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" Cuando nació, el poder y los errores de su ancestros fueron puestos en los hombros de aquélla pequeña, ese día fue cuando el mundo tembló, advirtiendo a todo ser que vivía en el mundo de las sombras que tuviese cuidado, pues el caos estaba cerca."
11 de Mayo de 1554. Recidencia Bane - Exousía Paris, Francia.
En todos sus años de vida, Magnus Bane nunca pudo imaginarse en una situación como la que estaba viviendo, habían pasado alrededor de cuatro horas desde que su esposa, Artemis Bane, anteriormente Exousía, había roto bolsa, y llevaba dos horas en labor de parto, pero aún así mantenía la calma, estaba sentado tomando una copa bajo la atenta mirada de Orión Exousía, su cuñado.
- Magnus, no entiendo cómo puedes estar tan tranquilo cuado tu esposa está dando a luz mientras grita que te odia.- Le dijo Orión.
- No te preocupes, tu hermana siempre grita, está loca, y estoy tranquilo porque se que una hermosa niña nacerá está noche, aunque Artemis no dejará que me acerqué a ella, nunca, en toda la eternidad.- Le respondió.
Lo único que se escuchaba en aquella gran mansión eran gritos de dolor y insultos, que retumbaban en los muros de aquella residencia hasta llegar a los oídos de sus habitantes haciéndolos estremecer ante lo doloroso que se oía.
- Sigo sin entender como es que terminaron casados.- Le dijo él brujo Exousía a Bane, a lo cual el solo se encogió de hombros, el tampoco lo sabia, pero amaba a su esposa con su locura y sus raras maneras de ver las cosas.
- Lo que yo sigo sin entender es como han procreado a esa niña, según lo que yo se, todos los magos somos estériles.- Dijo Margaret O'Connor entrando a la habitación, lo recién dicho por la mejor amiga de Artemis, hizo estremecer a los dos hombres que se encontraban en la habitación.
- Secreto familiar querida, si tu te enteras más personas podrían enterarse y el secreto ya no sería tan secreto.- El dijo Magnus, levantando su copa en señal de saludo a la recién llegada.
- Lo que yo quería saber era porque no me avisa...- Margaret no pudo seguir hablando ya que se vio interrumpida por gritos provenientes de la parte superior de la mansión.
- ¡Demonios!- Se escucho la maldición de Artemis, seguido por un grito desgarrador.- ¡Escúchame Magnus Bane, y presta atención!,- Exclamó - ¡no dejaré que me toques, nunca más, en tu vida!, ¡y si quieres otro hijo, hazlo tu sólo porque conmigo no cuentas!.- Gritaba enojada y adolorida la señora Bane, mientras que su esposo, su hermano y su mejor amiga se quedaban en silencio preocupados.
Por treinta minutos siguió así, ella grita de dolor o soltando insultos, lo cual era entendible ya que estaba dando a luz a una niña.
- ¡No puedo creer como, por todos los demonios, pudiste convencerme de tener una hija, Magnus Bane!.- Luego de decir aquello, Artemis soltó un grito que dejó a la mansión en un tensó silencio.
