El héroe de Green Hill

8.6K 296 80
                                    

Sonic The Hedgehog, el gran y único héroe de Green Hill. Aquel erizo azul de velocidad super sonica que hacía suspirar a todas las damiselas del pueblo. Apuesto, delgado, atlético; no había ningún hombre que no lo admirara y envidiara y ninguna mujer que no lo alabara.
Según Sonic, todas eran lindas y varias buenas personas al igual que un buen partido, pero no, ninguna le llamaba la atención, ninguna había logrado que su corazón latiera a mil por hora.
El erizo era la persona más popular de Green Hill, de eso no había duda…pero pese a eso no tenía ningún amigo, no asistía a fiestas y muy pocos lograban tener la suerte de entablar una conversación con él en las asambleas del pueblo. Realmente parecía inalcanzable; y Sonic estaba consciente de la fama de “El misterioso y hermoso héroe” que se cargaba.

-Parece que ya olvidaron quien era antes- Solía decirse al llegar a su casa, tumbarse en su sofá favorito y mirar distraído la televisión -Los tipos que antes me pateaban el trasero ahora me alaban como si fuera un dios-

Todo había comenzado desde que unos pequeños robots llegaron al pueblo y comenzaron a saquear todo, nadie sabía de donde venían o quién los estaba manejando. Sonic era el único capaz de detener a esas cosas. Sin él, el pueblo estaba perdido; y la gente lo sabía, por lo que después de vencer a su primera horda de robots, todos comenzaron a alabarlo con la intención de que siguiera protegiendo Green Hill, claro que con el tiempo, la gente realmente comenzó a respetarlo de verdad, lo vieron crecer con orgullo y esperanza.
Había comenzado con esta faceta de héroe a la corta edad de siete años…ahora que ya tenía quince, seguía justo en la línea de salida.

-¿Será que Tom tiene razón?- Preguntó pensativo mientras sacaba un perro caliente de la nevera -¿Necesito socializar más?-

Durante el trayecto directo a la sala, se detuvo a ver el paisaje que su ventana le ofrecía: Si algo amaba de Green Hill y de cierto modo le obligaba a quedarse en aquella isla, eran los paisajes: Girasoles por todos lados, un cielo celeste puro y adornado de nubes, el viento que llegaba consigo la brisa del mar. Todo eso no se encontraba fácilmente en otro sitio.
Entonces, con una sonrisa en su rostro, volvió a posar su trasero en el sofá, le dio una mordida a su comida y disfruto de un día tranquilo de televisión…solo.

Pasaron las horas y el erizo cayó dormido, si bien ya tenía las responsabilidades de un hombre de por lo menos treinta años, su cuerpo era de quince, por lo que era de esperarse que cayera dormido si la oportunidad se presentaba.
Eran las dos quince de la tarde cuando lo despertó el suave golpeteo de la puerta principal.

-Amm, ¿Sonic?-

-Voy en un segundo- El cobalto se levantó de golpe con la cabeza dándole vueltas por lo rápido que se había incorporando y se apresuró a recibir a su visita.

-Perdone la tardanza- Se disculpó -Me quedé dormido y apenas si pude escucharlo-

-Oh, descuida- Aseguró la persona al otro lado de la puerta -No me hiciste esperar para nada-

Cuando Sonic abrió la puerta, pudo ver qué se trataba de Amadeus, el secretario del alcalde y un gran panadero cuando no se encontraba ajustando la agenda de aquel castor tan pedante que se hacía llamar el “Alcalde”.

-Hola, Amadeus, no te esperaba hoy-

-Jeje, lo sé, lo sé- El zorro de pelaje marrón esbozó una sonrisa -Siempre es un gusto verte, Sonic-

-Lo mismo digo- En erizo se sentía emocionado de tener a alguien con quien platicar unos minutos, en especial con Amadeus; una de las pocas personas que conocía a profundidad -Ven, pasa-

-Gracias-

Cuando ambos se sentaron en la sala, comenzó la clásica batalla de Damas Chinas, Sonic siempre perdía pero incluso el zorro frente a él reconocía que estaba aprendiendo rápido.

-¿Y cómo has estado, "azul fugaz"?- Aquel apodo divertía mucho al secretario/panadero. Cosa que el erizo compartía.

-Pues lo típico- Respondió este planeando su siguiente jugada -Derrotar a esos robots, descansar aquí…realmente no hay nada interesante que contar-

Cuando el cobalto finalmente movió una canica negra tres posiciones a la derecha, Amadeus sonrió.

-Vamos, ¿Me dirás qué en enserio no tienes ningún pasatiempo?-

Sonic negó suavemente con la cabeza, quería tener un pasatiempo, claro que sí, pero no podía si la gente lo seguía viendo cómo un bicho raro, o por el contrario lo veían como una deidad. Era muy difícil convivir con las expectativas que traía en su persona.

-¿Y cómo está Rose?- Preguntó en un intento por cambiar de tema.

-Oh, bastante bien- Respondió felizmente el zorro -Ganamos una buena cantidad de anillos por ambos empleos y Miles no causa muchos problemas que digamos-

-¿Miles?-

-Si, es nuestro hijo- Amadeus movió una sola canica en cinco casillas diferentes -Ya casi te gano-

-No sabía que tuvieran un hijo- Sonic era despistado, pero le costaba creer que no se hubiera enterado.

-Pfff, ¿Como ibas a saberlo si vives prácticamente aislado?- Soltó su amigo en un tono de risa -Pero no te preocupes-

La partida continuó y Amadeus cambió de tema rápidamente. Si bien a Sonic le sorprendió que no se hubiera enterado de la existencia de ese niño, tampoco le dió muchas vueltas al asunto; por lo que no se puso a pensar en que jamás lo había visto o de qué no notó el embarazo de RoseMary en ninguna asamblea.

La partida terminó con el zorro marrón ganándole al erizo.

-Oye, hay Chilidogs en la nevera, ¿Quieres uno?-

-Je, normalmente te tomaría la palabra, pero necesito ir a alistar algunas cosas para el alcalde- Amadeus se levantó -Fue un gusto verte, Sonic-

-Igualmente, amigo-

Ambos se estrecharon la mano y después, el zorro siguió su camino.
Sonic por su parte dudaba en si quedarse en la casa o salir a dar un paseo por la playa de la isla, simplemente para ver el mar y quizá mojarse un poco los pies, claro que sería más divertido con alguien más, pero ver el océano era una de las cosas que más disfrutaba.
Sonrió decidido, fue al espejo para asegurarse de que se viera presentable y decente y después fue caminando tranquilamente a la playa.

No hablemos de esto (Sontails)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora