Después de andar lo que a ella le pareció una eternidad, encontró una casa con forma de pentágono. La puerta era morada, al igual que los marcos de las ventanas y los arbustos que había visto anteriormente. Se fijó en lo que podía ver dentro de la casa a través de las ventanas, y se dio cuenta de que había muchas luciérnagas bailando a la vez que observaban lo que ocurría fuera de la casa. También vio una extraña estatua rodeada de humo, con un cuenco entre las manos, y tapada con una especie de bata.
Estaba nerviosa, le temblaba todo. Contó hasta trece y, con una actitud decidida y valiente, se acercó a la puerta para llamar.
Antes siquiera de que le diese tiempo a acercar la mano a la puerta, esta se abrió y apareció un extraño animal: volaba ¿o flotaba? Viana ya no lo tenía claro; todo esto le parecía mentira. Era blanco grisáceo, tanto que parecía semitransparente; tenía unos largos bigotes y todo su cuerpo brillaba. Además, un rombo completamente blanco lucía en su cabeza.
Viana se quedó petrificada al verlo cuando este... ¿dragón? abrió la boca para decirle que entrase porque Úrsula la estaba esperando. Intentó disimular su miedo y su sorpresa, aunque seguramente fuese en vano. Siguió al extraño animal a través de un largo pasillo, el cual estaba iluminado solamente por las luciérnagas que había visto desde fuera. De repente el dragón se paró frente a una puerta de dos hojas con relieve de flores moradas. Se abrió enseguida y Úrsula se dejó ver.
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¿Es todo esto un sueño?
FantasyViana descubre un nuevo mundo, su mundo nativo. Pero... ¿es todo un sueño o es la pura realidad?