Por allí en la inesperada puesta de las nubes, los buenos días de un Louis quisquilloso demandan nuevas esperanzas.
Tiene razones para mentir, pero sin embargo, él no lo hace. Con gotas de entusiasmo en la punta de sus cabellos y la energía muy por encima de todo el gris en las paredes. Se siente sediento en cuánto se deja observar entre las curiosidades de su madre, muy ocupada como para sonreírle así de alegre.
—Louis. —Ella le saluda.
—Buen día, mamá.
Ella parpadeó y continuó desapareciendo los nerviosismos en el bolígrafo desgastado, el ajetreo presente de manera relevante en los papeles expuestos al borde del escritorio. El misterio yendo por lo indispensable en los labios impacientes de Louis.
Olivia era una mujer atenta, casi jamás perecedora de iras no permitidas, deshumanizada con la excusa de ser demasiado sólida como para enfermarse de compasión y vagamente frágil cuando la seguridad de sus dos hijos peligraba. Lejana a uno de esos tantos médicos infalibles que se mancharon en el piso por pérdidas inevitables.
En esa ocasión, cerca estaba él de verle en el rostro el brillo de un problema único. Y Louis se impacientaba desde dónde miraba.
—Mamá —Se inclina hacia adelante para insistirle—. ¿Puedo saber ya para que me has llamado?
Olivia se detiene cuando le oye, dejando de leer sin paciencia el legajo en rojo que vitoreaba, leía y dejaba que pensar.
—Tengo a alguien para ti.
—Para mí —Corresponde—. Espero que sepas que eso se ha escuchado bastante mal.
Su madre se ríe con toda la gracia.
—Bueno, Louis. Tengo a alguien que quizás ahora mismo necesita de tus excentricidades —Le dedica una burla cercana—. Además, es perfecto para que puedas liberarte de estos asuntos escolares que tienes pendientes. ¿No es cierto que me lo pediste?
Asiente una vez.
—Sí.
Suspira, se desploma como un curioso en la comodidad de su asiento y llega a despegar una sonrisa apretada que no mueve los afectos de nadie. Olivia lee un poco más, aún con la sencillez despreocupada que la caracteriza.
Sabe por anticipado que las feromonas crueles de su madre molestando por aquí y por allá de manera espeluznante eran la consecuencia simple a un paraíso inhabitado.
—Escúchame muy bien, hijo. Puede resultar abrumador para ti en algún instante, y sabes que puedes negarte a tomarlo si no estás en la disposición adecuada —chasquea la lengua, suspira por fuera la pesadez y continúa—, y puede también que no sea posible hacer algo de verdad por él, es un lástima.
Louis reacciona al estímulo.
Bastante.
—¿A qué te refieres?
Ella le mira por encima del archivo enfrascado como un libro cualquiera en sus manos, desenfocada, estaba poco convencida de exponer a Louis en la situación. Con ese motivo antiguo que Olivia tiene para involucrar a su hijo inclusive cuando no necesita hacerlo en lo absoluto. Razones que se movían por sí solas porque Louis hubo sido jovial y capaz de reparar corazones soberbios toda su vida.
Es sencillo observar sus manos cuidadosas temblar a su vez que las rige cuando le ofrece informarse a través del expediente frente a él, el marrón tan suave a la vista y las letras moldeadas de quién ha creado el diagnóstico ahí escrito. Louis se halla en las condiciones de leerlo sin interesarse demasiado, porque en realidad no lo hace.
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Brújula (Nueva Versión)
FanficHarry era una esfinge frágil. Sin embargo, Louis no lo era tanto. [NUEVA VERSIÓN] [EN EDICIÓN]