El lobo blanco en westeros

capítulo 5: viejo lobo y sabueso quemado

Las siguientes dos semanas pasaron mientras Geralt continuaba su rutina habitual entre sus lecturas, luchando contra los hijos mayores de Stark y su tutoría de Bran. Aprovechó este tiempo para distanciarse de Eddard, aunque el señor del norte parecía estar ocupado con los preparativos para la llegada del rey Robert. También iría al herrero y al fletcher con los planos para una de las ballestas más básicas que tenía a mano con algunas adiciones de su parte, por lo que es un arma personalizada para Bran.

Geralt intensificó sus duelos con Jon, Rob y Theon mientras los empujaba al límite. Ninguno de ellos había asestado un golpe sobre él, sin embargo, cada vez que los tres luchaban contra los soldados Stark más entrenados, los superaban fácilmente. Era extraño entrenarlos así, haciéndole preguntarse si los hábitos de entrenamiento de Vesemir se habían contagiado. Theon siguió siendo problemático desde que había empujado al Isleño de Hierro durante el descubrimiento de los lobos terribles. A pesar de toda su habilidad, todavía sufría por su exceso de confianza y arrogancia. Aún así, Robb y Jon parecían equilibrarlo cada vez que estaban todos juntos para entrenar.

También ayudó a la familia Stark con sus lobos terribles, que ya eran del tamaño de perros pequeños en el poco tiempo que los Stark los habían acogido. Comían su peso en carne, lo que explicaba su rápido y constante crecimiento. Principalmente se centró en este momento para quedarse cerca de Arya y Sansa, ya que no entendían cómo manejar y entrenar a esos animales. La mayor de las mujeres, Stark, estaba cansada de él, pero mantuvo una formalidad a su alrededor que la conquistó un poco. Supuso que ella lo había recibido de su madre, quien, aunque educada, siempre tenía una actitud de juicio sobre ella. Había aprendido sobre su práctica de ballesta y espada con Bran, algo con lo que no parecía satisfecha. Tal vez ella prefería a Rodrik en la tutoría de su hijo, pero el viejo maestro de armas no había mostrado ningún problema al respecto. Sabía que Catelyn se preocupaba por sus hijos.

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Al final de la semana, Geralt había decidido tomarse un descanso de sus deberes habituales y pasar un tiempo solo. Decidió ir al Godswood, después de haber obtenido permiso a pesar de su última discusión con Ned. Era bueno, al menos, que Eddard no fuera un hombre vengativo, ya que Geralt sentía que si hubiera actuado de esa manera ante cualquier gobernante de su país, sería expulsado o arrojado a una celda de la cárcel ... eso sería si pudieran forzarlo. él en uno. Si acaso quería ir al claro, él y Eddard habían hablado para examinar el árbol Weirwood. Al encontrarlo, se acercaría al árbol de hojas rojas y con una mano tocaría la antigua corteza blanca. Al estar cerca, su medallón pulsó ligeramente, pero era muy débil.

"No queda mucha chispa en ti". Murmuró mientras miraba la cara tallada en el árbol, que tenía una mirada pacífica aunque de otro mundo. "Me recuerda a una fuente de poder". En este punto, se movería para despejar el lugar antes del árbol antes de arrodillarse, tomando el equilibrio meditativo ante él. No estaba seguro de poder aprovechar el poder que tenía el árbol, pero al menos el entorno sería relajante para meditar. Cerrando los ojos, respiraba hondo y exhalaba mientras se concentraba, disminuyendo los latidos de su corazón y abriendo sus sentidos a su entorno. Sin embargo, aprovechó un sexto sentido que tenían la mayoría de los seres inclinados a la magia, a pesar de que su habilidad mágica era muy básica. Podía sentirlo ... un leve temblor de poder sobre el árbol. Era viejo y muy distante un gran poder que estaba siendo profundamente reprimido. Intentaría aprovecharlo como otras fuentes, pero alcanzarlo aumentaría su fuerza de voluntad cada vez más. Era difícil mantener la concentración, haciendo que su cuerpo se tensara durante la meditación.

"¿Geralt?" Una voz suave habló, haciendo que el brujo saliera de su trance. Estaba jadeando, dándose cuenta de que se había perdido en su meditación. Las horas habían pasado por su aspecto, pero su atención se centró en la voz.