2.

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Iba de camino al cuartel con la cabeza en mis cosas, por lo menos Shadis había sido sincero con respecto a la muerte de mi padre. Deje que las lágrimas cayeran por mis mejillas.

__: Jolín...

Mire al cielo y como las pequeñas gotas de agua caían con suavidad y me empapaban entera, no era consciente de que al otro lado del muro se libraba una batalla a vida o muerte entre los humanos y los titanes.

Espoleé las riendas de mi caballo y aceleré el paso un poco más, la silueta del cuartel general se hizo presente a los pocos minutos lo que me formó un nudo en el estómago. Al estar a pocos metros, bajé del caballo y ate las riendas a un árbol.

__: Ahora vuelvo.

Acaricié la crin de mi caballo y avancé el trecho que me quedaba hasta llegar al cuartel con un nudo en la garganta. Entré en completo silencio al cuartel y algo perdida busque y llamé a la puerta del comandante.

Shadis: Adelante.

Asomé la cabeza en la habitación y me recibió un demacrado Shadis.

Shadis: Hola __ ¿Vienes a recoger las cosas de tu padre?

Asentí suavemente con la cabeza, Shadis se agachó y sacó una bolsa de tela con escasas pertenencias pertenecientes a mi padre.

Shadis: Ahí está todo, uniformes, libros, objetos personales, etc ¿Cómo está tu madre?

Agaché la mirada.

__: Ambas confiábamos en que regresaríais sanos y salvos... Pero el destino tenía otros planes.

Shadis: Hazme un favor __... No sigas los pasos de tu padre, mira cómo ha acabado, era un buen hombre y no le gustaría ver a su hija acabar de la misma forma.

__: Se cuidar de mi misma.

Fruncí el ceño levemente.

Shadis: A penas tienes diez años niña, ya me parece extraño la madurez que te es característica.

Shadis me revolvió el pelo.

Shadis: Cuídate mucho __.

Salí del despacho con las cosas de mi padre entre mis brazos, recogí mi caballo y regresé a mi casa lo más rápido posible. Al llegar al jardín trasero, volví a ver a ese chico, Jean, estaba entrenando de nuevo, me miró al darse cuenta de que le observaba.

Jean: ¿Que haces?

No respondí, guarde el caballo en su establo y entre a mi casa en silencio, con la mirada gacha. Mi madre me retiro las cosas de mi padre y me abrazó con cariño.

Ariadna: Lo superaremos...

__: ¿Cómo puedes decir eso?¡Es mi padre, tu marido!

Me fui corriendo a mi habitación, bastante ofendida por el comentario de mi madre, me tiré en mi cama y me hice una bolita cerrando los ojos, dejando que las lágrimas corrieran por mis mejillas. Mi padre, uno de los pilares de mi vida, se había ido para no volver. A mi mente volvían recuerdos de las cenas en familia, de cuando me enseñó a montar a caballo, cuando me curaba las rodillas sangrantes después de haberme caído.

Por la noche no bajé a cenar, simplemente me hice la dormida cuando mi madre entró a la habitación a comprobar mi estado. Me dio un beso en la frente y después de arroparme se retiró a su habitación. Me dormí cansada.

No salí de mi habitación, tan solo salía para comer e ir al baño, pero nunca salí de mi casa en ese tiempo, dejé de dibujar, mis amigos dejaron de hablarme, y así pasaron tres años.

Kirschtein {Jean x reader}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora