Izuku dormía plácidamente, hasta que unos piquetes en su muslo lo despertaron.
— Deku. — Katsuki, quien tenía la mano en el muslo de izuku aprovechó para picarlo. Osea, quería sus mimos mañaneros aunque nunca en la vida lo iba a decir.
— Que quieres kacchan. — El pelo verde hablaba aunque sus ojos estén cerrados.
— Ya lo sabes deku de mierda. — El rubio abrazó el torso del pecoso apoyando su cabeza en el pecho del pecoso escuchando sus tranquilos latidos.
El pecoso río levemente y movió su mano a la picuda cabellera ceniza que increíblemente era suave. Comenzando a dejar caricias que, aunque fueran pequeñas estaban cargadas con todo el amor que el pecoso siente hacía el rubio.
Dejó un beso en la frente del rubio al sentir como la calida respiración del rubio en su pecho, se había dormido y el también lo haría.
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