VEINTIDÓS

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"¡Hola! Soy Manuel Vainstein, este es el contestador, deje su mensaje después de oír la señal, ¡saludos!"

Apretaba  por casi décima vez aquel botón, con esperanzas de que Manuel contestara, habían pasado dos días y nada.

Otra vez.

"¡Hola! Soy Manuel Vainstein, este es el contestador, deje su mensaje después de oír la señal, ¡saludos!"

¿Estaría demasiado ocupado para contestar?
Su voz seguía igual, risueña, tal y como le gustaba.

Miró la cama, llena de cartas, ¿cuantos días había estado ahí leyendo?la cuarentena se hacía larga, y podía decir que las cartas eran su nuevo entretenimiento.

Fue una acción estúpida decirle eso a Manuel ¿invitarlo a tal lugar en esta situación?ya ni pensaba las palabras.

Apretó otra vez el botón.

"¡Hola! Soy Manuel Vainstein, este es el contestador, deje su mensaje después de oír la señal, ¡saludos!"

Ya fue.

No iba a contestar.

Apoyó el teléfono en la mesa, abandonándolo por completo, desplomándose en la cama, haciendo volar unas cuantas cartas.

de fondo se podía seguir escuchando la música que había empezado a poner su madre en la cocina, aún así, se durmió, ¿hace cuanto no dormía así de cómodo?hace bastante.

𝐂𝐀𝐑𝐓𝐈𝐓𝐀𝐒-T + RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora