PRÓLOGO

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Bejamín Ferreira conducía alta velocidad por la avenida principal. Debía llegar pronto al edificio donde su padre tenía las oficinas de importaciones de vinos para hablarle de una propuesta de asociación con los mejores productores de vino y leche del país.

A pesar de tener poco tiempo en el mercado de producción de vinos y ser pioneros en su propio país, eran los mejores en el campo.

Sacó su móvil fijando su vista en él y marcando a su padre para avisarle que llegaría un poco tarde a la reunión. Al levantar la vista tuvo que frenar de repente, no vio cuando la luz del semáforo cambió a rojo y casi se lleva a un chico que pasaba sobre la cebra de la carretera.

Vio caer al chico delante se su auto y su corazón casi se detuvo. '¿Será que lo he atropellado?' —se preguntó—. Pero luego advirtió cómo se levantaba. Y se llenó de rabia.

—Fíjate travesti —le gritó asomado desde la ventana del auto.

Reparó al chico disfrazado con traje de corredor de autos, botas de escalar, lentes de aviador y un sombrero stetson. Se veía ridículo.

Se fijó cómo levantaba el pie y golpeaba su auto con la suela de las botas rayando el auto de una manera dolorosa. Sí. Le dolería lo que le iba a costar la pintura de su vehículo.

—Más travesti será tu santa madrecita, imbécil.

—Me las vas a pagar maldito. ¿Con quien crees que estás hablando? —Benjamín se bajó se su auto y se acercó al muchacho de cuerpo atlético pero delgado y trasero garnde para ser un chico.

—¿Qué, me va a pegar? Hágale si es tan machito.

Benjamín se encaminó al chico y le tiró un derechazo que el muchacho le esquivó al tiempo que le pegaba un gancho en el diafragma dejándolo sin aire para luego darle un golpe con la rodilla en la boca.

Cayó sentado sobre el asfalto de la carretera. Lo observó acercarse, agarrarlo por el cabello y tirar la cabeza de él hacia atrás. Se quitó los lentes y notó los ojos más hipnotizantes, de un color azul y whisky.

—A ver si logras reconocer a una mujer —su voz ronca lo encendió y turbó al mismo tiempo.

Notó cómo se apoderó de su boca violentamente... cómo su lengua enredó a la suya. Se dio cuenta que era su primer beso por la inexperiencia con que lo hacía, pero lo excitó y abrumó por partes iguales.

Luego el chico lo soltó bruscamente y se marchó.

Benjamín quedó sorprendido de ver que todo haya pasado en el tiempo que duró el semáforo de pasar de rojo a verde.

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