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Primero, fueron dos policías que ni siquiera conoció, se dedicó a obserbar el lamento y las lágrimas de las personas a su alrededor, le importó tan poco, que los nombres de estos se esfumaron al poco tiempo de su memória, continuó como siempre, como si no hubiera ocurrido nada.

Los siguientes, fueron Gonetti e Ivanov, se había cruzado con el primero alguna vez en comisaría, pero solo intercanviaban saludos o despedidas cuando se encontraban por los pasillos o cuando entraban o salían de servicio. Con el segundo, en canvio, si que había hablado en alguna ocasión mas allá de lo reglamentario, aunque a pesar de todo, lo único que le merecía la pena destacar, era aquella vez cuando este se puso celoso al no recibir un abrazo de parte de Conway, su cara de indignación, su enojo e inclusive sus gestos, cada vez que los recuerda se ríe igual que la primera vez, ese también fue el día en el que terminó de confirmar sus sospechas, habían conseguido obtener (por una razón que mas tarde comprendió), un trato especial por parte del superintendente, y todo por hacer lo que mas disfrutaba: sembrar el caos por allí donde pasaba.

Solo bastaron un par de estupideces, unos atracos y secuestros por aquí y por allá y traicionar a un individuo, sí, habían tenido que aguantar las palizas y los insultos constantes del hombre, pero alfin y al cabo... ¿Qué es la vida sin diversión?

Lo importante ahora era el presente, él y Horacio porfin eran miembros del cuerpo de policía, su trato especial con Conway había evolucionado hasta el punto, en el que le podían llamar "papuh", "abuelo" o cualquier otra cosa que se les ocurriese sin temor a después, recibir una reprimenda por parte del hombre, además, Horacio y Volvov habían hecho buenas migas al punto, que ahora vivían juntos, lo que en un futuro le podía resultar muy útil, ya que al fin y al cabo, no había que olbidar que el otro era comisario y que su amigo, apesar de todo, creería todo aquello que le dijese aquel al que consideraba un hermano.

Por eso, cuando un nuevo peligro surgió de las mas oscuras entrañas de la ciudad, no dudó a la hora de escoger la primera fila para poder presenciar así, el momento exacto en el que todo explotara.

Y diablos, mentiría si dijera que no estaba emocionado.

- Mata a uno y prometo, que tú y el que quede viviréis.

Como deseaba matarlos a todos, pero en lugar de eso decidió tentar a la suerte, se negó y soltó la pistola en el suelo para seguidamente, volver ha arrodillarse en el lugar en el que estaba.

Al fin y al cabo, ¿Qué es la vida sin diversión?

No le importaba nada, ni siquiera su propia vida. Él solo quería diversión, espectáculo, algo que le hiciese temblar y sentir que estaba vivo, por eso, cuando la sangre de Torrente le salpicó en el uniforme y su cuerpo ya inerte calló junto a sus pies y a los de Horacio, supo que aquella mafia, de verdad animaría las cosas a partir de ahora.

Todo estaba a punto de volverse muy interesante.

Psicópata (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora