Capítulo uno.

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Me levanté sobresaltado, y gruñí en respuesta

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Me levanté sobresaltado, y gruñí en respuesta. A un lado mío Nick y Lidia soltaron una sonora carcajada. No era gracioso despertarte debido a un maldito bache hijo de puta.

Tallé mis ojos con molestia, y me acomodé en el incómodo asiento. Noté como mi madre sonreía con diversión mientras me miraba por el espejo retrovisor. Rodé los ojos.

—¿Cuánto falta para llegar? —Pregunté. Solté todo el aire que mis pulmones retenían, y me incliné para tomar mi mochila que se encontraba debajo de mis pies.

—Menos de diez minutos, amor. —Asentí. Tomé la mochila, y la coloqué sobre mi regazo para comenzar la busqueda de las mentas.

—Estoy emocionado... Hace meses que no estabamos por acá. —Murmuró Nick. Asentí mientras con la cabeza dentro de la mochila lo imité burlón. Solté una risa.

Seis meses, lo cual conlleva a medio año. Se siente extraño, debo admitirlo. Medio año sin ver a los chicos, quiero decir, sí que los he visto pero con una pantalla de por medio, no era lo mismo. Medio año sin estar por acá. Medio año sin ver a Sadie. Medio año sin saber absolutamente nada de ella.

¿Les soy sincero? Al principio fue difícil el proceso de “sanación”. Algunas veces (inevitablemente) tomaba el movil dispuesto a mandarle un mensaje, pero nunca lo hacía. No es como sí ella me hubiera dejado de seguir o yo a ella. Pero no podía, sentía que iba a entrometerme. No lo sé.

Resoplé, y dejé la mochila donde antes se encontraba. Me llevé dos mentas a la boca, y me recargué totalmente en el asiento cerrando mis ojos. Sólo concentrándome en masticar la goma, y seguir respirando.

Los siguientes minutos pasaron rápidamente, justo como supuse. ¿No les pasa igual? ¿Qué cuando quieren que algo pase ya el tiempo pasa más lento? ¿O cuando quieren que algo no pase y el tiempo pasa más rápido? Que importa.

El auto se detuvo enfrente de la conocida casa. Nick y Lidia bajaron rápidamente, al igual que mis padres. ¿Por qué tanta emoción?

Rodé los ojos, y me dispuse a tomar la mochila, para después salir de igual forma del auto. La colgué en mi hombro, y caminé hasta la puerta de la casa.

—¿A dónde vas Finn? —Preguntó mi padre logrando detenerme. Suspiré antes de girar sobre mi propio eje.

—¿Dentro de la casa? —Levanté las cejas, y él negó indicando que me acercara.

—¿Piensas que somos tus sirvientes o qué, jovencito? Carga tus maletas, no seas vanidoso. —Rodé los ojos por octava vez en el día, y me acerqué al auto tomando mis dos maletas. —Así me gusta.

—No soy vanidoso. —Murmuré iniciando mi caminata al interior de la casa.

—¡No lo sé, hijo! —Resoplé al escuchar la risa de los demás.

Entré a la casa, y la familiaridad me invadió por completo. Sonreí. Mamá pasó por un lado mío dejando una gorra sobre mi cabeza, y sonrío. Comencé a caminar hasta las escaleras, y las subí para dirigirme a mí habitación. Una vez ahí dejé las maletas en el suelo, y me arrojé a la cama.

Cerré mis ojos, y me concentré en mi respiración. Últimamente hacia eso con frecuencia. Me concentraba en mi respirar mientras cerraba los ojos, pues me daba gracia como inconsientemente respirabas y cuando te concentrabas en ella tienes que respirar por tú cuenta. Realmente no sé si me di a entender pero que más da.

Responderé a algo. ¿Por qué estaba aquí? Facíl. Las grabaciones de Stranger Things 4, esa es la única razón por la que había regresado, creanme que si no hubiera más Stranger Things, yo no estaría aquí. Seguramente les diría a mis padres que pusieran la casa en venta, y siguieramos nuestra vida en Canadá como los viejos tiempos. A la mierda la fama, y los proyectos.

Pero obviamente no era así. Y supongo que estaba bien con eso, puedo lidiar con ello, ¿no?

De todas formas ya estaba aquí. Mañana vería a Sadie, y estaba bien. Yo estaba bien, y era seguro que ella también lo estaba. Pues yo sabía lo fuerte que ella podía llegar a ser. Es decir, es Sadie Sink.

Dos toques en la puertas me sacaron de mis pensamientos. Giré la cabeza para encontrarme a Lidia recargada en el marco de la puerte. Sonreí.

—Hola, Finn. ¿Puedo pasar? —Dijo con su peculiar voz. Tan suave.

—Claro. Adelante. —Asintió, y a paso lento lo hizo. Tomó asiento a un lado mío, y exaló.

—¿Cómo has estado? —Preguntó mientras miraba hacia el frente.

—Bien. ¿Cómo has estado tú? —Se giró mirándome fijamente, y yo me incorporé tomando asiento.

—Oye... No estoy aquí para hablar sobre como estoy yo.

—¿Ah no? —Pregunté burlón. Negó ocasionando que su corta melena se agitara. La había cortado, eso era seguro.

—No, bobo. ¿Cómo has llevado tu ruptura con Sadie?

Oh. Eso no me lo esperaba en lo absoluto.

—Estoy bien. —Rasqué mi nuca. —Es decir, al principio si fue algo difícil de llevar, pero después estuvo bien. Supongo. —Me encogí de hombros, y ella asintió.

—Y... ¿Cómo ha estado ella? —Levanté las cejas, y rasqué mi pierna sobre la tela del pantalón.

—¿Te soy sicero? —Asintió. Arremangué mi pantalón para así poder rascar bien mi piel irritada. —La verdad es que no lo sé. No hemos hablado desde que terminamos.

—¿Ni una sola vez? —Preguntó con un tono incrédulo.

—Ni una sola vez. —Afirmé. Abrió la boca son sorpresa, pero disimuló girando su cabeza. —Pero supongo que está bien. Me refiero a que... Ella se ve bien. Incluso se ve más feliz.

Me miró con una ceja en alto, y chasqueó la lengua.

—¿De verdad? —Asentí mientras jugaba con los vellos de mis piernas. —Eres un estúpido.

—¿Qué?

—Sí. No porque en las jodidas fotos aparezca con una sonrisa quiere decir que ella está feliz, no seas imbécil.

Punto para ella.

—¿O al menos no lo ves así? Un ejemplo. Tú. —Fruncí el entrecejo confundido.

—¿Yo?

—Sí. En tus fotos te ves bien. Fresco como una lechuga, feliz... Pero, ¿lo estás?

Mordí mi labio inferior pensando en lo recién dicho. ¿Lo estoy?

—No... Creo que no. —Asintió.

—Losé.

—¿Cómo...?

—Joder Finn. Se veía que lo que ustedes tenían, por muy extraño que fuera, era real. Y era fuerte. Seis meses separados no iban a borrar los recuerdos, ni mucho menos los sentimientos.

—De todas formas ese no era el plan. No se trataba de olvidar. No trataba de ovidarla, porque se que es imposible. Lo único que intentaba era superarla.

—¿Y funcionó?

Llevé una bocanada de aire a mis pulmones, y luego sólo la exalé con fuerza.

—No.






Akshakja, estoy tan feliiiiiiz❤

Demosle la bienvenida oficial a “Amor sin límites”🙌

¿Están emocionadas? Yo si, ajshska.

Gracias por el apoyo, bebés❤

-VANY⛅

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⏰ Última actualización: Jun 06, 2020 ⏰

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Amor sin límites. -FADIE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora