3. The light

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"Como una melodía nunca cantada,
la verdad está ahí esperando a que la encuentres.
No es una desgracia, sino un remedio,
un claro recordatorio de cómo empezó,
en lo más profundo de tu memoria.

Se alejó mientras tú luchabas por encontrarla.
Oíste la llamada mientras te alejabas,
una voz calmada desde dentro del silencio."

7:00 AM

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7:00 AM

¿Quién dice que 4 horas de sueño no son una siesta reparadora? 

Debería dejar de tomar los energizantes que compra Heavy si quiere dormirse más temprano, tal parece que le afectan más a él que a su hermano.

Otro día más, pensó por costumbre, pero por alguna razón hoy se sentía con mejores ánimos, probablemente porque por fin tenía una razón para esperar el viernes. Quizás tenga que hacerlo más seguido.

El día se sentía bastante fresco, por lo que decidió no utilizar aquel saco blanco por el día de hoy. Tarareando una canción y una vez listo, tocó a la puerta de la habitación contigua para bajar a desayunar junto a su hermano.

Tocó una, dos, y tras ver qué no contestaba a la tercera llamada, decidió anunciar su entrada.
Era tarde para que su hermano no estuviese despierto —Heavy, más te vale que ya estés levantado— se adentró en la habitación y encontró a su hermano tendido en el colchón lleno de palomitas, claramente sin haber dormido por jugar videojuegos toda la noche.

—Si me hubieras hecho caso, no tendrías esa cara amargada— bostezó el pelirrojo para proceder a frotarse los ojos.

—Tienes razón, hoy amaneciste increíble— se burló Dee arrojándole una almohada.

—Cierra la boca, aguafiestas— riendo, Heavy se levantó para prepararse, mirando la hora. Mierda. Hoy no le daría tiempo de ducharse. Corrió hacia su closet sin perder el hilo de la conversación.

—¿A qué se debe el placer, eh, Dee? ¿Un apocalipsis zombie afuera?— bromeó mientras saltaba, intentando cambiarse los pantalones, o más bien, forcejeando con ellos.

—Realmente vine a levantarte porque papá me lo pidió ayer, aunque... quería hablarte de algo— Al final había decidido llevarlo, pues el ojiverde no es precisamente muy bueno para ocultar cosas, lo único que lograría es ser descubierto antes de tiempo.

—¿Qué es? ¿Acaso reprobaste una materia? ¿Descubriste la cura para una enfermedad? ¿Eres gay?— planteó a broma mientras caía al suelo para poder ponerse los pantalones, sin embargo, luego de un silencio sepulcral de al menos 5 segundos y una mirada severa del rubio, se petrificó —Oh, por dios... Lo siento... n-no tienes que avergonzarte, y-yo...— levantó las manos a modo de disculpa, pero fue interrumpido por las carcajadas de Dee, llenado toda la habitación —Debiste ver tu cara, imbécil— continuó riendo, tirándose de lleno en la cama. Tras al menos un minuto, se relajó y se incorporó en la cama.

Otro día másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora