CAPÍTULO 1

36 2 0
                                        


Emy llegó a casa de su hermano hecha una furia. Estaba en la puerta esperando a que le abriera para entrar y vengarse.

—Tonto Esteban. Mira que mojar mi ropa para luego enviarme por víveres en traje de conductor de autos, botas de escalar, lentes de aviador y sombrero Stetson. Voy disfrazada. Y yo tratando ser femenina. Razón tenía el imbécil ese en llamarme travesti —bufó.

La puerta fue abierta y detrás de ella apareció Esteban en albornoz. Y con una sonrisa burlona en sus labios.

—¿Alguna conquista?

—Déjate de bromas y apártate.

—Vaya Emy, ¿qué te puso de mal humor?

—Un imbécil que me llamó travesti.

Estaban se rió a carcajadas. —¿Y dejaste que mancillara tu ego de ese modo? —entrando tras de ella a la cocina.

—Me conoces. Sabes que una ofensa de ese calibre no queda impune —colocando las bolsas de la compra en la encimera.

—¿Qué le hiciste mujer? —indagó mientras se tomaba un vaso de agua.

—Le di una paliza, le rayé el carro, lo halé del pelo, lo amenacé con mi navaja especial y lo besé.9

—Cómo... —dijo mientras expulsaba el agua contenida en la boca.

—Tú tienes la culpa —lo acusó—. Si no me hubieras mojado y luego enviado a comprar el almuerzo nada de esto habría sucedido.

—La culpa la tiene Andrés por haberte enviado aquí a convencerme de ser la imagen del nuevo producto.

—Sucede que afortunadamente para ellos pero desgraciadamente para mí, soy la única que puede convencerte de aceptar la petición.

—¿Qué te hace creer que eres merecedora de tal privilegio?

—El hecho de ser tu hermana favorita. Y me quieres.

—Te amo.

—Por eso vas a aceptar a pesar de tus diferencias con los primos.

La miró detenidamente y luego suspiró. —Bien. ¿Por qué le habré prometido a nuestra madre que haría lo que fuera por ti?

—Porque fui la hermana que tanto deseaste. Es hora de irme. Promete que vendrás en cuanto te llame.

—Sólo si es para sacarte de ese lugar.

—Vamos Esteban. Sabes que no sería capaz de dejar solo al abuelo.

—No tienes necesidad de estar allá. Para ser la tesorera de la familia puedes quedarte en mi rancho que también es tuyo. Además, es suficiente con que manejes tu parte de la herencia que asciende a la mitad de la fortuna Acosta.

—Sé lo que quieres decir, pero sólo quiero ayudar.

—Los chicos no lo ven así.

—Confío en ellos.

—Bien. Es tu problema.

—Me voy. El helicóptero familiar me espera.

—Cuídate. Estaré llegando la próxima semana.

***

Benjamín descendió del helicoptero que lo había ido a recoger al aeropuerto y vio a su amigo de Universidad esperarlo apoyado en un todo terreno negro. No había cambiado nada. Seguía siendo tan alto como él. Con una contextura de boxeador. Color dorado, cabello castaño claro, ojos color whisky, cejas pobladas, nariz un poco bulbosa y labios gruesos.

Indómita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora