Capítulo 1

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-Recuérdale, no te puedes olvidar de él. Recuérdale, recuérdale, recuérdale, recuérdale, recuérdale, recuérdale, recuérdale, recuérdale.

Estoy bajo el agua fría de la ducha. Agarrando mis rodillas contra mi pecho. Balanceándome de alante a atrás continuamente. Sumergiéndome en mis pensamientos. - Recuérdale, sus ojos, su sonrisa. Sus gestos, su mirada, sus actos...

Mi padre....

-Madison Smith, sal del baño ahora mismo. Nos vamos ya. Si no estás en la camioneta en tres minutos te dejaré aquí. Me da igual la promesa que le hice a tu madre.

Las gotas siguen cayendo.

- Ya voy. -Como odio a mi Padrastro...

Apago el agua y salgo de la ducha. Cojo una toalla y me envuelvo con ella.

-No te olvides por nada en el mundo de él. Ni por un insignificante momento tienes que olvidar lo que hizo por ti. Tienes que encontrarlo como sea. -Me lo repito una y otra vez.

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El camino se me hace eterno. Voy a vivir durante todas las vacaciones en una casa con mi Padrastro y su grupito de científicos falderos. Él es investigador de no se que mierdas de los problemas cerebrales y psicológicos de las personas, o algo así, tampoco me importa mucho su vida.

Hace un par de años estaba en una nueva investigación, y me  dejó de lado, pero tampoco me hacía mucho caso antes, ni cuando estaba mi madre.

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Llegamos a una mansión, es muy grande, de cuatro pisos. De color gris negruzca. Con ventanales de madera corroída y rotas. La entrada, cerrada con cuatro candados, es una verja de hierro, oxidada y a punto de partirse en cualquier momento. En el pequeño jardín hay dos pinos muy viejos y altos. Son muy ténebres y lúgubres. A lado de los pinos hay unas estatuas de animales, hechas sin muchos detalles; ornitorrincos, serpientes, y una brújula de piedra marcando el norte. Aunque está mal, esta apuntando al noroeste.

-Te enseñaré un poco la casa. Luego te apañarás tú sola.

-Bien.- No me gusta tener conversación con mi padrastro.

Yo vivía hasta los doce años con mis padres. Pero ese año desapareció mi padre llevándose con sigo mismo el dinero familiar y los buenos recuerdos con él. Dejando a mi madre muy triste. Buscando de nuevo la felicidad, encontró al que ahora se hace cargo de mí; mi Padrastro. Y no lo amaba. Solo que buscaba felicidad en el dinero. Hace dos años mi madre murió de cáncer de huesos. Y me dejó a cargo de Matière (El Padrastro). Los dos sabemos perfectamente que no nos une nada. Solo que el P(el Padrastro) recibió algo a cambio de estos años cuidándome.-No sé que es, pero supongo que será algo de valor o alguna cosa para mejorar en la investigación.En cuanto pueda me marcharé, lejos de él, lejos de su vida, lejos de sus mierdas de reglas.

-Ya hemos llegado a tu nueva casa.

-Pues vaya, menuda porquería de casa....

-Jovencita, te callas, no eres tú la que elijes la casa. Cuando seas mayor elegirás tú.

No le respondo.  Paso olímpicamente de lo que me diga, no es él quien me tiene que enseñar.

Salgo del coche y cojo las llaves de la "nueva" casa. Al principio me cuesta abrir, pero con un par de empujones a la puerta y golpes al cerrojo, acaba venciendo. Mi primera impresión, una casa muy vieja. Hecha una mierda y sin nada de decoración; como cabía esperar.

Tiene una escalera de caracol que sube al segundo piso. Subo. Me encuentro con un pasillo muy estrecho con siete puertas. Todas idénticas, sin ningún cartel que explique que es cada habitación. Pruebo a abrirlas; solo se abren tres. Las otras están cerradas con llave. En la primera, es una habitación pequeña con algunos baúles viejos y con una cama pequeña. Supongo que sería la habitación de invitados para niños. La segunda es una sala de estar, con una mesilla en el medio de la habitación, dos sillones muy antiguos verdes, y un sinfonier en la parte posterior. Las cortinas tapan por completo todas las ventanas. Las luces funcionan decentemente bien. La tercera puerta es una pequeña biblioteca y hay otra puerta mas pequeña a la derecha de la habitación. Me da miedo esta casa, en cualquier momento puede aparecer algún cadáver y lo vería normal. La puerta se resiste en los primeros intentos, al final consigo abrirla, son escaleras, y van hacia abajo. Me extraña. Saco mi móvil y enciendo la linterna. Agarro bien mi chaqueta, como si fuese una capa protectora, y bajo. Me encuentro casi de todo; un oso de peluche, unas llaves, una chaqueta vieja, una taza de cerámica y muchas mas cosas. No sé a donde me llevará...

Caja de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora