Parte Única.

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Una completa estupidez.

Así era como HyungWon describía las clases online que no solo su universidad había adoptado, sino que todas las instituciones educacionales de su país, frente al contexto mundial que se vivía.

Y es que no era menor el hecho de que una enfermedad se hubiera expandido con tanta rapidez, y descuido, hasta convertirse en una horrible pandemia.

A nivel mundial, los países comenzaron a tomar medidas sanitarias para tratar de frenar los contagios y que así no se siguiera expandiendo. Se cerraron centros comerciales, colegios, universidades y hasta las fronteras para mayor seguridad. Hasta se decretó cuarentena para ciertos sectores con mayores contagios.

Aunque la gente seguía siendo realmente desconsiderada e irresponsable. HyungWon lo sabía perfectamente. En otros lugares no respetaban la cuarentena y el distanciamiento social, provocando que el COVID-19 no se controlara en su totalidad.

De verdad que no entendía como existía gente tan poco empática y egoísta. No era justo que algunos vivieran tan cómodamente, instaurando una "normalidad" que no existía ni aquí, ni en ninguna parte del mundo, mientras el se aseguraba de salir de su querido hogar solo cuando fuera extremadamente necesario, y que cuando lo hacía, tomaba todas las medidas preventivas como usar mascarilla, lavar los productos que compraba, entre otras.

Sin embargo, aquello era una molestia aparte de lo que en realidad le irritaba esa mañana.

Se removió entre las cálidas mantas al sentir la maldita alarma de su celular. El de cabellos rosas quería ignorar el odioso sonido y volverse a dormir en su cómoda cama junto al cuerpo durmiente que descansaba junto a él. Pero no podía, tenía que levantarse y asistir a esa tonta clase online de las nueve porque era importante.

A regañadientes apagó el sonido de la alarma, para luego voltearse y rodear con uno de sus brazos la espalda ajena. Dejó que una de sus mejillas se apoyara en la piel desnuda, dirigiendo su vista taciturna y somnolienta hacia la ventana cubierta por las cortinas celestes. Los rayos de sol traspasaban la tela débilmente, iluminando la habitación con una luz tenue.

Se quedó unos momentos así, sintiendo el aroma ajeno inundar sus fosas nasales y dibujando con la punta de sus dedos trazos en su piel desnuda. Le encantaría quedarse en la cama todo el día junto al de cabellos azabaches, dejando que este le mimara hasta el cansancio. Ver una película quizás, comer chucherías o tan solo dormir entre sus fornidos brazos horas y horas. La idea era demasiado tentadora, pero nuevamente una voz en su cabeza, muy odiosa, le recordó que debía asistir a la clase o se le volverían a acumular los deberes. Suspiró desganado, derrotado por su propia consciencia. Presionó sus abultados labios sobre la piel caliente de su novio, allí en medio de su espalda donde antes descansaba su mejilla izquierda. Un beso suave, cargado de cariño y dulzura.

Se alejó de el, sentándose en la orilla contraria de la cama. Si no se levantaba en ese instante, sería tarde y cedería ante la caprichosa idea de volverse a dormir abrazado al mayor. Restregó sus ojos con pereza, soltando un bostezo.

Se iba a levantar para dirigirse a darse una ducha que por fin lograra despertarlo aun que sea un poco. Pero unos fuertes brazos rodearon su cintura con insistencia, sin dejar que se levantara.

-WonHo, suéltame, tengo clases.- Murmuró con un puchero entre sus labios, intentando deshacerse del agarre del contrario, aunque no quisiera hacerlo realmente.

-No quiero, quédate conmigo, ¿si?- Susurró suavemente, aún algo adormilado. Enterró su rostro en su espalda baja, hacia uno de sus costados. HyungWon llevó una de sus manos a sus desordenados cabellos, acariciándolos suavemente. Malditas clases.

Online Class.× HyungWonHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora