El hombre de las flores

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Enrique aún con el peor día del mundo, regalaba una flor a su esposa para alegrarle el día.

El florero lo conocía bastante bien. Él, en una ocasión lo ayudó cuando tuvo problemas y gracias a ello salió adelante.

El día de su muerte su tumba estaba rodeada de muchas personas, tanto familiares, o amigos, quizá apenas conocidos, pero que él había dejado huella en ellos de alguna forma.

Aquel moreno siempre había pensado más en los demás que en si mismo, lo que llevó a que apoyara a los que le rodearan sin importar que. Todos lo veían como un apoyo, como alguien tan iluminado por su carisma que una sola frase te podía aliviar.

Que lástima que el nunca pudo protestar y que su hermoso corazón nunca le permitió dañar a cualquier persona, o simplemente ver su propio beneficio. Gracias a eso, ahora el se hallaba muerto por el cansancio de años y los pocos cuidados que tenía hacia si mismo.

Las personas sentían un gran hueco en su alma y un dolor tan inmenso que incluso algunos no podían levantarse o siquiera ver su cadáver. El dolor era tan insoportable que muchos ya no hayaban la razón de existir, pero, ¿Por qué?

Y entre lágrimas y el sentimiento de ahogarse, el florero se repitió para si: "Todos lo queremos por su gran apoyo. Pero, ¿Que pasará conmigo? El era el único en esta vida que me daba una mano amiga después de todo lo sucedido; los demás solo me sonreían falsamente y listo... ¿Que pasará conmigo en mi muerte? "

Mientras tanto, su esposa se hallaba leyendo entre dolorosas lágrimas la última carta que le había dado él antes de su muerte, tal vez una semana antes:

"No te sientas cansada. Recuerda que tú eres más hermosa que está flor"

Sin duda él dejaría un gran vacío.

El arte de las emocionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora