EPÍLOGO

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Cinco años después.

Dónde todo cambia.

—¡Allyson! —mi amiga Cristal me llama —, apúrate.

—¡Ya voy! —respondo de la misma manera, termino de arreglar mi cabello ondulado en las puntas para la entrevista de trabajo.

Cinco años donde no sé si Sam tiene novia, donde no tengo la mejor idea si ya formó familia, donde no sé nada de él.

—¡Terminé! —exclamo mientras abro la puerta, Cristal me sonríe al verme, está preciosa.

—¡Vamos!

Ella me toma de la mano, sacándome de nuestro apartamento rentado en New York, mi felicidad había durado bastante, aunque aún me doliera el hecho de que papá y mamá, junto con Clau, habían muerto frente a mí, sus últimos suspiros, sus enérgicas personalidades, los amaba. No debían morir, pero tal vez, así lo quería el destino. Dejarme sola, restregarme en la cara que las personas eran felices en mis narices.

—¡Mami! —mi pequeña hija, nombrada como mi hermana menor corre a verme, sus pequeños brazos se extienden para que la lleve conmigo.

La había adoptado hace dos años, la había visto sola, mirando las calles por un pequeño ventanal.

—¿Qué pasa, Clau?—le pregunto.

—Tengo hambre —hace un mohín, recordándome a Sam, quien hacía ese puchero cuando tenía hambre —. Y Cris dice que comí demasiado.

Cris ríe ante el comentario de la pequeña, —Clau, eres una niña muy comelona.

—¡Eso no importa! —exclama —, tengo hambre.

*

Me dejo caer en el asiento de cuero, mis manos están sudando, mi corazón late de manera apresurada, tengo miedo, me siento nerviosa. Quiero obtener el empleo.

Kate se levanta de su asiento con usa sonrisa en su boca, —El señor Boust ya puede verla, señorita Pattison.

Me levanto con una sonrisa en mi boca, —Espero lo hagas bien —Clau, mi niña me sonríe de manera tierna, sus mejillas regordetas se marcan al sonreírme.

—Lo haré por ustedes.

Ambas me sonríen para después ir en dirección a la oficina del señor Boust, decían que es un hombre amable, carismático y un buen líder, golpeo la puerta para escuchar un "pase" de la manera más cordial posible, empujo la puerta y levanto la mirada.

—Samuel —me quedo petrificada en mi lugar, él simplemente me mira sin mucho interés para después señalar el asiento.

—A mi también me alegra verte, Allyson —dijo, su expresión pasa de ser amable, a una máscara fría, donde se limita a observar los papeles sin la mayor atención posible.

—Vaya, no esperaba verte.

Mi corazón acelera su ritmo, sus facciones en estos cinco años han madurado, ya no parecía a un adolescente de diecinueve años, ahora se nota mejor que es un hombre de ya casi veinticuatro años.

—Toma asiento —su voz, me ordena de manera fría, su voz ya no era como la recordaba.

Se toma mucho mejor el papel de Jefe. Me siento frente a él, su mirada ya no trasmite lo que era antes, quisiera decirle lo mucho que lo quería.

Aun lo amaba.

Pero el ya no me veía de la misma manera, me veía de una manera tan profesional, que yo envidio, su expresión es seria, el lenguaje corporal que expresaba es tan normal, parecía ser un jefe, cumpliendo su papel.

—¿Quería preguntar algo más, señor?—se siente realmente extraño decirle de esa manera.

Señor.

Y tenemos la misma edad.

—Si, esa niña que venía con usted es su hija, ¿No?

Con el usted veo que se toma muy de verdad su trabajo, dejo mis manos en mi regazo, asintiendo.

—¿Y no tiene padre?

Sacudo la cabeza, nerviosa, —Cristal debía cuidarla, ella es una buena niña y...

—Le creo.

Empuja su asiento hacia atrás, revelando un bonito esmoquin negro, su camisa blanca bien puesta junto con una corbata negra, perfectamente colocada, el olor de su perfume entra por mis fosas nasales.

—Es una niña muy obediente —se levanta de su asiento, abre un cajón muy cercano a él, me permito detallar su cuerpo, había cambiado de manera drástica.

Su forma de hablar, su corte, sus palabras, como habla con las personas, quería al antiguo Sam, que que quería con todo mi ser, volver a recuperarlo.

—Espero verla mañana temprano, señorita Pattison. Y no quiero ninguna excusa que no se trate de salud o algo personal, si necesita algo puede llamar a Kate, mi secretaria —por unos segundos, sus dedos largos rosan los míos.

En un movimiento rápido tomo la tarjeta, me levanto del asiento con lentitud, dejando mis manos a ambos lados de mi cuerpo, tratando de calmar mis nervios. Sam se veía tan inalcanzable, se veía tan frío a como era antes, él deja sus manos en los bordes de su escritorio y por primera vez en el día sonríe, de una manera cálida.

—A mí también me alegra verte, Allyson —suelta de manera lenta, siento mi corazón latir de manera apresurada.

Sonrío, —Hasta luego, señor Boust —me despido de manera amable.

—Puedes llamarme Sam, ahora puedes irte.

Sonrío para después irme, cierro la puerta para soltar aire, me siento una estúpida.

Aunque, ¿Aún tendré oportunidad con él?

*


El Chico De La Cafetería (Español) ✔️ [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora