007;

1.1K 71 3
                                    

javiera.

Mi fin de semana se basó en revolcarme en mi cama o, en su defecto: en mi sillón, sintiendo compasión por mi corazón y situación. Mi mamá actuó empática y cariñosa, pero me daba un poco de espacio para que pudiera llorar tranquila, porque mis esperanzas habían sido rotas y yo me sentía como si me hubiera pasado un camión encima. Había pensado en la posibilidad de faltar el lunes, pero al preguntar obtuve un rotundo "no" y una charla sobre no huir de mis problemas y aprender a enfrentarlos porque ya estaba grandecita.

será po.

Ese día llegué antes que el Mateo y por una parte eso me alivió, porque pude respirar tranquila, pero a los cinco minutos el señor tebesoperonomegustas hizo su aparición. Había tenido tiempo para pensar y reflexionar sobre la situación, así que había llegado a la conclusión de que ambos hicimos cosas equívocas: yo por haberlo besado a pesar de sus constantes rechazos anteriores y él por haberme dado alas en última instancia, porque no es que se haya comportado como un santito, no, yo pude sentir lo emocionado que estaba, y no creo que esas partes del cuerpo mientan.

—Hola, Javi —murmuró cuando llegó a nuestro lugar. Lo miré de la forma más indiferente que pude y asentí con la cabeza para luego devolver mi atención a mi teléfono, en donde estaba leyendo una novela en Wattpad.

Podía verse infantil mi actitud, pero ¿qué esperaban de mí? No soy una persona muy madura y creo que el viernes quedó todo claro, no tendríamos de qué otra cosa hablar.

Y los siguientes días pasaron tan lentos e incómodos que cuando llegó el viernes suspiré feliz porque no tendría que verlo por dos días, lo que era realmente un alivio para mi pobre corazoncito destrozado. Ese día la Barbie iba a ir a mi casa a dormir y quedó en llevar chelitas para pasar mis penas de amor. Por esa razón era mi mejor amiga: podía hablarle tantas veces del Mateo y ella aun así me escuchaba y apoyaba.

—Es que, Barbie, yo sabía que no tenía que ilusionarme tan rápido, pero ¿cómo no iba a hacerlo? Él estaba tan cómodo con mi presencia y hablábamos tanto y hasta nos reíamos, ¿cachai? Yo lo hacía reír —tomé un sorbo de mi lata—. Estaba tan feliz con nuestra situación y tenía que cagarla chantándole un beso po. La tenía que cagar —resoplé e hice un puchero.

Pucha, wawa —se arrastró hasta quedar a mi lado en el piso de mi habitación y dejé caer mi cabeza en su hombro mientras ella pasaba un brazo por mi espalda  y me hacía cariñito en el pelo.

—Y me da pena, porque no sé hasta cuándo la profe nos va a tener en estos puestos y no creo poder soportar otra semana sentada a su lado sin ponerme a llorar o gritarle en la cara. Y pucha oh, yo sé que no todo es su culpa, si fue cosa de ambos, pero no puedo evitar sentir rabia porque me da rabia po, rabia y pena.

Ella suspiró y asintió con la cabeza—. Sí po, como tú dices: fue cosa de ambos. No creo que quieras hablar con él, porque en verdad no sé de qué podrían hablar en este momento, no van a quedar como amigos así como así, capaz en algún momento lejano, cuando tú ya no sientas nada por él y la situación ya no sea incómoda... ¿Y si hablamos con la profe y le decimos que debería ir rotando los puestos cada mes? Le chamuyamos y le decimos que así compartimos más con otros po.

Levanté mi cabeza y la miré sorprendida y feliz—. ¡Erís seca!

Dicho y hecho, el lunes apenas vimos a la profe le contamos nuestra idea y dijo que estaba bien, que el otro lunes nos iba a cambiar de puesto nuevamente.

Ya, Javi, una semana solamente, ¿qué puede pasar en una semana?

La semana fue lo más incómodo del mundo: solo nos saludábamos; había dejado de ayudarle en matemáticas; nos lanzábamos miradas incómodas —que estoy segura todos en el curso ya intuían que algo sucedía, porque eran muy copuchentos— y  no nos despedíamos. Además, había comenzado a circular el rumor de que se estaba comiendo con una chica de tercero. Me sentía en la reverenda mierda. Así que el viernes salí a carretear con mis compas para pasar las penas.

—¡Eso, Javi! —me alentó la Anto mientras bailábamos juntas. Me reí porque por fin la estaba pasando bien sin acordarme de señor tebesoperonomegustas.

—Voy a buscar algo para tomar —le dije en el oído y fui a servirme más alcohol no permitido legalmente para mi edad.

Lo que necesitaba.

—Bueno, hola —me dijo una voz un tanto ronca y volteé para encontrarme a un chico que no conocía. Tenía el pelo castaño oscuro y ojos café clarito.

—Eh.. ¿Hola? —fruncí el ceño.

—Agustín —me extendió su mano.

—Javiera.

Nos quedamos un momento viéndonos incómodos y decidí tomar mi vaso y darme la vuelta para volver con mis amigues antes que él dijo mi nombre y me invitó a bailar.

Mh, aceptar o no; ir o no ir, he ahí el dilema.

—Ya, dale —le sonreí y fuimos a donde estaban los weones bailando.

Le guiñé un ojo al Alonso cuando me vio y él me levantó el pulgar y asintió con la cabeza. Me puse a bailar con el Agustín y la verdad es que era bien simpático, me hizo reír harto y bailaba bien.

la lotería.

—¿Salgamos? —me preguntó cuando ya llevábamos tres canciones.

—¿Ahora?

Se rió—. No po, Javi, mañana o el domingo, o dentro de la semana si quieres. Me caíste bien —lo quedé mirando y le sonreí porque para qué venimos con cosas, era bastante lindo y simpático.

—Ya, salgamos el domingo.

Me dio su instagram y lo seguí para así quedar en contacto, ya que a pesar de que no ponía color por el número de teléfono no se lo iba a dar así como así. Primero iba a ver cómo se comportaba fuera del carrete.

Luego me despedí porque ya eran las dos y media y me estaba dando sueño, así que fui a buscar a mis amigues y les dije que ya me quería ir, así que pedimos un uber y nos fuimos todos juntos. Primero dejamos a la Barbie y a la Anto en la casa de la primera y luego el Alonso se quedó en mi casa.

—Llegó el parcito —dijo mi mamá desde el sillón cuando entramos.

—Sí, ¿y tú?, ¿qué estai viendo? —con mi amigo nos acercamos y nos sentamos en el sillón, uno a cada lado. Y como mi amigo es un chupapico le dio un beso en la mejilla a mi mamá y le dijo que se veía hermosa.

—Tan tierno y chupa medias este weón —le apretó la mejilla y yo me reí—. Me puse a ver una película. Hay pan en la cocina por si tienen hambre.

—¡Yo tengo hambre! —el Alonso levantó su mano.

—Anda a servirte po, no querrás que yo te lo haga —le dije.

—Tía, su hija es bien pesá, no sé qué le pasó si usted es tan simpática —dijo antes de levantarse e ir a la cocina. 

Ella se rió y siguió viendo la película.

—Oye, mamá, ¿mañana puedo salir con alguien? —le hice ojitos.

Me miró y entrecerró sus ojos—. Mh... ¿Y quién sería este alguien?

—Un cabro con el que hoy se estuvo pelando, tía —le dijo el Alonso saliendo de la cocina con un pan en la mano.

—¡Weón copuchento! —le dije enojada y él se rio.

—Mh... Ya, pero no vuelvas tarde y me avisas dónde vas a estar, ¿estamos?

Asentí con la cabeza y le saqué la lengua al Alonso.

holiiiiiii, nuevo capítulo y un nuevo personaje:0 ¿quién será este señorito? pronto lo averiguaremos.
espero estén bien y se cuiden mucho del covid, porque recordemos que esto no es juego.
síganme en ig: @/enteragila.w
sino les acepto la solicitud me envían un mensaje o algo para saber que vienen de aquí, ya que me han llegado solicitudes de personajes que me conocen en la vida real y jeje no thanks.
anywayyyyyyy, #JusticiaParaAntonia porque Martín Pradenas es un violador y merece pudrirse en la cárcel.

besitos.

dame la pasáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora