𝐈𝐈𝐈. Razones.

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-Ah, lo siento sensei, se me fue el pie sin querer, no era mi intención hacerlo tropezar, fufu-

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-Ah, lo siento sensei, se me fue el pie sin querer, no era mi intención hacerlo tropezar, fufu-. Se podía percibir la maldad e hipocresía en esas palabras, esa sonrisa no era para nada la de alguien bueno y sin malas intenciones, esa sonrisa sólo podía pertenecerle al ente siniestro más macabro, maquiavélico y todos sus sinónimos juntos en un solo pequeño cuerpo;

Su cuñada: Shinobu Kocho. Ella acabó de hacerle una zancadilla en el pasillo del instituto.

-Tch-. Sanemi prefirió no seguir echando leña al fuego, se dio media vuelta dándole la espalda a Shinobu, tenía más que suficiente con tener que verla cada que iba a casa de los Kocho como para tener que soportarla en la academia también. -Culpa mía por no verte... aunque con tu estatura eso es normal.

"El que ríe al último, ríe mejor."

Menos mal la pelinegra no podía verle a la cara, de otra forma notaría la sonrisa macabra que tenía Sanemi luego de decirle aquello a la estudiante. Shinobu no expresó nada más que su sonrisa, pero por dentro... oh, por dentro estaba gritando con llamas a su alrededor.

Como lo odiaba.

La estudiante inhaló profundo y caminó hacia su destino, erguida y con su natural porte alegre, no iba dejar que ese indigno que tiene como cuñado arruine su día, de ninguna manera. No señor.

Pasó justo frente a Tomioka, pero no lo saludó como costumbre, eso le pareció algo extraño al maestro.

-Hey, Kocho. Debo decirt-. El aire que forzosamente salió de su boca producto del puñetazo que impactó en su estómago no le dejó ni balbucear, peor aún, no supo como reaccionar siquiera.

-No me hables, Tomioka-sensei. Te odio. Todos te odian-. Apartó su puño del estómago de su profesor y siguió caminando como si nada. De por sí Giyuu ya estaba completamente confundido por el reciente golpe, luego de oír esas palabras, peor.

"¿Qué hice ahora?"

Se preguntó a sí mismo, le hubiese preguntado a ella en ese instante pero cada vez que emitía un vocablo le dolía el estómago, supuso que incluso le costaría almorzar el salmón con arroz que Tsukako le había preparado con tanto empeño. Para variar, el trío de estudiantes problema habían presenciado la escena, le tocaba ir y silenciarlos por si se les ocurría esparcir algún rumor. En conclusión, una tarde totalmente normal para Tomioka, llena de problemas.

En ocasiones, estar en el lugar incorrecto en el momento incorrecto puede costar bastante.

-Nee-san-

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-Nee-san-. Ante el llamado, Kanae reaccionó fijando su atención en Shinobu, verla un segundo bastó para deducir lo que sucedió más o menos, a ese nivel conocía a su hermana.

-¿Fue Tomioka?- Preguntó con signos de preocupación.

Shinobu negó con la cabeza, sonriente.

-¿Fue Dak-

-Shinazugawa.- Interrumpió la menor en voz alta.

-¿Shinazugawa?- Kanae cubrió su boca con la punta de sus dedos, lamentándose por dentro. ¿Cuándo llegaría el día en el que su hermana y su novio se llevarían bien? ¡Ya habían pasado cinco años y seguían como perros y gatos!

Shinobu tomó asiento en el banco de concreto que yacía a un lado de ambas, suspiró profundamente y levantó la vista, mirando el cielo despejado, el patio de la academia estaba inusualmente tranquilo y vacío en ese momento. Kanae la siguió y se sentó junto a ella, entendió que quería hablar.

-Nee-san. ¿Porqué?- Bajó su mirada hasta conectarla con la de su hermana. -¿Porqué estás con Shinazugawa?

La mayor la vio con confusión, no comprendió del todo cual era el objetivo de esa pregunta.

-Pero, ¿no te lo había dicho ya?

-Sigo sin entender, nee-san. Me dijiste que antes él era incluso peor que ahora, no comprendo, de verdad que no.

-Hmm, pues verás. Él solía hacer muchas cosas malas cuando íbamos a la secundaria, faltaba a clases, se peleaba con otros alumnos e incluso con gente de la calle, se juntaba con malas influencias, aunque éramos del mismo salón, no llegamos a interactuar en el primer semestre ni una sola vez, siempre me decían que lo evitase, porque era malo.

-Eso suena aterrador.- Comentó Shinobu, Kanae rió levemente dándole la razón.

-Un día descubrí que todo lo malo que hacía era por un bien mayor. ¿Recuerdas el día que intentaron asaltarme camino a casa?

-No me digas que...- Con tan sólo ver la sonrisa de su hermana, la menor comprendió.

-Sí, y no sólo eso. Él solía faltar a clases para cuidar a sus hermanos, ¡tiene muchísimos! Deberías conocerlos también. Se metía en peleas para defender a los que sufrían de acoso, y lo que los demás consideraban malas influencias, eran los amigos que según me dijo, lo ayudaron cuando él se metía en problemas.

La menor se mantuvo en silencio en todo momento, estaba seria, pensativa. Estaba segurísima que su hermana jamás le mentiría, y esa historia no sonaba tan distante a la realidad. -Con que así fue. Es una historia con moraleja, ¿verdad?- Bromeó Shinobu.

-Tal vez, y espero que ayude a que lo entiendas mejor. ¡Oh! ¡Mira quien viene!- Entrecerró los ojos con una pequeña sonrisa pícara en sus labios, provocando incomodidad en Shinobu, quién se levantó para saludar al profesor de educación física que iba directo hacia ambas.

Al ver su expresión de furia, recordó que minutos atrás lo había golpeado "sin querer."

-Kocho.- Ambas lo vieron, cierto, cierto, ambas eran Kocho. -Quiero decir, Shinobu. ¿Porqué razón me golpeaste hace rato? Tuve que sobornar a tres estudiantes para que no digan nada. ¡Tres! Y ni hablar de la enfermera ahogándome en preguntas. Si así será nuestra relación, no imagino...

-¿Relación?- Interrumpió la curiosa cuñada, colocando ambas manos en cada hombro de su hermana. Shinobu se golpeó la frente.

-¿Ves por que todos te odian? No se supone que debiera enterarse de esta forma.- Se giró, viendo de frente a Kanae, parándose junto al pelinegro que aún seguía bastante enojado y con toda razón. -Tomioka y yo nos hicimos oficialmente una pareja.

-Ara, ara. Se estaban tardando.- Bromeó la Kocho.

-Eso es verdad, pero Shinobu no aceptaba.- Bajó la mirada, cruzándose con la de ella. -A pesar de que ya se lo hice cinco veces.

-Qué.- La sonrisa de Kanae se desvaneció, quedando sólo con una expresión de confusión.

-¿¡Porqué le dices eso a nee-san!?- Shinobu no podía estar más impactada por lo que él acababa de decir, lo tomó de la chaqueta azul y comenzó a agitarlo con brusquedad.

-Lo siento, me equivoqué.- Hizo una pequeña pausa, sin borrar su expresión de enojo. -Fueron seis veces.- Listo, Shinobu estaba que ardía de ira y vergüenza, su rostro no podía estar más sonrojado.

-¡Tomioka-sensei!- Pudo haberle golpeado en la cara como quería de no ser porque estaba fuera de su alcance, no se atrevería ni a ver a Kanae en ese momento, se fue de allí echando humos y caminando tan rápido como podía, el primero que se cruzase en su camino estaría más que muerto.

Giyuu no era tan tonto como para decir algo así tan a la ligera y sin medir las consecuencias, lo había dicho con el único fin de que ella pague por el golpe que le dio sin razón. Listo. Ya estaban a mano.

-Ne, Tomioka. Tú y yo tenemos que hablar.- Exclamó la maestra de biología con una mirada indescifrable y una sonrisa vacía.

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Más que un ángel. ⌦sᴀɴᴇᴋᴀɴᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora