capitulo 1

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EASINGTON, DURHAM, INGLATERRA. HACE CATORCE AÑOS...

— Luhan, puedes venir, cariño. Tengo algo que decirte.

Mi abuela estaba en la habitación de nuestra pequeña casa, sentada en su viejo sillón marrón con la cabeza entrelas manos.

Me adelanté y miré alrededor de la habitación. Mi papá no había regresado del publo. Siempre estaba en el publo desde que la horrible señora que a veces salía en la televisión cerró las minas el año que yo nací y mi papá se deprimió. La abuela me lo dijo.

Mi abuela levantó la cabeza y sonrió melancólicamente.
Mi abuela tenía la sonrisa más amableque jamás había visto; podía iluminar la habitación consólo una sonrisa. Amaba a mi abuela, mucho.

Mientras me acercaba, me di cuenta que estaba sosteniendo una vieja foto de mamá. Mamá murió cuando yo nací, y la abuela y papá sólo se enfadaban cuando preguntaba por ella, así que evitaba preguntar nada.A pesar de eso, silenciosamente me aseguro de besar su foto junto a mi cama las noches. La abuela me dijo  que mami me vería hacerlo desde el cielo.

 — Ven aquí, mi pequeño luhan-pops. Siéntate en mi regazo— dijo, con un movimiento para que me acercarahacia ella, colocando el marco sobre la alfombra roja.

Dejé caer mi mochila de color negra en el suelo, me acerqué y me senté en su regazo. Olía a menta. Ella siempre olía a menta. Sabía que era para ocultar el olor de los cigarrillos que fumaba clandestinamente en el callejón. Me hacía reír cuando se escondía fuera cada mañana sin quitarse los rulos de color rosa en el cabello gris y su bata púrpura.

Puse una de mis manos en su mejilla. Se veía perturbada.—Abuela, ¿qué pasa?-

Tomó mi pequeña mano entre las suyas y me sobresaltéde lo fría que las tenía. Las froté entre mis manos y le di un beso en su mejilla para que se sintiera mejor. Ella decía que mis dulces besos podían hacer que cualquier problema en el mundo fuera un poquito más fácil.

La habitación estaba muy tranquila. El único sonido provenía del crepitar de la chimenea y el fuerte tic-tac del reloj del abuelo.

La abuela ponía siempre música, y bailábamos enfrente del fuego. No había música tocando hoy, sinembargo, y la casa se sentía aburrida y triste.

Me quedé mirando el reloj y vi que el minutero estaba en las doce y puntero en las cuatro. Me esforcé por recordarlo que mi maestra, la Sra. Clarke, nos había dicho en clase. Mis ojos se cerraron con fuerza mientras trataba de pensar. Se abrieron mientras me quedaba boquiabierto. Eran las cuatro. ¡Sí! Las cuatro en punto. Papá volvería pronto.

Traté de escabullirme del regazo de la abuela paracorrer hacía la puerta a esperar a que mi papá entrara. Siempre me abrazaba y me hacía girar antes de decirme queera la chica más guapa del mundo, al igual que mi mamá.Era mi parte favorita del día.

Salí de las rodillas de mi abuela, pero ella me agarró del brazo.

— Abuela, ¿qué haces? Papá va a venir pronto. Necesitasu abrazo diario.

La abuela aspiró profundamente y las lágrimas comenzaron a caer de sus ojos.

— Abuela, ¿por qué lloras? Por favor, no estés triste.¿Necesitas un dulce beso? ¿Eso te hará sentir mejor?

Sweet Home - HUNHANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora