Úrsula era alta y delgada, y parecía tener una piel suave. Su expresión mostraba una mezcla de sarcasmo, seriedad y sonrisa. Sus puntiagudas orejas salían a través de los mechones de pelo rubio casi blanco, ondulado y largo, que estaba medio recogido con una diadema diferente a las habituales. Era muy sabia, y a simple vista parecía una persona con carácter fuerte, borde y sin ninguna muestra de afecto. Se percató de que de la mano de Úrsula colgaba una especie de llavero con forma de pájaro, de donde salía una luz azul fluorescente y, de repente, un cuervo con un bozal blanco se posó en el hombro de Úrsula. Viana no supo reaccionar; se quedó embobada mirando al cuervo hasta que este emitió un sonido nada agradable para su oído, por lo que enseguida apartó la mirada del cuervo para dirigirla a Úrsula.
Úrsula miró con sus ojos almendrados primero al cuervo y después a Viana. La cogió de la mano y, sin decir absolutamente nada, la condujo al jardín. Al igual que la casa, el jardín tenía forma pentagonal, con árboles altos, grandes y verdes. Viana se percató de que en ese jardín había más seres fantásticos, aunque cada uno estaba sumido en su mundo. Vio a un hombre tocando la flauta dulce sentado a los pies de un árbol que, si había visto bien, tenía la forma del cuerpo de un ser humano que escuchaba atento la dulce melodía.
Había, por supuesto, otros seres fantásticos, pero además de este peculiar árbol lo que le llamó la atención fue que el dragón que antes le había abierto la puerta ahora estaba jugando con otros dragones. Cada uno de ellos era único.Viana se quedó estupefacta. Úrsula la llevó hasta un lugar algo más apartado, donde la chica de pelo atardecer mediterráneo se dio cuenta de que allí también crecían aquellos arbustos morados que ya había visto en el camino y en la novela que había estado leyendo.
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¿Es todo esto un sueño?
FantasyViana descubre un nuevo mundo, su mundo nativo. Pero... ¿es todo un sueño o es la pura realidad?