𐚁̸ ࣪ 𓈒 .ᐟ 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘪 𝘸𝘢𝘯𝘵 𝘺𝘰𝘶 一𝘨𝘪𝘷𝘦𝘰𝘯 ⭒
⠀⠀⠀⠀☆ 一 𝘀𝗮𝗻𝗲𝗼𝗯𝗮 ⭒
"Los débiles acaban muriendo
sin importar que herramientas
intenten emplear."
❛ Con altibajos en cada esquina, Obanai intenta recomponerse después de tantos años debid...
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❛ 𝖠 𝖿𝖺𝗅𝗍𝖺 𝖽𝖾 𝗏𝖺𝗅𝗈𝗋... ❜ ˚₊‧ ꒰ა ☆ ໒꒱ ‧₊˚
Obanai no puede levantarse.
Su cuerpo entumecido no recuerda como levantarse del duro suelo en donde duerme usualmente. Los sabores nauseabundos en su boca, hacen que su lengua arda y sienta esa enfermiza necesidad de escupir todo lo que tiene en el estómago.
Eso no sería lo ideal, sopesó.
Estar solo es demasiado para él, trataría de comprender por qué todo esto le está sucediendo, pero en realidad, Obanai había dejado de preguntarse el por qué y, siendo lo mejor para él, se concentró en su propia supervivencia.
Sobrevivir entre bocas de lobos desalmados, era una montaña rusa de emociones, de las cuales nunca supo controlar.
Su cuerpo se sentía caliente, temblaba tanto, que el pequeño Obanai creía que estaba teniendo una convulsión. Para su favor, no era así. La fiebre lo atacó una noche y la gripe se había hecho dueña de su febril cuerpo a falta de vitaminas.
Culpó las condiciones y su propia torpeza por crear esto.
Ellas no tuvieron nada que ver esta vez, Obanai tiene siete años, es lo suficientemente grande como para comer lo que le ofrecen y cuidar de sí mismo.
Él se dice eso todo el tiempo.
Una cubeta de agua fría lo empapó antes de que pudiese concentrarse en levantar su cuerpo con sus delgados brazos temblorosos.
Levantó su cabeza empapada y sus ojos se encontraron con los de su madre; frívolos.
Obanai no pudo contener el sollozo que se le escapó de los labios.
[...]
Los ojos tormentosos parpadearon frenéticamente, amplios y expresivos de una manera a la que Obanai no estaba familiarizado.
Encogiéndose sobre sí mismo con escepticismo, decide no decir nada. Hay una cierta resistencia por parte de él, quiere abrir la boca y preguntarle a Obanai.
¿Qué sucede?, parecía preguntar. Puede leerlo claramente en sus ojos reveladores, asustado y confundido.
Obanai carece de experiencia, no puede saciar dudas que ni siquiera él puede resolver. Abrir la boca no tiene sentido y dar falsas esperanzas es cruel.
Obanai no es cruel.
Están aquí, es obra del destino, no hay mucho que hacer. Solo queda una vaga resignación de la cual tienen que hacerse cargo por sí mismos.
Él no parece entender, se acerca a Obanai con pasos dudosos, tropezando con sus propias zapatillas con las agujetas desatadas. Se pone de pie incluso si quiere llorar por el brusco golpe que se dio en el brazo.
