Un chico con una belleza hipnotizan te, de unos cabellos negros, con un rostro ovalado, de facciones angulosas. Su rostro blanco, tan blanco como porcelana y una expresión amable. Con unos labios delgados, su nariz delicada y unos profundos ojos azu...
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Hice un giro y lo coloqué sobre el colchón, mis manos parecían perderse dando caricias en aquel cuerpo.Se estremecía y jadeaba al sentir cada rose de mis dedos al posarse sobre su pecho y bajar hasta sus muslos.
Cada caricia que daba lo dejaba más dócil.
Me deshice de aquella pieza de ropa que le quedaba y me alejé un poco para apreciar la hermosa vista que se encontraba debajo de mí.Volví a repartir besos por la piel de su pecho y baje hasta sus muslos, provocando que él soltará una exclamación casi ahogada.
— Jungkook —Gimoteó.
Empecé a frotar las yemas de mis dedos en su entrada y él separó más sus piernas haciéndome notar lo mojada que estaba.
Gimió en voz alta al sentir el tacto de mí boca en su entrada.
— Te necesito... te necesito dentro ya.
No escuchaba sus suplicas, quería devorarlo por completo.Introduje un dedo dentro de él, lo que hizo que su espalda se arqueara y sus piernas temblaran, su cuerpo no paraba de estremecerse y sus jadeos eran suplicas.Continúe introduciendo mis dedos y los movía despacio en su interior, mientras repartía besos en sus caderas.
— Te necesito ya. —Me dijo entre jadeos.
Gimió al sentir mis dedos salir de su interior.Me quité la ropa y coloqué mi miembro fuera de su entrada.
Sus ojos brillaban totalmente consumidos por el deseo.
— ¡Hazlo ya!
No puede evitar sonreír ante aquella orden, empecé a empujar dentro dentro de él lentamente, su boca se encontraba abierta tratando de coger bocanadas de aire.Cuando estuve dentro por completo tomó unos segundos acostumbrarme por completo a la sensación.No quería llegar al orgasmos en ese mismo instante y quedar en ridículo lo completo.
Empecé despacio con movimientos suaves que le quitaban el aliento.
— Más... dame más..
Obedecí y aumente el ritmo, ahora un poco más rápido y brusco.Taehyung soltaba un gemido con cada embestida que le propinaba.
Sus gemidos eran tan intensos que sentía que podían escucharse en todo aquel pasillo y en el bar.
Era como si estuviéramos descubriendo el paraíso.
Rodeé su cintura y intensifique mis movimientos, el se agarró de mis hombros con desesperación.El placer que sentíamos era tan grande que se sentían como corrientes eléctricas recorriendo nuestros cuerpos que nos dejaban sin aliento.Una sensación que nunca antes había sentido y no quería que acabará jamás...
Pero terminó, me deje caer a su lado y ambos tratábamos de recuperar el aliento.
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