II

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Una semana había pasado desde el pequeño encuentro entre los dos erizos. Amy y Shadow no se habían vuelto a ver, no hasta ese día al menos.

Era un domingo por la tarde, y Shadow volvió a aparecer en la cafetería, solo que esta vez usaba ropas un poco más informales. Los mismos actos de la vez anterior se repitieron. Así que cuando Amy estaba a punto de salir, otra vez se sentó frente a Shadow.

-Otra vez te quedaste aquí.

-Quería verla, my lady.

Esa frase tomó por sorpresa a la eriza, "¿Verme a mí?" se preguntó mientras lo veía.

-¿Y eso por qué?

Preguntó seria, cruzándose de brazos para que no la viera "vulnerable", Shadow alzó una ceja con las acciones de Amy.

-Porque quería conocerla mejor.

Silencio, la rosada aún no creía lo que había escuchado. "¿Se ha quedado toda la tarde sentado en esta mesa, sin tomar el café que ordenó, solo para verme?" Si la rosada hubiese sabido que el erizo en frente de ella podía leer su mente, no se hubiese cuestionado toda la situación.

Shadow seguía callado, hasta que Amy al fin habló.

-En ese caso, vayamos a otro lugar-sonrió mientras se levantaba para dejar las monedas en la caja y salir del lugar con el vaso de café en sus manos-

Shadow tan solo se levantó y la siguió.

Ahora ambos estaban caminando por la calle, probablemente sin un rumbo fijo, ella se abrazaba a sí misma para mantenerse caliente. Él lo notó y se quitó su chaqueta para ponérsela a ella. "Está calientita" pensó Amy.

-Gracias.

-De nada-dijo mientras la miraba de reojo y sonreía levemente-

Siguieron caminando cuando llegaron a un parque, Amy se sentó en uno de los bancos que estaban allí y le hizo seña a Shadow para que se siente a su lado, él le hizo caso y una vez que los dos estaban sentados Amy habló.

-Muy bien, ya estamos aquí, ya podemos hablar-

-¿Por qué aceptaste hablar conmigo?-dejó de lado las formalidades, quería parecer más "normal", para no parecer sospechoso-

-...-ella pensó la respuesta detenidamente y dijo- Puede que apenas nos conozcamos, pero te ves solo, y supuse que si querías conocerme mejor, es porque quieres acercarte a alguien-dijo mientras tomaba un sorbo del vaso-No te hubiese hecho de lado.

-... Gracias.

Amy sonrió y tomó otro sorbo. El café no estaba tan mal después de todo.

-Así que, Shadow, ¿De dónde eres?

-Este es mi país natal... ¿De dónde eres tú, Amy?

-Yo soy de Estados Unidos, vine para estudiar la Universidad y vivir el resto de mi vida aquí.

-Interesante. ¿Extrañas tu país natal?

Amy se quedó callada pensando en que responder, miró al cielo nocturno y volvió a sonreír, luego lo miró.

-Sí, para ser sincera, no me ha ido tan bien adaptándome a este lugar. Hay varias cosas que son diferentes, tantas cosas nuevas que aprender... ¡Pero no me daré por vencida!

Una risa acompañó a ese grito lleno de vida. Shadow la miraba y escuchaba con tanta atención, no quería perderse ninguno de los detalles de esa eriza que atrapó su atención desde el primer momento.

-Aunque-Amy cambió su expresión a una melancólica bajando su cabeza-No he tenido suerte buscando un empleo estable.

Ahora Shadow sabía de lo que estaba hablando Amy con su compañera hace una semana. Se giró en su dirección y habló.

-No te preocupes, pronto encontrarás lo que buscas-él puso su mano en el mentón de Amy para levantarlo y que ella lo vea-No desesperes-él le sonrió levemente-

Amy lo miró con esperanza en sus ojos y una sonrisa cálida volvió a su rostro. "Frío" se podía quitar de su lista, Shadow se había abierto a ella para conocerla, y también para que ella lo conozca a él.

Amy lo miraba y veía un erizo dispuesto a apoyar a sus seres amados en cualquier momento, aunque eso signifique arriesgar su propia vida.

Ella se dejó llevar por el momento y lo abrazó, hundiendo su cara en el mechón blanco que estaba en el pecho del azabache.

-Gracias-susurró-

Shadow solo correspondió al abrazo, en silencio.

-Estoy aquí para ti, siempre-dijo mientras le acariciaba las púas-

De pronto, un recuerdo llegó a su mente, lo mismo le había dicho a Nimue siglos atrás. Eso hizo que Shadow parará un momento, Amy miró a Shadow y lo vio serio y un poco triste.

-¿Pasa algo?-exclamó algo preocupada-

-Nada, solo, recordé algo que pasó hace bastante tiempo... No me has dicho, ¿Cuál fue la carrera que estudiaste?

Cambió de tema rápidamente, Amy se quedó preocupada pero supuso que él no estaba acostumbrado a interactuar con otras personas y abrirse a estas fácilmente.

-Historia, me gradué recientemente como historiadora. Pero dejando mi vida de lado, ¿Tú estudias? ¿O trabajas en algo?

-Soy escritor, pero aún no creo que mis libros estén listos para ser mostrados al mundo.

Shadow había dicho una pequeña mentira, que en parte era verdad; uno de sus pasatiempos favoritos era escribir, durante años escribió libros que nadie más que él conocía, libros que reflejaban sentimientos tan profundos y tan puros, que él no estaba seguro de revelar, aún.

Amy lo miró sorprendida.

-¿Me cuentas sobre uno de tus libros?-ella sonreía, llena de curiosidad-

Shadow la miró y sonrió juguetón.

-No puedo, son secretos.

-¡Oh, vamos! Dime solo de uno, por favor-exclamó mientras ponía una carita de cachorro-

-Estos labios están sellados-exclamó burlón-

-Oh...

La noche siguió y ellos siguieron hablando y riendo de vez en cuando, pero fue hasta que Amy revisó su celular y vio la hora.

10:00 p.m.

Amy se levantó y le devolvió la chaqueta a Shadow, quien también se había levantado.

-¿Cuándo nos volveremos a ver?-dijo alegre la rosada-

-¿El martes estaría bien?

-Sí, está bien-ella se acercó y le dio un beso en la mejilla-Nos vemos el martes, Shadow-sonrió y caminó en dirección a su hogar-

-Nos vemos el martes, Amy-susurró para sí mismo-

Shadow la vio caminar y una vez que estaba algo lejos, se puso la chaqueta y caminó en dirección contraria, con todos sus sentidos alerta y listo para cazar unas cuantas presas.

Esa noche, el vampiro tenía más hambre.

La Maldición ||Shadamy||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora