Primer acto | 1

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La lluvia torrencial caía sobre el cuerpo del chico con el cabello gris platinado

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La lluvia torrencial caía sobre el cuerpo del chico con el cabello gris platinado. El frío calaba sus huesos, pero la adrenalina le quitaba la sensación del frío. Su pecho subía y bajaba sin un ritmo fijo. Sus nudillos dolían como la mierda, aunque estaba seguro que el sujeto que estaba en el suelo inmóvil sufría más.

—Entonces, te volveré a preguntar —su voz ronca se escuchó por sobre el ruido que hacía el agua golpeando el techo de lámina que estaba a su costado —. ¿Dónde está mi mercancía?

—N-no, no lo s-é.

Yoongi chasqueó la lengua —. Respuesta equivocada —esta vez la suela de su bota chocó contra las costillas del señor, haciéndolo gemir con más dolor —. ¿No tienes una familia? ¿No dijiste eso una vez? Por eso comenzaste a trabajar para mí, porque tenías una familia qué mantener.

—N-no, por-por favor.

El peli gris se hincó para estar a su altura, de esa manera en que solo los asiáticos podían hacer, una sonrisa cínica en sus labios.

—Tienes cuarenta y ocho horas para pagarme por la mercancía robada, Kim, sino quieres que tu casa sea la siguiente en arder hasta las cenizas.

Y sin más, le levantó para alejarse del sujeto.

Min Yoon Gi alias el puto psicópata pirómano de todo Daegu. Era un traficante de drogas más importante de la región, había tenido la vida más mierda, por lo que no le importaba nadie. Había trabajado para una mafia de matones de Corea del Sur, pero alejándose por haberse cansado de seguir las reglas de alguien. Las personas le tienen tanto miedo que ni el mismísimo líder de la mafia se negó al dejarle irse solo para seguir con su vida como él quería.

A sus veintiséis años había vivido tanto y dormido tan poco.

Ya no se quejaba. Min Yoon Gi hacía mucho tiempo que había dejado de quejarse por lo que pasaba en su vida, en lo único que se quejaba era cuando su mercancía no llegaba a tiempo o tocaban los cojones tan temprano. Fuera de eso, él era un chico rico que vivía sin límites, pues no había nadie que pudiera decirle qué no podía hacer y qué sí. Era un puto desalmado.

—Hyung —la voz de Namjoon, uno de sus mejores amigos, se escuchó a un lado de su rostro —. Hyung, mierda, esto es un puto desastre.

—¿Eso de ahí es un condón usado? —la voz de Hoseok también se hizo presente, —mierda, hyung, qué puto asco.

Yoongi gruñó mientras abría los ojos. Las cortinas habían sido corridas, la luz de la tarde entraba por la ventana y sus dos únicos amigos se encontraban mirando su habitación post-sexo con una mueca de asco total. El mayor gruñó, tenía el inicio de una resaca y su cuerpo ya no se sentía relajado como después de un orgasmo.  

—¿Qué hora es? —preguntó, estirándose en la cama sin importarle lo más mínimo si sus amigos veían su desnudez, igualmente sabía que ellos continuaban mirando su pequeño desastre, decidió sentarse sobre la cama y encender un cigarrillo. 

Creep | ʸᵍ ⁿʲ ʰˢWhere stories live. Discover now