Capítulo 3

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Las vacaciones habían terminado hace casi un mes, así como el castigo que tuvieron que cumplir los chicos. Ya nadie se acordaba de lo que había pasado aquella tarde Julio, únicamente los padres de Mey y la madre de Nathan para echarles una bronca cada vez que estos se les ocurría salir. Una cosa que Nathan nunca mencionó ese día fue que el auto no era de él sino de su madre. La reacción de esta al saber que su hijo se había llevado su auto sin su permiso y que se encontraba hospitalizado era una de las cosas que Mey nunca olvidará. Por otro lado, el resto de recuerdos de ese día cada vez se volvían más borrosos para ambos. Habían probado de todo para intentar recordar, las sesiones con su madre iban a terminar por enloquecer del todo a Mey. Definitivamente esa experiencia era un trauma que se reprimía en sus inconscientes.
Más de una vez al día Mey se paraba a mirar la cicatriz en su mano, misma que tiene Nathan en su palma contraria. Pero por más que investigaban no llegaban a nada. Además, ambos no querían volver aquel lugar por ningún motivo, aunque fuera la respuesta, les aterraba.
Luego de ese día varios exploradores vinieron al pueblo e investigaron aquella catacumba compartiendo la información. Estiman que está allí desde hace unos siete siglos y que era utilizada como mausoleo al juzgar por lo que hallaron. En la actualidad se había convertido en una madriguera de zorros con una salida al exterior a unos metros de la casa. Lo que había hecho Nathan fue abrir otra entrada y darse como cena.
La relación de ambos se fortaleció hasta convertirse en una buena amistad con un trauma en común. Ahora siempre estaban el uno para el otro y pasan tiempo juntos ya sea en clase o después de esta. Mey le inculcó a Nathan el ámbito de hacer ejercicio de vez en cuando y este a ella el de componer música y algún que otro vídeo juego. Mey no entendía cómo había podido estar tanto tiempo sin él en su vida. Llenaba todo el vacío que había dejado su amiga al mudarse y aún más. La hacía sentir bien.
Pero no eso no era lo único que había cambiado en su vida. Desde esa tarde Milo no volvió a aparecer en su casa para visitar a su hermano, es más, no lo volvió a ver desde ese día. Por curiosidad le preguntó a su hermano y a Jack en más de una ocasión. Ninguno de estos tenía una respuesta. Ya habían comenzado las clases y nadie sabía de su paradero. Esto le inquietaba, aunque no quisiera admitirlo. Después de todo, bajo esa gran capa de egocentrismo creía que estaba su amigo de la infancia.
Era sábado por la mañana. Mey estaba tomando una ducha en la planta baja debido a que su hermano se había apropiado del baño de arriba hace ya un buen rato. Si había algo que los dos tenían en común y que alteraba a sus padres era que les tomaba un largo rato ducharse. El salir para ellos es cuando ya no queda una gota de agua caliente.
Cuando el termostato estaba casi en números negativos Mey cierra el grifo y comienza a vestirse y arreglarse frente al espejo mientras canta canciones de Maroon 5 que estaban sonando en su celular. Al salir del baño acompaña su canto con unos pasos exagerados de baile sin prestar atención a lo que hay a su alrededor. Después de todo, a esa hora siempre estaba sola con su hermano.
- ‘Cause I really don’t care where you are. I just wanna to be there where you are…-.
Una voz conocida acompaña a Mey en su canto de forma exagerada.
-… And I gotta get one little taste-.
Mey pausa la música y casi se le sale el corazón del pecho al darse cuenta que sentado en el sofá de la sala estaba Milo con su sonrisita de niño travieso. - ¿Qué haces aquí? -. Dice acercándose a él – ¿Desapareces por meses y de la nada apareces en casa? -. No sabía si estaba enojada, sorprendida, avergonzada o feliz. Quizás era todo al mismo tiempo.
-Yo también te extrañé Sweetie -. Contesta él entre risas.
-Por favor. No me vuelvas a llamar así-. Replica ella utilizando toda la paciencia que existía dentro de su cuerpo.
-Va perdón, la ocasión lo ameritaba-. Seguía sonriente- Pasé unas semanas en Francia con mi hermana mayor aprendiendo un poco del negocio de la familia. Ya le había dicho a David que pasaba por aquí antes de ir a casa-.
“Traidor” pensó Mey refiriéndose a su hermano. Podría haberle dicho que alguien iba a venir y así se ahorraba el ridículo. Por otro lado, ella no sabía que Milo tenía otra hermana aparte de una pequeña de 9 años igual de insoportable que él; y tampoco sabía que el negocio de su padre se gestionaba fuera del país. Era demasiada información para procesar.
Al no tener respuesta continúa -Tomaré tu silencio como un “también te extrañé". Sabes, más de una vez pensaba en ti. Cuando no estaba con alguna francesa claro-.
Hubiera sido un comentario dulce si hubiera omitido el final. Era información que Mey no tenía por qué saber, aunque de cierta forma era obvia de parte de él.
-No creas-. Responde de forma indiferente- Quizás David o Jack si. No sabían dónde estabas y ya se les veía preocupados-. Prende la televisión y cambia al noticiero para salir del ambiente incómodo que se estaba generando.
-Fue idea de papá para que su competencia no hablara. Te juro que yo no tenía esa intención- Hace una mueca de disgusto- Me acabo de enterar de que mi Jackie tiene novia… Como crecen-. Cambia su vista hacia el televisor.
Mey sabía entre poco y nada de la novia de Jack. Los había visto juntos una o dos veces y más de una vez él le comentó de ella, pero no la conocía. Sólo sabía que su nombre era Simone y que también era el flechazo de Nathan. Puede que sea de mala amiga no averiguar sobre los romances de sus amigos, pero tampoco se quería meter en sus vidas.
Los pensamientos de Mey fueron hechos a un lado al hablar la mujer del noticiero:
“En las últimas semanas en el pueblo de Rubrum Est los ataques de animales salvajes aumentaron en un 95%. En la mayoría de casos terminando en muertes. Se informa de alrededor de unas 78 víctimas y 23 desaparecidos. No se sabe que está causando el cambio en el comportamiento de estos animales ni porqué están dejando su habitad en busca de comida en la ciudad… Actualmente hay varios grupos de científicos al mando del caso sumado con federales y algunos especialistas…”
-¿Puedes apagar eso? -. Dice Milo con la vista baja y un tono de voz deprimido.
Mey asiente y hace lo que dice – Las cosas se pusieron algo raras desde que te fuiste en verdad- Mordió su labio en busca de un nuevo tema que animara al chico - ¿Sabes que Jack está organizando una fiesta barra reunión tranquila entre amigos?- .
Debido al obvio peligro que existía últimamente, se habían clausurado la mayoría de clubes para así incentivar a la gente a permanecer en su casa durante la noche, las horas más peligrosas según el alcalde. Así que la mejor opción para no ser descubierto era organizar de forma clandestina una “reunión tranquila".
Milo pilla lo que intenta hacer y fuerza una pequeña sonrisa – ¿Me estás invitando? Si, la reunión totalmente tranquila es para festejar mi regreso- Deja caer su nuca en el respaldo del sofá- Espero verte allí entonces.
Antes de que Mey pudiera decirle cualquier cosa su hermano bajaba rápidamente las escaleras para abrazar a su viejo amigo.
-Dios bro. Te vuelves a ir así y te juro que voy a buscarte. No sabes lo que es convivir con “Jack el novio perfecto”-.
Milo se levanta lo más deprisa que puede, abraza a David con fuerza mientras cierra los ojos fuertemente y ríe. -Ay hermano, ya no tengo a quien dejarle la amiga fea-.
David ríe, se separa de su amigo y comienza a recoger su equipo de entrenamiento mientras hablan de las últimas semanas en general.
David es el hermano mayor de Mey. Está cursando el último año y junto a Milo y Jack son parte del equipo de fútbol. Es aún más alto que Milo y su estado físico es igual al de Nathan. Su cabello es negro no muy largo, lacio y siempre sin peinar y sus ojos sin verdes claros con pintitas amarillas. Él es una de las personas más preciadas en la vida de su hermana.
Al ver que no tenía nada más que hacer ahí Mey prosigue con lo que tenía previsto para su mañana de sábado: salir a correr con Nathan y luego volver para preparar el almuerzo.
Antes de salir se dirige a Milo – Nos vemos más tarde –. Sólo quería picar a su hermano.
El chico asiente con una mirada pícara y David le golpea en la nuca no muy fuerte en forma de “es mi hermana, ni se te ocurra”. También mira a su hermana confuso. Esta se ríe y se va de la casa.
El pueblo se tintaba con los típicos colores de otoño reflejados en los montones de hojas esparcidos por el suelo y en las pocas que aún quedaban en los árboles, acompañados con una leve brisa templada y su sonido. Era la estación que Mey más amaba para correr: sin sudor, pudiendo llevar su sudadera más grande y cómoda y escuchando el sonido de las hojas secas al pasar.
Al llegar a la ubicación de Nathan ambos se saludan y comienzan a correr suavemente por el parque. El movimiento de sus piernas iba acorde al de sus brazos y sus respiraciones se agitaban a medida que avanzaban.
¡Hey! - dice Mey de forma agitada- ¿Te acuerdas lo que dijimos sobre ir a la fiesta de Jack?
Nathan la mira durante una milésima de segundo confundido y luego vuelve su vista al camino - ¿Qué no íbamos a ir porque mi pobre corazón no lo resistiría? -. Toma una gran cantidad de aire - ¿O qué era absurdo salir teniendo en cuenta que por día desaparecen unas cinco personas? - Su forma de hablar era irónica.
-Ambas. Pero ahora creo que sería divertido ir-. Fija su vista en él un segundo- No podemos vivir encerrados por miedo y tristeza. Tenemos casi 17 años-.
Nathan, aún más extrañado, le hace un gesto a Mey de que no puede continuar mientras toma grandes bocanadas de aire y le indica que se sienten en la banca más próxima. Luego continúa de forma retórica.
- ¿Esto no tiene que ver con cierto chico anteriormente ausente de cabello negro de ensueño, ojos negro noche brillante y cuerpo tallado por dioses? - Silva como si estuviera piropeando a alguien que tuviera en frente- Que- Hace una pausa-. Hombre.
Aparentemente el rumor había corrido de una forma veloz
-Hay veces que te desprecio mucho- Dice ella entre risas- Es nuestro amigo y hace tiempo no lo vemos. Por una vez hay que darle de comer a su ego-.
Nathan mira seriamente las hojas de un árbol bailar con la brisa pensando si lo que va a decir está bien – No estás obligada a arrastrarme contigo si quieres salir. Mucho menos si quieres estar con Milo-.
La sonrisa de Mey se borra e inmediatamente pone su mano sobre el hombro de su amigo. No estaba pensando en él - Vale, lo entiendo y siento. Pero solo quiero pasar un rato los cuatro juntos como el primer día-.
Sus miradas se cruzan al terminar la frase, él sabía por dónde iba la conversación.
-Ya no recuerdo mucho de ese día-. Junta sus manos y las apoya sobre sus rodillas encorvándose- Parte de la primera clase, algunos momentos aquí y en el auto-.
-Peor es no recordar la primera vez que te vi-. Suspira y apoya su nuca en el borde del respaldo del banco para mirar al cielo. Como si tuviera una explicación para la situación.
Nathan se endereza y ríe para sí- Tuve una entrada triunfal, no te preocupes- imita la pose de su amiga y unos segundos después prosigue- Puede que la supere esta noche. ¿Pasar por mí a las ocho? -.
Mey lo mira sorprendida y este sonríe aun mirando el cielo y mostrando aires de superioridad.
- ¿Y Simone? -. Dice ella.
-Sentirá celos de ver como bailo con su chico-. No pudo contener la risa en un claro intento de imitar a Milo.
Mey lo acompaña a las risas- Voy a terminar creyendo que te van los chicos-.
-No, pero sonó bien-. Toma un momento para calmarse- Con un poco de alcohol en sangre todo se olvida-.
Mey asiente afirmando el comentario de su amigo.  Posteriormente ambos siguieron con su trote para después despedirse y tomar cada uno su camino acordando pasar una buena noche en compañía del resto.
Al caer la noche, y luego de una larga conversación con sus padres para que pudiera salir con la condición de que se mantuviera a la vista de su hermano, Mey se encontraba frente a su espejo arreglándose para posteriormente ir por Nathan. Sus casas no estaban muy lejos, pero por seguridad su padre le dejó usar su auto, algo que Mey ya sabía de antemano que iba a pasar si le daban el permiso. Por su parte sus padres tenían planeado salir también, aun así, solo les dieron permiso hasta más tardar la una.
-¿En qué piensas? -. Dice ella hacia su hermano sentado a los pies de su cama.
-Nada. Leí que esta noche se verá una...-Pasa su mano por su rostro buscando la palabra adecuada- Los planetas Júpiter, Venus, Mercurio y Marte estarán alineados. Recordé que a mi ex le gustaban esas cosas-.
Mey se gira hacia David- ¿Te vas a poner sentimental unos minutos antes de una fiesta? ¿Y sobrio? -.
-Algunos nos dedicamos a sentir cosas por los demás y no solo pasar el rato-.
Lo decía en forma de broma. Pero Mey sabía que en parte era en reproche, ella nunca se había molestado en tener una relación estable, solo algunos encuentros casuales según le apetecía, así como tampoco se molestaba mucho en tener un gran círculo de amigos. “Es más fácil así" pensaba y además todavía era muy joven para dar su corazón.
-Pero si no me dejas estar con el amor de mi vida- Responde ella llorando de forma exagerada y mal actuada.
Su hermano pilla el chiste y continúa con su humor -Que el amor de tu vida no diga que lo es también de otras veinte-. Mientras habla camina hacia la puerta- Termina de una vez. Dios-. Sale del cuarto.
Mey continúa arreglándose con una sonrisa en sus labios. Si algo tenía que agradecer era que su hermano siempre estaba ahí para ella y podían hablar de todo.
Luego de pasar por Nathan y repetirle infinitas veces que iban a estar bien a su madre y abuela, los chicos llegaron a la “reunión" en la casa Clark, es decir, la casa de Jack. Reunión que se escuchaba a unas diez cuadras. Si nadie reportaba la fiesta sería un milagro, aunque la policía estaba sobresaturada con la busca de desaparecidos y no tenían tiempo para vigilar todas las calles. Así que, sin el aviso de algún anciano quejándose por el ruido, todo estaría bien.
El tiempo pasó bastante rápido: primero los chicos se encontraron con Milo y Jack y platicaron un poco, más que nada para poner al corriente a su amigo, luego participaron en algunos juegos que se habían armado donde los que salieron perdiendo fueron Milo y Nathan, teniendo que tomar varios shots de tequila, posteriormente Milo se fue por su lado al igual que Jack y Mey se encontraba bailando y cantando junto a Nathan y otras personas en la entrada de la casa.
-Creo que estoy ebrio-. Dice Nathan poniendo sus manos sobre los hombros de su amiga para que lo mire.
-Normal, si tomaste lo que yo bebo en un año-. Responde ella colocando sus dos manos a ambos lados de la mandíbula de él.
Ambos se miraban fijamente sonrientes a causa del alcohol, Mey apreciaba los ojos de Nathan brillando con la luz de la luna y sus pecas debajo de estos.
-Sabes...- Murmura él y enseguida hace una pausa. Algo pasaba por su mareada cabeza-. Voy a buscar un vaso de cerveza. Espérame aquí-. Comenta finalmente y se adentra en la casa.
Mey no entendía bien que acababa de pasar, pero eso pasa a un segundo plano al ver a Milo recostado en un árbol besando a una chica a unos metros de ella. No tenía razones para intervenir hasta que esta se separó de él, le susurro algo al odio, asintiendo él felizmente como respuesta, y luego entró a la casa pasando por al lado de ella. Era Simone, la novia de Jack. Con su cabello rubio oscuro y coleta, sus ojos color miel y su delgada figura.
Toda la felicidad que había sentido hace apenas unos instantes se había remplazado por rabia y asco. Acababa de ver una de las mayores traiciones posibles y no se iba a quedar de brazos cruzados.
-¿Matthei Baudin qué mierda haces? - Dice furiosa mientras se acerca a él a firmes pasos.
-Mey ahora no. Tengo un compromiso- hablaba más bajo y lento a causa del alcohol.
- ¿Con la novia de tu mejor amigo? -  señala la dirección por donde se fue la chica – No puedes ser tan estúpido como para hacerle eso a él. Aun en ese estado-.
Milo no contesta, sino que se queda mirando el lugar que señaló Mey. Ella esperaría que se justificara diciendo que no sabía quién era o que estaba muy ebrio, pero para más decepción no lo hizo. Sabía perfectamente lo que estaba haciendo.
- ¿No me vas a decir nada? -. Sigue ella- Estoy segura que si no te frenaba ibas a tener sexo con ella. ¿En la cama de tu amigo? -.
No se paró a pensar si se estaba sobrepasando, pues él se merecía eso y más. Jack era una de las mejores personas que conocía y se le notaba muy emocionado con su relación, aunque llevaran unos tres meses quizás. Además, él quería a Milo como a un hermano.
-Soy una basura. Lo sé-. Por fin contesta- No llevo unos buenos meses, estoy muy estresado, ella me buscó y-.
Mey no lo dejó terminar su oración-. ¡No justifica! Habla con Jack, o lo haré yo-.
Milo dejó de mirar la nada para mirarla a ella. Su expresión era seria casi llegando al enfado, algo que jamás había visto ella en él.  La de Mey era directamente de enojo.
-No puedes opinar sin saber Mey-. Tomó su celular y grabo un mensaje de voz para su amigo diciendo que su novia lo esperaba en su cuarto. Intentó hablar lo más animado posible- Se que está mal y lo voy a arreglar ¿Sí? Solo que no es el momento-.
Apartó a Mey de su camino y se fue de la casa con la vista al suelo. Ella lo iba a seguir y reclamarle lo desagradable que es, pero una chica se mete en su camino.
- ¿Mey? Siento interrumpirte en.… su discusión- Hablaba rápido y nerviosamente- Es Nathan, está vomitando... y es muy asqueroso-.
Las prioridades de Mey cambiaron y se encaminó hacia donde la chica le dijo que estaba Nathan. Al encontrarlo, recostado al lado del retrete en el baño notó que no estaba bien. Para empezar el retrete y parte del suelo estaban cubiertos con su vomito, un líquido marrón asqueroso mezclado con sangre, estaba pálido y respiraba con dificultad. Temía que le hubieran puesto algún tipo de droga en su bebida.
A forma de acto reflejo le pidió a la chica que la había llamado que la ayudara a subirlo a su auto, Una vez los dos dentro, condujo hacia su casa, no podía dejar que su madre lo viera en ese estado y confiaba que ahí aún no hubiera nadie. En el camino Nathan no paró de quejarse de dolores en todo su cuerpo, a lo que Mey únicamente podía responder con que lo iba a cuidar y que todo saldría bien.
Al llegar a duras penas lo recostó en el sofá de la sala, el chico apenas estaba consciente. Ya no se quejaba, pero sus muecas lo decían todo. Luego de atenderlo unos minutos, subió hacia el cuarto de su madre en busca de unos calmantes o algo que le ayudara.
Al apenas subir las escaleras nauseas sacudieron su cuerpo. Ya no pudiendo aguantar más, corrió y vomito en el retrete de su baño. El vómito era igual al de Nathan. Así lo hizo unas veces más hasta que las náuseas se fueron, dejándola débil.
Reconoció que estaba sufriendo lo mismo que Nathan, así que bajó lo más rápido que pudo a ver como estaba él, sus pasos eran torpes, su vista era nublosa, le zumbaban los oídos y sentía un fuerte dolor en la sien.
Para su aterradora sorpresa, en la planta baja no había nadie y una de las ventanas estaba destrozada. Lo más raro era que los trozos de la ropa de su amigo yacían en el suelo.
Antes de que Mey pudiera procesar todo comenzó a sentir un intenso dolor en cada cédula de su cuerpo. Se recostó en el sofá en posición fetal, chillando de dolor y al cabo de unos minutos simplemente perdió la consciencia.
Pasada ya la media noche en el pueblo de Rubrum Est reinaba el silencio y la calma. Pero esa noche era diferente. El silencio cada cierto tiempo se quebraba con el aullar de unos lobos. Criaturas del tamaño similar al de un león, pelaje plateado y ojos ámbar que recorrían el lugar.

(Hola. Gracias x el apoyo :).  Intentaré actualizar lo más pronto posible teniendo en cuenta que vuelvo a clases mañana)  <3

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⏰ Última actualización: Jun 01, 2020 ⏰

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