En tu mirada

Se trataba de Aarón un joven poco mayor a nosotros, yo lo llevé al hospital esa noche cuando  ella se fue, no tenía hasta entonces manera de asegurar que se trataba de ella, pero normalmente los ojos no mienten. El paciente quedó destrozado con la noticia de que jamás recuperaría un la vista sus ojos estaban muy dañados y fue sorprendente que no muriera en el traslado, parecía que quien lo haya hecho sabía exactamente cómo hacerlo.

—Aquella ocasión fue mi primer interrogatorio pero usted no estuvo ahí.

—Hasta ese momento eras solo un testigo.

—Aún lo soy, mi único crimen ha sido mirar lo que no debía.

—Me has dado la espalda todo el día y no has ido al punto de por qué estás aquí. Se te acusa de atacarla ¿estás consciente de ello?

—He estado presente justo en el peor momento, es casi como si alguien planeara todo contemplando mi presciencia por favor permítase creer en coincidencias.

Le ofrecí lo que cualquiera en mi situación haría, visitar el instituto para continuar su educación y aprender cosas nuevas, pero rechazó mi buena voluntad de ayudarlo, sin embargo no podría culparlo porque no estaba seguro de quien era yo y no podía verme para recordar quizá un breve encuentro en los pasillos. No era importante para mi, yo formaba parte de esa comunidad por las razones equivocadas, solo sabía que hoy más que nunca tenía que hablar con Melissa, no para confrontarla y acusarla de privar de la vista a ese chico, tenia la ligera esperanza de que mis ojos me hubiesen engañado.

El festival careció de asistencia, pocos acudieron pues el miedo ahora los corroe, todo sucedió tan solo a unas calles de distancia en solo un instante. Aún así yo asistí, era una tradición como pocas quedaban en mi vida hasta ese momento. Vi a una mujer muy bella cautivarse por las luces, incluso parecían ser un solo brillo al fusionarse con los destellos de su rostro, fue una escena irrepetible, uno que hoy solo puedo recordarla como una fotografía.

Al día siguiente logré coincidir con Melissa en Saint Louis, era el día de presentar una obra interesante que ella escribió, ambientada por una orquesta estridente, guió al grupo de lectura en braille de tal modo que todos parecían estar viendo una película, tenían la atención puesta en algo indescriptible para mi, algo que yo no podía ver. Ella dejo para mi la obra escrita en su cuaderno, tenía una letra admirable, los trazos más finos y delicados, se trataba de crímenes y traiciones, se robaron entre sí los protagonistas hasta el punto de que solo les quedó robarse el amor unos a otros. Los protagonistas de la obra que escribió no buscaban justificar sus acciones, no importaba lo atroces que fueran "Si existe un Dios, tendrá que perdonarnos" eso solían decir.

Antes de que ella cruzara la puerta esa noche la tome del brazo y la acerque a mi cuerpo, sin quitar el cabello de su rostro la abrace y pude sentir un par de lágrimas caer sobre mi hombro.
El tiempo se había paralizado, ahora los segundos danzaban a nuestro compás. Creí que esa noche sería la adecuada para conversar, pensé que por primera vez iba a poder conocerla sin embargo cuando fui a buscar algo de beber ella se fue y Charles se dio cuenta de lo mucho que me afectaba, así que como hombres en un cantona nos sentamos a beber, conversar y desempolvamos el tablero de ajedrez. Le solicite unos consejos a ese viejo, se había convertido en un gran soporte y solo quería que Aarón le diera una oportunidad al instituto así que fui al hospital nuevamente para visitarlo, faltaban un par de días para que lo dieran de alta pero ahí estaba ella.

No pude quedarme, existía la posibilidad de que ella no supiera que yo lo había llevado ahí, después de todo él ni siquiera me conocía. Entonces fui a casa para enfrentar el insomnio que aguardaba ansioso en mi habitación. Pase la noche investigando las pequeñas posibilidades que Aarón tenía para recuperar la vista, descubrí que al parecer nosotros vivíamos en la zona donde había más casos de ceguera registrados, con el número de habitantes carentes de facultad visual, aunque muchos lo justificaban por la excelencia del instituto y debido a que que la infraestructura de la ciudad era amigable con esas personas, éramos el resto quienes teníamos problemas para ver.