Capítulo 1.- Mi Historia

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Capítulo 1.- Mi Historia

Edward POV

Es viernes por la noche y yo sigo aquí, como siempre, sentado frente a la chimenea ubicada en la estancia de mi apartamento, con un vaso de whisky en mis manos, descansando en un cómodo sofá reclinable y escuchando música clásica. No logro entender cómo es que aún me siento tan vacío, solo y triste. 

Ni siquiera el fuego abrasador de la chimenea logra que sienta la calidez de un hogar. Aunque claro, este no es un hogar en absoluto, sino simplemente un frío edificio de concreto en el cuál me encuentro sólo yo y los empleados que ahora duermen en su respectiva habitación.

No recuerdo la última vez que me sentí completamente feliz, si es que algún día lo fui. Los años después del accidente han sido un completo infierno, cada día trato de hacer memoria pero los recuerdos de mi vida antes del accidente parecen rehuirme. 

Los doctores dijeron que eso era consecuencia del golpe brutal que había sufrido y que era afortunado de seguir con vida y sin ninguna secuela.

"Afortunado" –murmuré con resentimiento. El eco de mi voz agudizó mi soledad.

Si fuera afortunado como ellos dicen, no estaría así. Hubiera preferido morir.

Trataré de contar mi historia y seré breve, ya que no tengo muchos recuerdos de esa noche.

Era una fría noche de invierno, ese día se disputaría la final de futbol en la universidad. Yo era el quarterback de último año. Todos estaban muy emocionados ese día, ya que dentro de una semana sería la graduación, pero eso no importaba ahora, lo único que importaba en esos momentos era ganar el partido para poder pasar a la historia como "la universidad estatal con mas campeonatos ganados en futbol americano" o eso era lo que solía decir el entrenador. 
El marcador estaba en nuestra contra, ya que íbamos debajo por 3 puntos. Recuerdo estar parado ahí en el campo de juego, quedaban 4 segundos para que todo terminara y todos los espectadores, el entrenador y mi familia, tenían puestos los ojos en mí. 

En ese momento todo el peso de la derrota caería sobre mi si no ganábamos y no estaba dispuesto a soportar eso, nunca en mi vida me había gustado perder, lo sé, puede sonar un poco egocéntrico de mi parte, pero esa era la verdad. No me gustaba sacarle la vuelta a los problemas o a cualquier reto que se me presentara, aun cuando de antemano sabía que no saldría siempre victorioso.

Entonces, se reanudó el partido, ya les había indicado a mis compañeros que posición tomar, en base a la jugada que habíamos estado practicado cada día del último mes. Nada podía salir mal. Era sólo cuestión de concentración y la victoria estaría de nuestro lado. 

Miré en dirección a mis padres, que estaban situados a mi derecha sentados en las gradas superiores del estadio, me dedicaron una sonrisa y en su mirada pude ver que confiaban en mí.

Todos estaban en sus posiciones, inmediatamente llené mis pulmones con todo el aire que pude y escuché al 'mariscal de campo' gritar el nombre de la jugada:

–¡Azul 69! ¡Azul 69! –una lluvia de gotas de sudor aderezó su frenética orden

Después de eso, el balón estaba en juego y ahora se encontraba en mis manos. Entonces corrí hacia adelante, esquivando a los jugadores del equipo contrario, mientras mis compañeros me cubrían de otros que venían hacia mí. En ese instante mi adrenalina se disparó provocando con ello que mi mente trabajara mas rápido de lo normal.

Estaba a punto de lanzar el balón, pero entonces, sentí un golpe en la parte posterior de mi cabeza que provocó que saliera disparado por los aires, cerré los ojos porque todo lo veía borroso, segundos después, caí estrepitosamente sobre el césped con los ojos aun cerrados. El brusco contacto de mi casco sobre mi cabeza me provocó un intenso dolor. El silencio se apoderó del campo.

–¡Edward! ¡Edward! –muchas voces gritaban mi nombre después del escalofriante silencio

Estaba aturdido, todo lo que podía oír a mi alrededor, eran los gritos de mis compañeros así como también de mi entrenador, el cual pedía que entraran las asistencias al campo de juego para que me revisaran porque yo aún seguía en el suelo. No podía levantarme, el molesto pitido de mis oídos me impedía concentrarme.

De pronto sentí dos pares me manos que me recorrían el cuerpo en busca de algún hueso roto o alguna contusión. Mis ojos seguían cerrados, sentía un fuerte dolor en la cabeza, pero aun escuchaba todo lo que se decía a mi alrededor.

–¿Está bien? ¿Por qué no responde? –preguntaba el entrenador al médico del equipo

–No se como pudo pasar esto, casi tenía al tipo ese pero logró esquivarme –dijo Alec, un compañero de equipo.

–Aparentemente no hay fracturas ni huesos rotos, sólo algunas contusiones –explicó el médico auxiliar 

–¿Edward? ¿Puedes escucharme? –preguntó el entrenador –¿Está consiente? –le pregunto al médico

–¡Santo cielo! ¡Al fin abriste los ojos, Edward! –Suspiró aliviado –Eres un chico duro ¿No? 

No entendía bien lo que decía, había intentado, sin éxito, abrir los ojos. ¿A qué se refería con eso? ¿Me lo había imaginado?

–¿Edward? –me sacudió suavemente –¿Por qué no responde? –inquirió pero no escuché la respuesta del médico

Entonces caí en la cuenta, algo no iba bien conmigo así que intente abrir los ojos de nuevo. Nada otra vez. Probé alzando una mano para tocarme los ojos y comprobar si tenía abiertos mis párpados, y así era. Solo que no veía nada.

–¡No veo nada! ¡No puedo ver! –grité desesperadamente e hice ademán de incorporarme pero unas manos evitaron que lo hiciera.

En mi desesperación, sentí unas manos que revisaban mi cabeza, en ese momento hice un gesto de dolor. Entonces oí decir al médico:

–¡Tiene una contusión en la cabeza! ¡Traigan la camilla, hay que llevarlo urgentemente al hospital! –gritó histéricamente el médico.

Es todo lo que recuerdo de esa noche, debí haberme desmayado debido a la contusión y no recuperé la consciencia hasta 4 semanas después, eso fue lo que me dijo mi familia.

Pero todo eso ya no importa, al menos de eso trato de convencerme. El pasado se queda en el pasado. No podemos cambiarlo, pero irónicamente el pasado si puede cambiar el futuro. Eso fue lo que a mí me sucedió.

Ahora lo que intento es llevar mi vida lo más normal posible, aunque en mi caso es difícil lo de "normal", mi vida jamás volverá a ser normal. Aun no comprendo, cómo es que la vida puede cambiar en tan sólo un segundo. Sigo intentando averiguarlo.

Nada estaba claro para mí, los 'porqués' nunca fueron respondidos y todo lo demás perdió sentido. El hilo de mi vida había sido cortado de tajo y no había marcha atrás, la luz me fue arrebatada junto con todo lo que yo era. Las explicaciones no importaban, necesitaba respuestas por supuesto, pero simplemente estaba cansado de preguntar.  Solo sé que debo seguir, aun cuando no pueda ver el camino por el que voy, si es que en realidad existe alguno.

Las personas siempre han temido a lo desconocido pero... ¿Que hacer cuando todo lo que te rodea parece ser desconocido? ¿En verdad estaba tan solo como me sentía?

Blanco o negro, luz u oscuridad, el bien o el mal, por lo general son decisiones que las personas pueden hacer, en mi caso, no había elección, no había polos opuestos ni extrañas dualidades, todo era de un solo color, literalmente era prisionero de mi propio cuerpo. No había a dónde huir.

La oscuridad era mi refugio ahora.

Con Los Ojos Del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora