Capítulo 7

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Capítulo 7

Oía murmullos, creo recordar un sollozo ahogado y unos profundos lamentos. Los estuve escuchando durante bastante rato, no sé decirlo con exactitud pero diría que varias horas. No entendí nada, mis ojos no me obedecían y se empeñaban en permanecer cerrados. Unos pinchazos atacaban mi cabeza, pero no podía mover mi cuerpo. No recorvaba nada en ese momento, seguí escuchando nítidas voces a mí alrededor pero no podía distinguirlas.

Sentí un roce en mi mejilla, muy superficial, como si a esa persona le diese miedo romperme. Y luego ese toque se desplazó a mis labios, y de nuevo a mi mejilla, y en mis cabellos. Seguía escuchando esos sollozos, pero no lograba distinguir la voz de esa persona. Entonces agarraron mi mano, estrechándola, también sentí una calidez en mis labios, como si alguien hubiese posado los suyos encima. Apreté los párpados, queriendo abrirlos de una vez sin conseguirlo. Moví la mano que me sostenían, y los sollozos cesaron de golpe.

Conseguí entreabrir mis párpados, pero una intensa luz me hizo cerrarlos de golpe. Mi boca estaba seca, se me pegaba la lengua al paladar, y me dolía el pecho al respirar. Eso sin contar el dolor del resto de mi cuerpo. Noté un apretón en mis mejillas, zarandeándome un poco.

-Tom…- me repetía esa voz grave sin dejar de tomar mis mejillas, y deduje que era voz de hombre.

“Jacob”, ese nombre asaltó mi mente.

Abrí los ojos de golpe, hiriéndolos con la blanca y cálida luz que entraba a través de la ventana. Cuando mi vista se enfocó bien, ladeé mi cabeza con dificultad  hacia el lado opuesto a esa irritante ventana, encontrándome con unos empañados ojos verdes que me observaban con estupor; Jacob estaba casi encima de mí, con sus párpados abiertos como si dos palillos se los mantuviesen abiertos, con la respiración entrecortaba y los labios húmedos y entreabiertos. Tomaba mi mano, apretándola entre las suyas. Y yo sólo pude intentar sonreír.

-Jake…- susurré en un  hilo de voz ronca y rasposa.

Él abrió sus ojos aún más si era posible, estrujando mi mano, haciéndome daño. Emití un pequeño quejido en respuesta, entrecerrando mis ojos para después volver a sonreír. Su ceño se frunció, dejó salir más lágrimas de sus cuencas mientras caían por sus ya escocidas mejillas. Un sollozo brotó de su garganta, y soltó si mano para taparse la boca sin dejar de mirarme. Se sentó a mi lado con  cuidado, quedándose al filo del colchón en el que me encontraba, y descendió hasta apoyar su frente en mi pecho sin destaparse la boca. Los hombros se le contraían a causa de esos mismos sollozos, y como pude, haciendo un esfuerzo sobre humano, levanté una de mis manos y la posé en su nuca, acariciándole el cabello. Me di cuenta, entonces, de que tenía unos tubos conectados en mis brazos, por vía intravenosa, y también que estaba en una blanca habitación de hospital con múltiples aparatos rodeándome.

Jacob levantó su cabeza, mirándome fijamente aún con la respiración temblorosa y expresión sufriente.

-¿Cómo te encuentras?- me preguntó con voz rota. Se me hizo un nuco en el estómago al verle así.

-Bien…- mentí.

Seguí acariciándole el cabello con dificultad, pues sentía que hasta ese simple gesto se llevaba todas mis fuerzas. Él se irguió de golpe, asustándome, y estampó sus labios contra los míos, demandantes pero dulces. No tardé en corresponder, y débilmente, comencé a mover los míos, dejando caer muertos los brazos a mis costados, concentrado sólo en su toque húmedo y cálido. Quise que pegara su pecho al mío, que nos fusionásemos, sentirle dentro de mí, pero recordé el motivo por el cual estaba en aquel hospital y descarté esa idea, consciente de que debía estar bastante jodido físicamente. “Maldito camión de patatas de bolsa, y estúpido yo por no llevar puesto el cinturón”, pensé cuando Jake se separó de mí, dudoso.

A SOUL UNDER THE RAIN (Homoerótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora