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Descarado.

Así lo había catalogado a Jeon ante semejante petición. Jimin estaba fastidiado, molesto, por que a pesar de tratarlo con respeto y estar agradecido por su nuevo empleo. Aún odiaba con todo su ser a Jungkook, y de no ser por MinSeo, no habría aceptado todo esto y evitaría verle la cara si fuera posible.

Sin embargo ahí se encontraba, caminando por la tienda en busca de algo decente para cocinar. Ya que estaba seguro de que Jungkook tendría un estómago delicado. Ni siquiera sabía porqué había aceptado, simplemente pensó que no podía rechazarlo y volver a poner sus vidas en riesgo.

A decir verdad Jungkook podría haber ido a cualquier otro sitio, podría haber pagado cualquier hotel que se le antojase de la ciudad para pasar la noche. Pero una parte de el, tal vez, quería conocer aún más la vida de su enemigo. Aún si eso significase salir de su zona de confort.

Jeon por otra parte se encontraba cuidando de MinSeo, nunca le agradaron los niños sin embargo, la pequeña tenía algo que lograba hacerlo sentir cómodo.

-Entonces ¿No vas a la escuela? -preguntó nuevamente el pelinegro.

-Nop - respondió con ternura- Papi se asegura de enseñarme, ¡mira! -corrió hasta un pequeño mueble y le mostró al mayor un par de cuadernos viejos - Mientras Appi trabaja, Yo -se señaló a sí misma- aprendo a leer con la señora Kim.

-Eres muy inteligente -concluye el mayor, admirando la valentía de la niña.

No quiso seguir preguntando, prefirió observar con detenimiento el lugar y aún que se sentía disgustado, recordaba que el lo había impuesto así y una pequeña culpa se instauraba en su corazón.

Pero era demasiado orgulloso para aceptarlo.

-Llegué. - avisó un pequeño rubio al entrar al hogar, caminó hasta su hija y depositó un beso en su coronilla. Luego se dirigió hasta la cocina dejando las bolsas de las compras y comenzando a preparar la cena.

-Appi, ¿Hoy cenaremos? -preguntó con emoción la menor.

-Si cariño, hoy cenaremos. -sonrió el contrario, observando la felicidad en los ojos de la niña.

Allí, observándolos a ambos, Jungkook se dio cuenta que su ambición y deseo de venganza habían logrado una atrocidad. Y de que la infelicidad de esa pequeña familia era nada más y nada menos que su culpa, y aunque se sentía realmente mal por eso, una pequeña voz en su cabeza aún seguía reclamando que la culpa de todo no era más que la de el difundo padre de Jimin, y quería convencerse así mismo de ello.

La idea daba vueltas en su cabeza, y luego de comer una agradable lasaña junto a ellos, viendo el amor que irradiaba la mirada del rubio hacia la pequeña, se convenció de que los ayudaría.

No es por Jimin, es solo por la pobre pequeña.

Trató de convencerse, repitiéndose una y otra vez que sentía lástima por la niña y nada más que eso.

Observó a Jimin levantar los platos mientras la niña contaba todo tipo de anécdotas graciosas; luego comenzar a fregarlos en el lavabo para quedarse estático unos segundos con preocupación en la mirada.

Por otro lado, el rubio se encontraba en un gran dilema. Había gastado lo poco que tenían en una buena cena para gusto de su ahora Jefe, sin embargo otro problema se presentaba frente a sus ojos; su apartamento constaba de un solo ambiente, por lo que su pequeña y él dormían en el sofá todos los días; más allá de eso no había una habitación o si quiera cama para ofrecerle al invitado.

Jimin se sentía avergonzado, sin embargo se le ocurrió que tal vez la señora Kim, quien también era su vecina, tendría tal vez un colchón para comodidad del mayor.

Giro Inesperado ~✨ Kookmin ✨ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora