Luego de pensarlo unos segundos, decidí creer que el misterioso adiós de Joel fue por variadas razones; quizás se le había hecho tarde, posiblemente tuviera algo que hacer o algo por el estilo.
Miércoles. Otro día más cual pasaría la mayoría del tiempo con mis dedos entrelazados a los de Joel. Me vestí normal, no quería llamar más la atención de lo que ya hacia cuando me colgaba del cuello de mi mejor amigo.
Jugué un par de minutos con mi cabello decidiendo cual sería el peinado ideal para el día, maquillé, siempre muy suave, mi rostro, pestañas encrespadas a la perfección, brillo labial rosado y estaba más que lista.
Tomé desayuno liviano, dedicar tanto tiempo a mi imagen hizo que el tiempo transcurriera más rápido que nunca y los minutos se agotarían si ingería la gran cantidad de alimentos que mamá había preparado esa mañana, además, ya comenzaba a sentir mi cuerpo más pesado de lo normal y eso no era nada agradable para la estética de una chica, nada. Más me valía dejar de almorzar puras porquerías con Joel.
—Que tengas un buen día— Deseó mi padre depositando un beso en mi frente.
—Igual— Sonreí y agité a mi mano para no despedirme persona por persona, ya se me había hecho tarde.
Abrí la puerta y sonreí esperando encontrarme con Joel, impaciente por mi demora, pero no, no encontré más que el vestíbulo de paredes blancas relaciones vacío. Posiblemente Joel estaba retrasado al igual que yo, así que cerré la puerta del departamento y me apoyé en esta para esperar a que la del frente se abriera. Cinco minutos y aún no salía... 10 minutos y nada.
Bufé molesta y me aproximé hasta la puerta, me incomodaba tocar sabiendo que cualquiera podría abrir la puerta, no era que me molestase que Patty, Gabriel, o Manuel, sino: Israel, sus penetrantes ojos cafés solían contemplarme en su totalidad y debo decir que no era ni una sensación muy gustosa.
Dos suaves toques bastaron para que alguien abriera la puerta. Suspiré tranquila al encontrarme con esos lindos ojos café, Gabriel.
— ¡Oh! Emma... ¿Qué te trae...? —Levantó su muñeca y observó su reloj. — ¿A las ocho con quince minutos a la puerta del departamento Pimentel?— Sonrió evidente, por la hora había deducido que estaba atrasada.
—Hola— Sonreí. —me preguntaba si Joel se dignará a ir a clases o preferirá quedarse en casa con la falsa excusa de que esta "resfriado"— Carcajeé y volví a colocar en su lugar a mi mochila que comenzaba a resbalarse por uno de mis hombros.
— ¿Qué? — Arqueó una ceja y me miró con asombro. —Joel se marchó a clases como hace... 25 minutos, por lo que pude notar estaba apresurado. ¿No pasó por ti? —
Me quedé en silencio, mirándolo incrédula, no podía creer lo que me estaba diciendo.
— ¿Qué? — Pregunté incoherente, sabía de qué me estaba hablando.
—Eh, si, ya... debe de estar en clases— Me miró incómodo, debió de adivinar el hecho de que su hermano ni si quiera fue capaz de avisarme.
—Oh, que... que tonta— Miré hacia un lado. —Bueno, ya me tengo que ir— Sonreí con falsedad, la verdad era que estaba muy desconcertada con lo que acaba de pasar.
Me volteé con la frente en alto y una cínica sonrisa ida en el rostro, apenas escuché el suave choque de la puerta contra el umbral el nudo en la garganta apareció.
Sé que posiblemente sonara patético, o que estaba exagerando las cosas cuando Joel solo necesitaba arreglar un par de cosas de la prepa, no lo sé, pero contando la inesperada huida de casa el día anterior, podía deducir una sola cosa: Algo estaba ocurriendo y Joel trataba de esquivarme por ello.
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Just Friends | Joel Pimentel | Adaptada.
FanfictionNo esperes el último momento para decir cuánto amas a una persona...