El camino era un frondoso boque, Edjer lo caminaba sin ningún problema, estaba en la región tranquila de Omega se decía que ir al nido de dragones era como la calma antes de la tormenta, la ruta hasta la montaña era tranquila, pero a medida que se acercaba al inmenso brote de tierra las cosas cambiaban, Tralls, guivernos, serpientes, urk kas que era una especie de leon con escamas, una bestia dura de combatir, monstruos de todo tipo defendían esa montaña y el guerrero lo sabia ya había caminado demasiado trecho sin escuchar nada que le pareciera raro, empezó a caminar con la espada en mano cuando escucho los movimientos en la hierba.
un Trall salto hacia el siendo partido al medio en seco por Edjer tres mas salieron rodeándolo pero uno a uno los iba eliminando, el camino ahora se hacia mas difícil, había llegado la tormenta, mas Trall se interponían en su camino pero el blanco los eliminaba uno a uno llegando a un momento en el que su rostro tenia mas sangre que su espada por lo que aprovecho un breve descanso, quizás las bestias se cansaron de ser masacradas por su espada quizás algo peor acechaba, el blanco no lo sabia pero igual estaba preparado, se acerco a una pequeña laguna donde se lavo la sangre de las bestias y limpio su filosa espada, pero ese momento de paz duro poco, el primer rival duro hacia su presencia.
un dragón serpiente asomaba de la copa de un árbol, Edjer lo vio en el reflejo del agua y cuando el animal se lanzo hacia el como una flecha este lo esquivo y la vez lo hirió con su espada, la bestia chillo y se retorció en su lugar pero rápidamente volvió a lanzarse contra el blanco que esta vez no pudo esquivarlo por completo al ataque y el animal pudo clavar sus dientes en el brazo del guerrero y envolverse a su alrededor intentando dar otro mordisco esta vez al rostro del blanco quien con su mano libre sujeto si cuello a metros de que clavara sus dientes en su rostro, con la serpiente en su brazo inmovilizándolo para atacar el guerrero busco la manera de liberarse de esa bestia que cada vez apretaba mas su brazo y no iba a faltar ,mucho para que sus huesos se empezaran a quebrar así que busco a su alrededor y vio un tronco caído a orillas de ese lago con una de sus ramas que sobresalía, no lo dudo sea frágil o no el se abalanzo sobre el tronco, empalando a la serpiente en la rama así pudiendo liberar su brazo y mientras el animal se retorcía y chillaba de dolor el blanco tomo su espada con ambas manos y de un solo golpe decapito a la bestia y de nuevo otra vez el silencio.
la batalla había sido dura y todavía quedaba un largo trecho hasta el pie de la montaña por lo que Edjer decidió dar un descanso, eso si un descanso breve, no quería que lo sorprendiera otra criatura, curo sus heridas con una hierbas que tenia en su bolso de cuero que siempre llevaba atado a su cintura, corto al muerto dragón serpiente comió su carne, sin cocinar pues llevaba apuro solo lo hizo para recuperar fuerzas, se dice que la carne de dragón fortalece el cuerpo, por eso también a veces son cazados pero luego de haber echo su breve descanso, la marcha siguió, esta vez ya no caminaba, corría hacia el pie de la montaña a su paso iba dando sablazos, ya no distinguía que tipo de bestia era la que atacaba solo le importaba que no se interpusiera en su camino, cuando por se libro de ese hostil bosque por fin estaba en su destino una hermosa pradera verde donde animales que no eran de los que atacaban, pastaban tranquilamente y al final de esa hermosa pradera verde se erigía la gran montaña, un coloso de piedra frente a sus ojos rodeado por dragones que volaban por encima suyo y que iban y venían por los cielos como si fueran nubes de color verde que se movían en el firmamento.
el momento había llegado Edjer camino lentamente por la pradera observando todo, analizando por donde subir y también por donde empezar, según el informe del soldado la espada que encontró que pertenecía al príncipe se encontraba un poco mas de la mitad, los jóvenes si que habían escalado un largo trecho, pero así como ellos lo hicieron también lo hizo Edjer quien empezó a escalar la montaña.
Pronto llego al primer descanso, una pequeña cueva donde había un nido de guivernos bebes, estos no atacaron al guerrero pero tan pronto como los vio siguió escalando, si había un nido había una madre cerca y no estaría contenta de ver a sus crías junto a una amenaza y en esas circunstancias era mejor evitar un combate
— a veces es mejor huir, no necesito otra lucha —
se dijo a si mismo Edjer que a medida que iba escalando ese muro de piedra se iba alejando mucho mas de esa pradera verde llegando a un momento donde ya no la veía, solo veía nubes y niebla, había escalado bastante hasta que por fin otro descanso esta vez una cueva, Edjer ya estaba muy cansado, la empinada subida no era tarea fácil y necesitaba descansar, la cueva era el lugar indicado para hacerlo salvo por una cosa.
una respiración se sentía desde adentro, no estaba solo, lentamente de la cueva salio un oso de montaña, eran de una piel mas gruesa que los osos normales y solo habitaban lugares extremadamente altos, por lo general suelen pasar la mayo parte del día durmiendo por lo que si este estaba despierto no era un buen augurio, esta vez Edjer tomo la iniciativa y se abalanzo sobre el animal clavando su espada pero este hiriendo en su espalda con sus afiladas garras al blanco, el ya estaba muy cansado por lo que quería terminar con esto rápidamente, puso sus pies bien firmes sobre el suelo y recito un conjuro que hizo que saliera disparado como si fuera una bala de cañón hacia el animal clavando su espada en la garganta del oso, este murió pero no sin antes seguir hiriendo a Edjer con los manotazos que daba para intentar escapara de la poderosa estocada, así hasta que poco a poco sus movimientos cesaron y sus ojos se pusieron negros, la vida había dejado a ese animal, Edjer ya extenuado por el cansancio y las heridas se arrastro hacia la cueva dejando incluso la espada incrustada en el animal y se desplomo como un saco de patatas en el suelo.
La hoguera ardía y la carne del oso se asaba, el blanco se había despertado y estaba otra vez curando sus heridas, la noche caía en la montaña, se escuchaban los gritos de los cuervos y los chirridos de las bestias que volaban alrededor de la montaña, ahora si el descanso era obligatorio si de día era peligroso de noche era un suicidio, además todavía no estaba del todo repuesto de sus heridas en la batalla con el oso por lo que Edjer se dispuso a comer y se echo a dormir, pensando en que se encontrarla al otro día y pensando en la espada, ya estaba ahí no importaba el cadáver del muchacho, el solo quería comprobar esa leyenda, quería esa espada mágica extrañamente se estaba obsesionando con el artefacto
— basta de pensar, mejor vamos a descansar mañana será un día largo —
Se dijo así mismo, se recostó y cerró sus ojos.
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cuentos de Alfa y Omega: el asesino de dragones
Fantasyuna nueva aventura comienza, está vez un joven edjer deberá cumplir una misión que podría costarle más que la vida