Aquel hombre, que ahora Aziraphale sabía que se llamaba Kilgrave, no dejaba de mirarlo, al punto en que ya comenzaba a ponerse incómodo el ambiente.
—Señor, por favor, en serio le pido que se retire.
Kilgrave lo miró unos segundos más, serio y con un rastro de enojo en su rostro.
—...Por favor, ten una cita conmigo. -dijo de repente-
—¿Qué?
—Ten una cita conmigo...-repitió-
—Acabamos de conocernos.
—Me conoces hace años. Lo sabes, siempre me saludas cuando entro los viernes.
—Lo sé. Pero no quiero tenerlo cerca.
—Por favor... No me niegues la oportunidad de estar con alguien con el cual finalmente sé que hace las cosas porque quiere y no porque se lo ordeno.
—¿De nuevo esa historia del humano especial?
—Lo soy. Puedo demostrártelo si aceptas una cita conmigo.
—No, gracias.
—Por favor...
—Fuera de aquí. -Aziraphale chasqueó sus dedos y el hombre no tardó en darse media vuelta y salir de la tienda-
Kilgrave se fue y caminó dos cuadras sin mirar atrás, hasta finalmente volver a tener conciencia.
—...Me... Echó... -dijo algo molesto- ¡Él me echó!
Era increíble como sus poderes no funcionaban para hacer que ese peliblanco hiciese algo... Pero que este sí pudiese controlarlo a él. Eso solo despertaba cada vez más la intriga en su pecho.
__________________________________Pasó una semana, el viernes llegó otra vez y con él la llegada de Kilgrave a la librería, dispuesto a obtener una cita mientras sostenía un ramo de rosas en sus manos.
Estaba a punto de entrar y ofrecerle las flores a su querido Aziraphale. Pero se dió cuenta de que había alguien más en la tienda... Un par de tipos, uno muy alto y esbelto y el otro gordo y chaparro.
No sabía quiénes eran. Pero sin duda eran una molestia, ya que Aziraphale se mantenía con mirada baja al hablar con ellos, cosa que nunca había hecho ni con los clientes más amenazantes.
—Buenos días -dijo abriéndo la puerta, los hombres voltearon hacia él-
—Estamos en una reunión importante, por favor váyase.-mencionó Gabriel, el más alto-
—No, no lo creo.
—Sí tiene razón.
"¿Gabriel aceptando que alguien más tiene la razón?" Pensó Aziraphale mientras miraba con sorpresa aquella escena.
—Ahora, ¿Porqué regañan a Aziraphale?
—Desobedeció las órdenes.
—Siguió haciendo milagros frívolos.
—¿Ah, sí? -Kilgrave miro al de pelo blanco con una ceja alzada- ¿Y qué se supone que es? ¿Un humano especial con qué poderes?
—No es un humano, señor es un principado.
—¿Un qué?
—Un ángel.
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El demonio púrpura.
Ficción General*Este fic participa en el reto crossover de la página Ineffables Fanfickers* El misterioso hombre de púrpura lleva años yendo a la librería A.Z Fell and company teniendo siempre la misma rutina absolutamente todos los días, lo cual despierta la sosp...