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La alarma en su teléfono empezaba por estallarle los oídos a la pobre de RyuJin, estaba a punto de tirarlo por la ventana, si no fuera porque le costó una fortuna, no lo pensaría dos veces

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La alarma en su teléfono empezaba por estallarle los oídos a la pobre de RyuJin, estaba a punto de tirarlo por la ventana, si no fuera porque le costó una fortuna, no lo pensaría dos veces. Así que no tuvo más opción que apagarlo e intentar levantarse.

Anoche había trabajado en el bar y, como es de costumbre en los fines de semana, sus turnos cerraban hasta la madrugada. Aunque una pequeña complicación en particular se le atravesó en el camino, haciéndola quedar más tiempo de lo debido. Realmente le urgía conseguir un nuevo empleo, de lo contrario no sabría cómo acabaría.

— Vaya, pensé que tendría que arrastrarte como la otra vez.— RyuJin escucha el comentario sarcástico de su roomie y como respuesta le muestra su dedo medio.— Me encanta lo fina que eres, ¿Lo sabías?— El pelinegro se recarga sobre el marco de la puerta, mirándola cruzado de brazos.— Ayer vi que tuviste que atender a SeokJin y su grupito, ¿Cómo te fue?

— Fue una pesadilla.— Murmura contra la almohada.— Es un imbécil.

— Sí, pude ver tu cara, querías romperle la coctelera en la cabeza.— Ríe al recordar también cómo su compañera quería escupirle la bebida cada vez que SeokJin se la pedía arrogante.— Pero al menos te dejó una buena bonificación, eso significa que el sacrificio no fue en vano.

— Es una humillación— La pelinegra finalmente se levanta, enfoca su vista a la de su compañero y luego rueda los ojos.— No puedo creer que te veas bien, incluso cuando ambos tenemos los mismos horarios, ¿Cómo es eso posible?

— Ya sabes, no todos tienen el privilegio de ser Min YoonGi— Frunce sus hombros y recibe un almohadazo por parte de RyuJin.— Mejor apúrate, ya es tarde para que vayamos a la universidad.

— En serio te odio.— Ríe, lo cierto es que no sabría qué hacer sin ese personaje de tez pálida.

— ¿Y después de haberte hecho el desayuno, así me pagas?— Cuestiona ofendido.— ¿Sabes qué? Me he arrepentido, ahora te irás a pie.

— ¿Qué?— Aquél comentario despabiló por completo a la pelinegra.— ¡Sólo fue una broma!— YoonGi sólo salió de la habitación con una sonrisa triunfante. La verdad era que estaba bromeando, hasta la misma RyuJin lo sabía.— Idiota— Bufa entre risas.

— ¡Te escuché!

...

— ¿Tienes entrenamiento de baloncesto hoy?— interroga RyuJin mientras su amigo estaciona el auto.

— Sí. Pronto se vienen los campeonatos y el coach nos tiene sudando como cerdos.— La pelinegra no puede evitar reír ante las ocurrencias de Min.

— ¿Qué pensará el señor Byun cuando se entere que su deportista estrella está hablando mal de él?— YoonGi termina de estacionar y se quita el cinturón de seguridad al igual que Ryujin.

— Da igual, él ya lo sabe.— Ambos salen del vehículo y emprenden camino hacia las aulas. — Incluso le he dicho que cuál es la cera que se pasa por esa atractiva y deslumbrante calvicie. Literalmente se lleva toda mi atención, hasta me dan ganas de frotarla para ver si me da suerte.

•Exchange Lives• →Kim SeokJin←Donde viven las historias. Descúbrelo ahora