Capítulo 3.- La elección

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Capítulo 3.- La Elección

Edward POV

Esperé hasta las 8 de la mañana para poder llamar por teléfono a Rosalie, la encargada de recursos humanos, ella estaba de vacaciones peo esto sería rápido. 
Aunque no la hubiera llamado si no fuera un asunto urgente, y claramente éste lo era. 

Tomé mi móvil y marque su número, esperé y contestó al tercer timbrazo…

-¿Diga?- preguntó 

-Hola, Rosalie. Soy Edward Cullen, disculpa la hora. Espero no haberte despertado.

-N….no, para nada, jefe.- tartamudeó - Estaba poniendo en orden unas cosas del trabajo. ¿Puedo ayudarlo en algo?

Me hizo mucha gracia su respuesta, obviamente sabía que no estaba haciendo cosas del trabajo, para ser honestos, ¿quién hace ese tipo de cosas en vacaciones?

A lo mejor era que estaba asustada por mi llamada porque jamás la había llamado durante sus vacaciones, supongo que tal vez pensó que tenía problemas o que probablemente la despediría. 

No la culpo por pensar eso, la verdad es que no soy un jefe muy accesible que digamos, además soy muy exigente con mis empleados y me gusta que todo en mi empresa marche a la perfección. Ignoré su voz temblorosa.

-Rosalie, necesito que me envíes el currículum de las señoritas que aspiraban al puesto de asistente personal.- le dije - Sólo envíame, los que consideres que están a la altura de las circunstancias – agregué y reí al escuchar como pasaba saliva ruidosamente.

Claramente la tenía aterrorizada, no es que me gustara ser un ogro con mis empleados, simplemente evitaba a toda costa las relaciones que iban más allá de lo profesional.

-Si, como usted diga, señor. En un momento se los envío – dijo e inmediatamente oí como presionaba las teclas de su ordenador con rapidez. 

Una de las ventajas de esta vida en oscuridad, es que mi sentido del oído se agudizó, así como también mis otros sentidos. 
Por lo tanto, podía diferenciar perfectamente un sonido de otro. Había aprendido a hacerlo con el paso del tiempo.

-¡Listo! – dijo con voz triunfal – Ahora mismo puede comprobar si están en su e-mail, señor. Espero que esos sean de su agrado. – agregó con voz insegura.

-Muy bien. Les echaré un vistazo – dije irónicamente –para ver que me parecen. Gracias por tu disposición, Rosalie. En verdad aprecio tu eficacia. –dije para tranquilizarla 

-No me agradezca, señor. Solo hago mi trabajo. ¿Puedo hacer algo más por usted? 

-Por ahora es todo. Me podré en contacto contigo si necesito algo más. Disfruta de tus vacaciones, Rosalie.

- Gracias, señor. – dijo algo sorprendida por mi tono de voz, algo juguetón. Normalmente no era así en la oficina. Pero no quería arruinarle sus vacaciones con mi mal humor - Estoy para servirle. Hasta luego. – dijo y colgó.

Tan pronto como se cortó la comunicación, presioné algunas teclas e inmediatamente “Jane” me leyó la lista de nombres que correspondían a las aspirantes. Para sorpresa mía, eran solo 3. Bien, así no tendría muchos problemas al elegir una.

Al parecer, Rosalie había seguido mi consejo y fue muy rigurosa al seleccionar a las candidatas. –Me reí para mis adentros – Sería más apropiado decir, las que supuso que durarían más tiempo trabajando para mí. 

Debo admitir que puede resultar algo difícil tolerar mi sentido del humor. Ya imagino lo que mis empleados deben de decir a mis espaldas.

Le pedí a “Jane” que me leyera el currículum de cada una. 

Puse mucha atención en su experiencia profesional, idiomas, disponibilidad para viajar y por supuesto la edad. 

Para este puesto en específico, la edad era muy importante para mí, porque normalmente, estar rodeado de gente joven, hace que te sientas igual. 
Tampoco es que fuera un viejo, tengo 26 años, pero la verdad no me caería mal un poco de buen humor en mi vida.

Cuando “Jane” finalizó, tenía muy claro quién iba a ser la elegida.

En realidad no fue tan difícil como pensé que sería. Debo admitir que me impresionó mucho su currículum. Su experiencia profesional era poca, pero por lo demás, era perfecta. 
Hablaba inglés, español, italiano y portugués. Y tenía tan sólo 24 años. 
Aunque no fue esa la razón que me hizo tomar mi decisión tan precipitadamente. 

-Nada mal – murmuré con malicia 

Inmediatamente contacté de nuevo a Rosalie para indicarle a quién había elegido. Marqué y respondió al primer timbrazo.

-A sus órdenes, señor – al parecer esperaba mi llamada.

-Rosalie, ya tomé una decisión. – Te acabo de enviar el currículum de la afortunada –comenté con una sonrisa, al parecer hoy estaba de buen humor. Eso me sorprendió - Comunícate con ella y concreta una cita para una entrevista lo más pronto posible.


-Como usted ordene, señor. ¿El lunes le parece bien? – preguntó.

Lo pensé un poco ya que, precisamente el lunes, Alice llegaría de Europa y seguramente tendría mucho que contarme – me reí sólo de pensarlo – Pero esto era un asunto urgente, no estaba en condiciones de posponerlo. Además no creo que me tome mucho tiempo hacer la entrevista. Así que, accedí.

-Me parece perfecto, Rosalie. El lunes a las 9 de la mañana. – puntualicé – Eso es todo por hoy. Cuando hayas localizado a la señorita, me mandas un e-mail para confirmar.

-Muy bien, señor. Yo me encargo de todo. – comentó con tono profesional - Hasta luego.

Al terminar la llamada, apoye mi cabeza en el sofá y me dispuse a descansar un poco. 

Al parecer, el haberme levantado tan temprano empezaba a afectarme. Me sentía mentalmente exhausto.

Mientras descansaba, seguía pensando en mi decisión. 

No entiendo por qué, pero en cuanto escuché el nombre de la chica de 24 años, supe que la elegiría. Suena poco racional de mi parte dejarme guiar por un simple nombre, pero la verdad no fue sólo eso, sino que me recordó un suceso ocurrido en mi infancia, el cual nunca había podido lograr olvidar durante todos estos años. 

Con los ojos cerrados y recostado en el sofá, los recuerdos empezaron a inundar mi mente.

Con Los Ojos Del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora