Apenas pude terminar de comer. No sé qué clase de primera impresión le haya dado a Alejandra, pero que me haya hablado me llenó de valor para poder cambiar de canción y levantarme de la silla para dar un paseo por los lugares cruciales de la preparatoria.
Ya saben, el lugar donde comprar comida por si me da más hambre de lo normal y el lugar donde ir a tirar esa comida por si me hace daño. Es hora de Led Zeppelin, para agarrar más valor.
En mi antigua escuela no solía salir del salón, así que esto era algo sumamente nuevo para mí. Solo espero no meter la pata, por favor.
Así finalmente logré ponerme de pie. Con el volumen a tope, el gorro de la sudadera puesto y las manos en los bolsillos, salí con paso firme y decidido hasta la puerta del salón. Para mi fortuna, el que parecía ser el matón del aula estaba apoyado en el marco de la puerta... Si mal no recuerdo su nombre era Anthony...
Hasta ahora me he aprendido algunos nombres, solo de gente crítica o importante, o potencialmente peligrosa. Bueno, en realidad solo me he aprendido unos cinco o tal vez solo tres nombres. El resto de personas no se ven trascendentes para el transcurso de la historia, creo.
Sé que el gordito que se sienta frente a mí se llama José Fernando y la chica adicta a la azúcar, Alejandra. Luego están Anthony y sus matones.
Obviamente en cada salón hay un grupo de matones que no vale la pena explicar que es lo que hacen porque seguramente ya lo saben, pero son muy intimidantes y seguro que más de alguna vez me pedirán dinero o me golpearán. Ya lo tengo muy bien estudiado.
Volviendo a Anthony, era el tipo más alto del salón, me llevaba algunos veinte centímetros de altura quizás. Como sea, era delgado y no se veía tan fuerte, pero tenía esa mirada fría y seria que posiblemente significaba "nos vemos a la salida, animal". Definitivamente no quiero problemas con él.
Mientras más me acercaba, más me resignaba a salir, pero tenía un plan perfecto. Pasar lo más rápido posible dándole la espalda y fingir demencia. No podía fallar.
Justo estaba ejecutando la primera parte de mi plan perfecto cuando sentí una esquelética mano fuerte sobre mi hombro derecho. Maldición... Maldición... Maldición... Incluso uno de mis auriculares se salió de mi oído y logré escuchar la voz de Anthony dirigirse a mí.
— Ah chico nuevo... ¿A dónde vas con tanta prisa?
A este punto ya estaba sudando frío...
Dinero... Seguro quiere mi dinero, pero no tengo más que unos veinte billetes o tal vez menos... Esto ni siquiera llega a ser un dólar... maldita devaluación...
De repente sentí como esa mano que se había posado a mi derecha se convertía en un brazo entero rodeándome por la espalda convirtiéndose en... Una especie de abrazo/apoyo... No lo sé.
— Ven. ¿Ariel, verdad? — Me dijo con amabilidad, ignoraré el hecho de que dijo mal mi nombre. — Te mostraré el lugar... Imagino que no lograste venir a la semana introductoria, si hubieras venido no andarías con el uniforme. — Terminó entre risas.
¡Ahh, papá! Gracias de nuevo por no avisarme acerca de esa semana introductoria. Pero lo que más me preocupa es que en esta ciudad no funciona mi capacidad de leer las apariencias de las personas. ¡Pero no me dejaré engañar tan fácilmente! Esto es solo el primer contacto con el potencial enemigo... Aunque no podría verlo así, ya que no suelo enfrentarme con nadie... En fin, comencé a caminar a su lado sin decir nada.
— Me gusta lo que escuchas. — Agregó. — ¿No está un poco fuerte? Puedo oírlo hasta aquí arriba. En fin, a ver si me recomiendas algo luego.
Dejó a sus matones en la entrada del salón y comenzamos a caminar en esa misma posición. Avanzamos por varios pasillos, enfrente de muchos salones donde todo el mundo lo saludaba, al parecer no era tan malo como pensaba... Pero sigo desconfiando, normalmente me cuesta borrar mis prejuicios contra las personas a las que analizo por apariencia...
Logré sonreír un par de veces con los chistes y bromas que hacía mientras me daba el tour. Al final logró mostrarme los lugares críticos que necesitaba y otros más que no había considerado, como el gimnasio y los laboratorios de ciencias. Sin embargo un llamado de la naturaleza me hizo abandonar el tour de repente.
— Hmmm... ¿Anthony?
— ¿Sí?
— Tengo que... Irme...
— ¿Irte? Aún faltan las clases después del receso.
— No es eso... Es... Otra cosa...
— Ah... Oh... Ya... Necesitas... No sé... ¿Papel? ¿Servilletas? ¿Periódico?
— No... No... No es dos...
— ¡Perfecto! ¿Sabes cómo volver no?
— Sí... Y... Gracias por la guía...
— Ah ni lo menciones, cualquier cosa que necesites solo avisa.
Me coloqué el otro audífono, esta vez bajando el volumen, y me despedí de la forma más lamentable posible. Hice una reverencia con una leve inclinación de mi torso. A este punto ya han de imaginarse que veo animé o hentai... Me han de considerar un raro o que no me baño...
Salí casi corriendo de ahí y me dirigí finalmente a los baños. Esperaba a que fuesen un asco como los de mi vieja escuela, pero eran unos baños muy pulcros y relucientes a decir verdad. Pero no habían urinales, lo cual me parecía muy raro, me encogí de hombros y entré a uno de los sanitarios a hacer lo mío.
Mientras estaba en el placer de dejar ir los líquidos de mi vejiga logré escuchar unas voces afuera, más bien eran como gritos de... ¿Alejandra?
— ...Entonces ¡Boom! No sé... Creo que lo asusté y gritó, o hizo algo así como ¡cuí!.. Fue muy divertido...
Así que... Se burla de mí... Debí imaginarlo...
No... Esperen. Esa no debe ser mi mayor preocupación en este momento... Algo no está cuadrando. Acaso este es... ¿¡El baño de mujeres!? ¡Debí imaginarlo! O sea... Las líneas rosas... La falta de urinales... Claro... ¡Es que soy un estúpido!
Inconscientemente di un golpe en la pared para reprochar mi error y de repente las voces y risas de las chicas pararon. Luego de unos segundos escuché un...
— Amiga... ¿Está todo bien ahí adentro?
Era Alejandra... No podía responderle... Era imposible... Mis imitaciones de voces de mujeres son muy malísimas y lamentables así como mi personalidad.
Un segundo llamado se dejó oír y fue cuando aproveché para guardarme mi asunto en mis pantalones... Por si acaso...
— ¿Amiga?...
¿Pero qué le pasa? ¿Acaso todas las chicas son así de amables como para preocuparse por una persona que no contesta adentro del baño?...
De repente hubo un incómodo silencio y luego empezó un murmullo apenas audible...
El murmullo paró y, tras eso, el sanitario de al lado se abrió, escuché como alguien se subía al tanque del inodoro para luego escuchar una voz angelical desde el cielo que decía...
— ¿Ami... ga?...
Elevé la mirada en dirección de esa voz y mis ojos chocaron ante la mirada atónita y de sorpresa de Alejandra, que pasaba de mis ojos a mi obra de arte dorada cada cierto tiempo... Definitivamente hice un "cuí" en mi mente...
Estoy perfectamente fregado.
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La Trágica Pero Divertida Vida De Adriel
Teen FictionLa difícil o extraña adaptación de un chico de preparatoria en una nueva ciudad, con nuevos intereses y amigos... ¿Qué malo podría pasar?