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Una semana después, Jimin quería tener nuevas clases al instante, pero al ver a su padre no lo creía tanto. Se había besado con su mejor amigo, eso estaba mal, muy mal por donde lo viese.

Su padre le miraba con orgullo y cariño, Jimin no tenía cara para decirle la verdad en la vida, por lo que moriría y llevaría a la tumba ese secreto.

─¿Qué tal tu día, amor? ─preguntó su padre, Jimin tomó un sorbo de zumo para ganar un poco de tiempo para decir alguna buena excusa.

─Bien, salí con Yoongi y los demás. ─Ladeó la cabeza de un lado a otro para luego escuchar el timbre sonar, era él. Su padre notó la inmensa sonrisa de Jimin.

─Muy contento ¿no? ─Jimin asintió. ─Me parece muy bien. Me gusta verte feliz. ─Le sonrió.

El mayordomo pasó y ambos se giraron para mirarlo. ─El Sr. Kim está aquí ─presentó. Jimin agrandó su sonrisa.

─Hágalo pasar, por favor ─ordenó su padre amablemente.

─Ya estoy aquí ─respondió Taehyung, ingresando al comedor. A Jimin le brillaron los ojos al verlo con su impecable traje gris, su corbata negra a juego y su inmaculada comisa blanca estirándose bajo el pecho tonificado. Su cabello rubio platino peinado hacia arriba, ondulándose al final, dejando ver algunos cabellos rebeldes salir pero dándole un toque elegante. Su colonia inundo sus fosas nasales y cuando enseño los dientes en una perfecta sonrisa, Jimin observó su remarcada mandíbula fina, su hermosa piel pálida jugar con sus atractivos ojos cafés que al sonreír se convertían en media lunas.

Jimin nunca se fijó en lo atractivo que era Kim TaeHyung. Tal vez por acostumbrarse a verlo a diario.

─Buenos días ─casi gritó Jimin. La humillación valió la pena al ver la sonrisa del millón cruzar el rostro del atrayente hombre de negocios.

─Buenos días, pequeño ─Taehyung se acercó hasta él besándole la coronilla. Jimin sostuvo un gemido al sentirse rodeado por él. Taehyung se apartó yendo hasta su padre que se levantó para recibirlo en un amistoso abrazo que le recordó su situación.

El amigo de papi. Se recordó.

─Buenos días Taehyung, hoy veo bien a todos ─comentó volviéndose a sentar, extendiendo su brazo señaló la silla continua a la de Jimin. ─Por favor ─pidió.

─Buenos días para ti también, Seojoon. El viernes llegué y no te encontré en casa ─comentó casualmente. Descansó los codos en la mesa y unió sus finos dedos, sosteniendo allí su mandíbula.

¡Oh dios, ese maldito día! pensó Jimin totalmente sonrojado y acalorado.

─¿Qué sucede Jimin? Te has puesto rojo como si fueras a desmayarte. ¿Estás enfermo? ¿Tienes fiebre? ─tiró una fila de preguntas, preocupado por su salud.

─No es nada, papá. Sólo tengo un poco de calor ─le dijo, tirando del cuello de su camisa holgada una y otra vez. Taehyung le sonrió secretamente. jadeó nuevamente, tomando de un largo trago de zumo.

─¿No deseas refrescarte? Puedes tomar un baño o bien nadar en la piscina ─sugirió su padre. El asintió.

─¡Iré a nadar!

Gimió siendo completamente irracional. Ahora ni siquiera podía ver a Taehyung, todo lo que hacía le ponía y no sabía por qué. Jamás le había sucedido esto y no puede entenderlo. Flotando en el agua, pensaba duramente, su cabeza ya le dolía de tanto hacerlo.

─¿Jimin? ─escuchó que le llamaban. Mirando sobre su hombro, observó a Taehyung viéndole desde la orilla.

─Hola ─saludó llegando a las escaleras, pero sin escalarlas solo flotando.

ᴇʟ ᴀᴍɪɢᴏ ᴅᴇ ᴘᴀᴘɪ  𝕍𝕄𝕀ℕDonde viven las historias. Descúbrelo ahora