo esto mientras Bakugo quería meter las manos en hielo, el niño que le acompaño se fue llorando y él se tuvo que esperar a llegar a casa para tratarse las nuevas heridas que tenía en sus manos.
—¿Cómo se llamaba ese niño? —Exteriorizó ese pensamiento, lo dijo en voz alta, seguía en su cuarto, nadie lo escuchó, nadie le iba a responder.
Sintió pena por aquel niño sin rostro, fue el único que se preocupó por como estaba, sin importarle si su quirk era poderoso o no.
"¿Qué habrá sido de ese niño?"
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¿Y ahora qué? (Hiatus)
FanfictionIzuku desapareció cuando cumplió los seis años, y nadie sabía que le pasó los años siguientes. A los catorce años, Katsuki volvió a encontrarse con el inocente niño de pecas, algo cambiado, del niño apagado y que se dejaba golpear, a un niño que no...